SABADO Ť 7 Ť ABRIL Ť 2001
Javier Wimer
Operación Cóndor
La Operación Cóndor, de Stella Calloni, no es un libro convencional sino el testimonio, la marcha física de una tarea iluminada por la cólera, la paciencia y la reflexión. Es la historia del pacto criminal que unió a las dictaduras conosureñas de los años 70 en una vasta empresa de exterminio.
Stella Calloni ha dividido su vida entre la política y la literatura. Sería incompleto su retrato si no se recordara su militancia en los años negros de la dictadura argentina, los años en que convirtió su departamento en asilo de toda suerte de perseguidos. Pero ni siquiera en esas difíciles circunstancias abandonó su esencial vocación literaria. Escribía entonces numerosos poemas de amor, canciones de protesta, relatos, cuentos y ensayos.
Ambos caminos desembocaron de mo-do natural en el periodismo que es, en ella, virtud de la pluma y compromiso político. Salió huyendo de la Argentina de los generales y desde entonces ha conquistado au-toridad en el análisis de las crisis que articulan el diario acontecer de Latinoamérica.
Con Stella Calloni se plantea, nueva e irremediablemente, el tema del papel que debe desempeñar el periodista frente al conflicto social. Algunos lo imaginan co-mo espejo neutral que refleja los hechos sin subjetivismo, mientras otros le asignan tareas propias de un profeta del Antiguo Testamento. La mayoría espera, simplemente, que sea capaz de contarnos y explicarnos una historia sin falsificarla.
Pienso ahora en ese gran periodista que es Ryszard Kapuscinski, quien siempre ha sido fiel a sus convicciones sin utilizarlas como coartada para desdibujar o negar la realidad, sin dejar de ser fiel intermediario entre hechos distantes y lectores próximos.
El libro de Stella Calloni es obra de ma-durez. Su estilo apretado y claro muestra las entrañas de una dilatada conspiración y el modo en que, poco a poco, se ha ido descubriendo. Desde el principio de este proceso se supo de los secuestros, desapariciones, centros de tortura y cementerios clandestinos que operaban las dictaduras del Cono Sur bajo el eficaz patrocinio y coordinación de Washington. Estos go-biernos se deslindaban de las acciones más escandalosas, presentaban otras co-mo excesos individuales, pero negaban siempre el carácter masivo, sistemático e internacional de la represión.
Como ocurre en estos casos, había dos discursos diferentes destinados a dos ámbitos diferentes. Por una parte, el mensaje cuyo objetivo es aterrorizar, paralizar, a la sociedad en su conjunto, ya que la re-presión que sigue a los golpes de Estado no puede ni quiere ser selectiva y silenciosa. Debe anunciarse para poder generar el miedo colectivo.
Por otra parte, la represión ilegal que ha de ocultarse para no ofender las buenas formas de la convivencia civilizada. Es necesario construir un discurso sobre de-rechos humanos que reduzca o anule los efectos negativos que las violaciones a tales derechos pudieran tener sobre la opinión pública y sobre los flujos de capital.
Pero el descubrimiento, en 1992, de unos archivos de la dictadura paraguaya confirmó la existencia de una verdadera transnacional de la muerte. En los papeles rescatados se pueden advertir las relaciones orgánicas entre los gobiernos de la siniestra cofradía. Ahí se encontraron los hilos de la red de complicidades que se extendía por la mitad del territorio de América del Sur.
Este libro cuenta la historia de la Operación Cóndor y del modo cómo se han ido encontrando y armando las piezas del rompecabezas que ahora se presenta en su escueto horror. Tales piezas son destellos de vidas que fueron destruidas por una formidable máquina de poder al servicio de la locura y la muerte.
No respetó la guerra sucia regla ni frontera. La nacionalidad abstracta y criminal de los centros de poder pronto se transformó en desorden, desenfreno, furia homicida, en un amok helado que avasalló a sociedades enteras.
Stella Calloni ha seguido de cerca esta guerra y ha sabido encontrar la distancia apropiada para relatarla y para insertarla en la perspectiva de la política internacional. Su trabajo merece la atención y el reconocimiento que le han dedicado los círculos académicos y los diferentes me-dios de comunicación.