SABADO Ť 7 Ť ABRIL Ť 2001
Ť Cinta del realizador cubano que llega a las pantallas de México
Lista de espera es parte de esa ardua batalla contra las películas de Hollywood: Tabío
Ť Sintetizar la realidad en una obra de arte, entre los objetivos del cine, señala
Ť La filmografía iberoamericana ''crea interés y confirma nuestra universalidad''
MONICA MATEOS-VEGA
Un antiguo casino que había pertenecido a un coronel del ejército de Fulgencio Batista fue convertido por el director de cine Juan Carlos Tabío en la descolorida y ruinosa estación de autobuses que describe el cuento Lista de espera, de Arturo Arango.
El sexto largometraje del director cubano -y cuarto en solitario, ya que Fresa y chocolate y Guantanamera los filmó con el fallecido Tomás Gutiérrez Alea- llega a las pantallas mexicanas, tras su paso por los festivales de Cannes (2000), La Habana (2000) y Cartagena (2001).
La coproducción Cuba-México-España-Francia-Alemania es definida por el realizador como una cinta ''profundamente iberoamericana" y forma parte de esa ardua batalla librada por el continente y algunos países europeos para que el público sepa ''que no todo el cine que existe en este planeta es de Hollywood".
Fantasía colectiva
Juan Carlos Tabío explica que si bien la industria cinematográfica estadunidense tiene dinero suficiente no sólo para producir sino para controlar la distribución de su cine, avanza paso a paso ese ''otro cine", el ''nuestro".
Con imagen, lenguaje y visión distintos ''creamos espacios que se amplían en la medida que somos capaces de ver en las pantallas nuestra realidad, con todo y las distintas posiciones ideológicas, conceptuales y estéticas. Hay que vernos, reconocer nuestra identidad en el cine, como sucede con nuestra literatura y música, para combatir a esa industria pesada y fuerte que está sobre nosotros", considera.
No obstante, añade, ''para abrir esos espacios no basta con hacer películas mejores o tratar temas interesantes, pues hay cuestiones de orden económico difíciles de solucionar. En Cuba, debido al bloqueo, si bien no se importa cine estadunidense, éste se ve en versiones pirata; durante mucho tiempo en la isla la diversidad en la oferta del cine fue extraordinaria, vimos mucho cine europeo del Este, japonés, iberoamericano. Pero ahora resulta caro comprar una película, pues todas se cotizan en dólares. El Festival de Cine de la Habana, que se celebra cada diciembre, ayuda un poco a diversificar la oferta para los espectadores".
Tabío considera que las coproducciones de países de América con sus similares europeos son una alianza ''que apoya nuestro cine", en particular, en la producción de Lista de espera participó ''la misma compañía que financia las películas de Wim Wenders, entre otras".
La película de Tabío narra la fantasía colectiva de un grupo de personas que debe esperar 24 horas un autobús, en una estación provinciana, víctimas de la burocracia y de los imponderables de un sistema económico estrangulado.
Es una fábula donde las dificultades pueden desvanecerse por medio del amor, los sueños o la solidaridad. Los personajes, explica, son seres que ''deciden quedarse en un lugar y luchar por transformarlo."
Homenaje póstumo a Gutiérrez Alea
Al igual que en su ópera prima Se permuta (1983), el elemento clave de Lista de espera es una situación derivada ''del bloqueo estadunidense, lo cual implica una serie de limitaciones económicas. Por otra parte, también planteo estructuras burocráticas internas que no han dado siempre la mejor respuesta a esos problemas económicos. Cuando termine el bloqueo veremos qué cantidad de culpa tiene Cuba y el bloqueo en algunas situaciones que vivimos". Lista de espera es protagonizada por Jorge Perugorría y Vladimir Cruz, actores que colaboraron con Tabío en la exitosa Fresa y chocolate.
La historia transcurre cualquier día de 1992 o 1993, en ''el momento más jodido del periodo especial. Salías a la calle y no te podías tomar ni un vaso de agua; no había nada".
El filme fue tolerado por la censura y su estreno en La Habana fue, según Tabío, ''increíble", pues ante todo permea el humor. ''Una de las funciones del cine es reflejar la realidad, es decir, devolver la realidad sintetizada en una obra de arte y provocar una reflexión en el espectador".
Lista de espera es un homenaje póstumo a Gutiérrez Alea. ''Es una deuda que tenía con el maestro, porque me llamó para trabajar con él en Fresa y chocolate".
Acerca de la participación de Lista de espera en festivales internacionales, Tabío considera que, aunque éstos son ''un mal necesario", sirven para ''darnos cuenta de que el cine iberoamericano tiene un espacio, crea un interés en el público y confirma que no hacemos películas localistas. Nuestra realidad es universal, como cualquier otra".