VIERNES Ť 6 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Panteón Rococó demostró lo que debe ser una auténtica banda telonera

Apocalipsis sonoro de Los Fabulosos Cadillacs en el Palacio de los Deportes

Ť En más de dos horas de concierto interpretaron sus rolas más exitosas, en nuevas versiones

Ť Unos 20 mil rude kids hicieron cimbrar el inmueble con su slam dance

JORGE CABALLERO

 Con un concierto impecable/implacable la banda de música popular Los Fabulosos Cadillacs llevó a 20 mil 16 rude kids a frisar un Armagedón/Apocalipsis sonoro la noche del jueves en un irreconocible Palacio de los Deportes; que esta vez sí contó con buena ecualización para el pleno disfrute de la fusión/mezcla musical pulcra de los argentinos; en lo que fue la segunda de tres presentaciones en esta ciudad de la gira Hola-Chau con la que los Cadillacs celebran 15 años de andar en el rocanrol. Como banda telonera estuvo nada menos que Panteón Rococó, que cumplió, por mucho, con lo que debe de ser una banda abridora.

mexico_fabulosos_cadillacsEl Panteón fue recibido como lo que es: la banda más importante en la escena subterránea de nuestro país. Llegaron a su ambiente natural y soltaron La consentida. El primer gran slam dance de la noche comenzó a crearse/formarse/fraguarse, para no menguar en las siguientes nueve rolas de la banda. El mosh pit alcanzó un diámetro equivalente a la plancha del inmueble. La temperatura comenzó a elevarse y los torsos a desnudarse. Una gran foto apaisada/sepia/viva de Emiliano Zapata atestiguó la actuación del lado derecho del escenario.

Desde la segunda rola, Cúrame, los seguidores del Panteón pidieron imperiosamente la canción Marco's hall, composición/elegía más reciente de la banda; la plegaria se repitió seis veces y se posponía cada que comenzaban los acordes de otra rola.

Tocaron otros grandes éxitos: Asesinos, donde el vocalista Luis Rococó lanzó el grito: "¡Que viva México!, pero con conciencia y dignidad"; La dosis perfecta, "dedicada a las mujeres preciosas"; y Toloache pa'mi negra. Pero cuando llegó el solicitado tema, el concierto rozó el Apocalipsis. El Panteón cumplió y dejó al público listo para recibir a Los Fabulosos Cadillacs.

Un ensordecedor griterío recibió a los integrantes de la bandota Argentina y comenzó el concierto con las piezas/rolotas de siempre de los Cadillacs, pero desconstruidas/intervenidas/metamorfoseadas.

Elegantemente vestido apareció el líder de la banda Vicentico: saco azul, camisa roja, corbata y bermudas. La marea de rude kids se compactó, estalló en júbilo y comenzó a saltar sincrónicamente al ritmo de Carnaval. Los sensatos mozalbetes no quisieron perder detalle de la actuación de los ches, lo que provocó que el slam dance se apagara pero los head baning eran incesantes; la mayoría saltó en su lugar y coreó cada estrofa de los éxitos intervenidos de los músicos: Flavio, Albareda, Minimal, Lozano, Ricciardi, Síperman y Rotblat.

Reforzado con un excelente equipo de luces la tocada galopó trepidante y con un Vicentico performeando el escenario con contorsiones/pasos/movimientos que el público festejó con grandes alaridos. Los Cadillacs dividieron su concierto en dos partes; en la primera hora y media elevaron la temperatura a niveles infernales al interpretar V Centenario, más rápida; Calaveras y diablitos, más cadenciosa; Los condenaditos en extended long version con solo de batería y coro incesante "dale la mano al indio, dale que te hará bien; dale la mano a Marcos dale que te hará bien"; Vieja piraña, donde las luces estroboscópicas acentuaron los frenéticos movimientos de los chicos seguidores de los músicos.

Llegaron también las rolototototas Vos sabés, Saco azul y El aguijón, interpretadas elegantemente y con Mal bicho, el desmadre/goce/catarsis de los rude kids provocó que la estructura del inmueble se cimbrara/tambaleara/moviera; pero nadie prestó mucha atención. Y todavía faltaba el encore de 50 minutos y temas como Vasos vacíos, Matador, Siguiendo la luna y Padre nuestro. Absolutamente nadie podía parar la alegre complicidad creada entre Los Cadillacs y su público.