VIERNES Ť 6 Ť ABRIL Ť 2001
Leonardo García Tsao
Juegos y trampas para almas babeantes
Debemos darle crédito a Madonna: a la hora de conseguirse una pareja realmente se buscó a alguien afín. Si ella pudo labrarse, sin el beneficio de un talento musical propiamente dicho, una exitosa carrera a partir de la elección acertada de poses, su marido Guy Ritchie promete hacer lo mismo en el cine.
Después de presentarse como otro hijo bastardo de Tarantino en Juegos, trampas y dos armas humeantes, el realizador británico repite el número en Snatch - Cerdos y diamantes, su segundo largometraje. Es, de hecho, una especie de remake chambón de la anterior, un embrollado relato de gángsters londinenses de diferentes bandos que rivalizan en la busca de un valioso diamante, algunos de los cuales también están involucrados en el negocio del boxeo ilegal.
De manera simultánea, unos gángsters judíos de Nueva York, tres hampones negros singularmente estúpidos, un despiadado gángster ruso, un grupo de gitanos transas y un perro omnívoro, entre otros, se encaminan en una inevitable ruta de colisión de consecuencias violentas pero chistosas en teoría. (El título es, por cierto, un atinado juego de palabras. Si bien Snatch significa arrebatar en inglés -acción repetida con el susodicho diamante- también es una de tantas formas del caló para denominar los genitales femeninos. En efecto, la película es un coñazo, si se me permite usar ese término madrileño).
Es curioso comprobar cómo a Amores perros se le asoció por reflejo condicionado con el cine de Tarantino a partir de similitudes superficiales, cuando hay egresados mucho más patentes de una popular escuela que ha incorporado al cine de gángsters una serie de tics ya diseñados para verse rancios pasado mañana. Esta sería una lista parcial a ser cumplida por el director novato en turno:
1) Establecer una trama inútilmente rebuscada para incorporar a una docena de personajes en acciones paralelas. El chiste es crear una confusión que se haga pasar por complejidad narrativa.
2) Cada personaje se distinguirá por su carácter excéntrico, instancia a ser reforzada con un apodo descriptivo. Ejemplo: Franky Cuatro Dedos, o Tony Diente de Bala. Otra manera de diferenciarlos es acudir a los estereotipos étnicos sin ningún respeto a la corrección política. Los actores deberán ser instruidos a desempeñarse como caricaturas.
3) Siempre que un personaje se refiera a otro, es recomendable introducir una conjugación de fuck antes de decir el apodo. Si puede pronunciar fuck a cada tercer frase, mejor.
4) El gángster ruso es optativo, siempre y cuando sea interpretado por el ex yugoslavo Rade Seberdzija.
5) Cuando ocurra el choque entre los diversos bandos, es de rigor que todos se apunten entre sí con sus armas de fuego, creando el llamado Mexican Standoff. El consecuente baño de sangre debe causar risa.
6) Por lo mismo, es imprescindible una secuencia de tortura que provoque hilaridad. Mientras más elaborada y cruel sea la tortura, la risa de los espectadores estará garantizada.
7) Si el realizador carece de un sentido del espacio cinematográfico y de las mínimas nociones de una puesta en escena, puede recurrir a gimmicks formales como el abuso de cortes rápidos, cámara lenta, top shots, tomas desde el suelo con gran angular, imágenes congeladas... con ver dos horas diarias de MTV se ahorra uno el estudiar en una escuela de cine.
8) No es necesario un compositor para la banda sonora. Una mezcla calculada de pop actual y canciones conocidas (de rhythm & blues o funk, de preferencia) cumplirá como una rocola en servicio permanente. La referencia a Madonna también es útil, sobre todo si hay confianza. (Eso sí, casarse con ella requiere de una habilidad muy especial y queda descartada como opción).
SNATCH - CERDOS Y DIAMANTES
(Snatch)
D y G: Guy Ritchie/ F. en C: Tim Maurice Jones/ M: John Murphy; canciones varias/ Ed: Jon Harris/ I: Benicio del Toro, Dennis Farina, Vinnie Jones, Brad Pitt, Rade Seberdzija, Jason Statham/ P: Ska Films - Matthew Vaughn para Columbia Pictures. G. Bretaña - EU, 2000.