Silvia Gómez Tagle
Fox y sus contradicciones
El presidente Vicente Fox ha pasado en sólo unos días de defensor de los indios a promotor de una reforma fiscal que pretende imponer el IVA a todo tipo de productos, incluyendo alimentos y medicinas. Esta medida afectaría directamente a la población de más bajos ingresos y tendría un efecto inflacionario que afectaría el ingreso familiar en todos los estratos sociales medios y bajos. En el caso de los libros esta medida pondría en peligro una industria editorial que tiene una importancia cualitativa indiscutible, por ser un medio privilegiado para la difusión de la cultura y el conocimiento. ¿Cómo apoyar la educación y al mismo tiempo poner en riesgo la producción editorial en México?
Los zapatistas y los representantes del Congreso Nacional Indígena que se hicieron presentes en la Cámara de Diputados son portadores de un discurso que contiene dos propuestas fundamentales: a) el respeto a la identidad propia y a la diversidad de culturas; y b) la lucha contra el neoliberalismo y las grandes desigualdades sociales que este modelo económico impone como consecuencia inevitable del mercado y del desarrollo. Para que esa histórica comparecencia realmente cristalice en el reconocimiento de los pueblos indios, es necesario ofrecer oportunidades para que participen en el desarrollo, con sus propios proyectos culturales y de vida, en condiciones de equidad. Y para ello es indispensable generar recursos para un desarrollo autosustentable.
El problema para Fox y para todos los mexicanos está en generar recursos para el desarrollo, la educación y la cultura. ¿Cómo obtenerlos sin destruir la economía de ningún sector productivo? Si los recursos fiscales se pretenden obtener de sectores en una situación muy precaria, como ocurre con la industria editorial, no significaría un incremento importante en la recaudación fiscal, dado que la producción es muy pequeña y, en cambio, el día en que esa industria cierre, de todos modos dejará de pagar impuestos. Por otro lado, visto con cierto cinismo podríamos decir que los impuestos en alimentos y medicinas tienen un futuro asegurado porque la gente no va a prescindir de ellos, aun cuando su costo se incremente. Pero la gente que tendrá que gastar más en los productos indispensables para sobrevivir, dejará de comprar otras cosas o de gastar en servicios, que a su vez generaban empleos y contribuían al crecimiento de la economía.
En síntesis, no se trata de un problema de fe, hay que demostrarle a la sociedad cuál es la mejor opción, no para unos cuantos privilegiados, sino para todo el país.
En primer lugar es indispensable diagnosticar con mayor exactitud el nivel de evasión fiscal que existe en México, que según algunos analistas es de las más altas del mundo, para identificar las causas, los sectores productivos y sociales involucrados, para así poder diseñar políticas eficientes para solucionar, o cuando menos atenuar, este problema que en gran medida tiene sus raíces en la corrupción gubernamental y en la falta de legitimidad.
También hay que considerar diversas alternativas para incrementar la recaudación fiscal. Por ejemplo, el PRD ha presentado una serie de opciones interesantes: a) incrementar las tarifas del impuesto sobre la renta (ISR) a los niveles más alto, haciéndolas equiparables a otros países con altos niveles de desarrollo; b) revisar el régimen especial del que gozan las grandes corporaciones, el sector financiero y el bursátil, las empresas altamente exportadoras, la industria maquiladora, con el fin de aplicarles tarifas más adecuadas a las utilidades que generan; c) derogar el impuesto al activo de las empresas con el fin de estimular la inversión. También se propone un pacto fiscal entre la Federación y los estados con el fin de darles mayor autonomía financiera tanto a los municipios como a los gobiernos locales.
Estas estrategias podrían generar más recursos afectando a un menor número de personas y también estimular la inversión productiva; pero, sobre todo, para ser congruentes con la transición democrática que estamos viviendo resulta indispensable dar a conocer al público en general el impacto que tendrían en la economía las opciones de política fiscal y ponerlas a consideración de los diferentes sectores sociales, incluyendo a los pueblos indios. A pesar de que una reforma fiscal tendiente a incrementar la recaudación fiscal es antipopular por naturaleza, la legitimidad sería su mejor garantía de éxito.