SABADO Ť 7 Ť ABRIL Ť 2001

Marcos Chávez M.

Radicalización del neoliberalismo fiscal
 

"¿Una reducción de impuestos más para los súper ricos?: ¡Olvidémosla!, el millonario no tiene necesidad de ella.
Del supermillonario Ted Turner (AOL y Time Warner) a George W. Bush.

La propuesta para una "nueva hacienda pública" (NHP) no constituye más que el parto de los montes. Esa oferta no da las respuestas adecuadas para tratar de resolver estructuralmente la debilidad fiscal del Estado y superar la ruina en que fueron hundidas las finanzas públicas por los neoliberales priístas. Pero lo más grave es que la NHP profundizará la naturaleza inequitativa y regresiva que ha caracterizado a la política fiscal neoliberal instrumentada desde 1982.

Bajo la supuesta preocupación por atender el deteriorado bienestar de 70 millones de mexicanos, los foxistas sólo buscan aumentarles la expoliación de sus declinantes ingresos, con tal de compensar los requerimientos financieros del gobierno exigidos por el rescate bancario y las inversiones en infraestructura pública realizadas por los empresarios.

También aspiran, como buenos émulos de Reagan, de Bush, El pequeño, y de economistas neoliberales como Arnorld C. Harberer, Milton Friedman y demás gurús de Francisco Gil Díaz, a ampliar los beneficios fiscales a menos de 10 por ciento de la familias ?01 por ciento que son en realidad los dueños del país?, sin que ello garantice que mejorará el ahorro privado, la inversión, crecimiento y el empleo. Eso nunca ocurrió durante el reaganismo, que redujo los impuestos a los empresarios estadunidenses. Al contrario, esos conceptos disminuyeron, no así el consumo privado y la concentración del ingreso, que tendieron a aumentar. Por eso el economista neokeynesiano James Tovin calificó la medida como un free lunch. Tampoco ocurrió eso cuando De la Madrid y Carlos Salinas recortaron los gravámenes. El ahorro y la inversión privados se ubicaron en niveles similares a los registrados hacia finales de los años setenta. Peor aún, la NHP foxista acelerará la concentración de la riqueza a costa de la mayoría, por lo que la propuesta puede calificarse de ultra contrarreforma fiscal neoliberal.

La NHP sólo busca elevar la recaudación para cubrir el boquete ocasionado por los requerimientos financieros del sector público, cuya proporción del PIB pasará de 2.08 por ciento del PIB en el 2001 a 4.21 por ciento en el 2001. Esos recursos servirían para cubrir las necesidades exigidas por los cadáveres fiscales ocultados en el armario por los zedillistas, los priístas y los panistas, y que han vuelto a cobrar vida; el rescate bancario y los Pidiregas, de origen espurio, que absorberán casi 92 por ciento del total de los ingresos adicionales esperados. La aparente preocupación sobre el bienestar sólo es una falacia, porque el presupuesto que se empleará para combatir la miseria social será marginal y su cuantía estará subordinada a dichos pagos.

El ajuste impositivo será una suerte de malabarismo. Lo que supuestamente se dará con una mano a la población, reducción del impuesto sobre la renta (ISR), se quitará más que generosamente con la otra, el alza en el IVA a alimentos y medicamentos. Los trabajadores ocupados que ganan hasta cinco veces el salario mínimo, más de 60 por ciento del total, en nada se beneficiarán con menor ISR porque la mayor parte de ellos está exenta de su pago. Sin embargo, su nivel de consumo y de vida caerá por la homologación en el IVA, pues destinan alrededor de la mitad de su ingreso para adquirir ese tipo de productos.

Los ganadores serán, otra vez, los banqueros, los constructores, las grandes empresas, las maquiladoras, las personas físicas con altos ingresos. Si los neoliberales priístas los favorecieron con recortes de impuestos, al no tocar sus ganancias financieras, con subsidios, regímenes especiales, deducciones y exenciones, Fox no quiere comportarse como un mezquino. Si toca mínimamente su consumo con la generalización del IVA, aunque siempre ellos tengan la forma de evadirlos o deducirlos, con la reducción del ISR de 40 a 32 por ciento y otras disminuciones proyectadas, les ofrecerá la comida y la cena gratis.

Si realmente se aspirara a una reforma fiscal integral y progresiva, entonces deberá mantenerse la tasa cero en el IVA a alimentos y medicinas y elevarla a los bienes suntuarios; aumentar el ISR a las grandes empresas y los sectores de altos ingresos; ampliar el número de rangos en la tabla impositiva para que el pago sea más justo; modificar el régimen fiscal de Pemex; ampliar la base fiscal; combatir el contrabando y la elusión tributaria; reducir las deducciones y los regímenes especiales; imponer un estricto control en el uso del presupuesto y fuertes sanciones a los responsables de su manejo, al igual que a los evasores.