SABADO Ť 7 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Incluye 80 fotografías en blanco y negro, a color y de gran formato

Exposición de Metinides, maestro de la oportunidad, en el Museo Universitario de Ciencia y Arte de CU

MERRY MAC MASTERS

El decano del fotoperiodismo policiaco en México, Enrique Metinides (DF, 1934), también es conocido como el maestro de la oportunidad y el cronista del dolor ajeno. De hecho fue el primer fotógrafo en las ambulancias de la Cruz Roja. El morbo, sin embargo, no es uno de los ingredientes principales implícitos en sus documentos gráficos.

Ganador del premio Espejo de Luz en la segunda Bienal de Fotoperiodismo en 1996, Metinides exhibe ahora 80 trabajos, en blanco y negro, a color y en gran formato en el Museo Universitario de Ciencia y Arte, de Ciudad Universitaria, muestra que culminará el 27 de mayo.

Para Jorge Reynoso Pohlenz en vista de que la ''estética de la desmesura'' ha adquirido una nueva dimensión visual en el ámbito de lo público, al mismo tiempo que los artistas mexicanos la han integrado a sus creaciones, hace necesario que las instituciones museográficas ofrezcan una visión crítica de este territorio estético.

Captar la mayor cantidad de detalles

El Niño Metinides atribuye su precoz interés por la nota roja a su gusto por las películas policiacas que veía y por las publicaciones del mismo corte que leía desde pequeño. ''Al ver las imágenes que se publicaban en las revistas comprendí que, al ser testigo directo de un siniestro, como fotógrafo tenía la obligación de llevar prácticamente de la mano a los que no estuvieran presentes en ese acontecimiento. Procuraba tomar imágenes en donde fuera posible apreciar la mayor cantidad de detalles para que el lector al verlos tuviera una visión más clara de lo que en realidad sucedió'', comentó alguna vez.

Cuando tenía 12 años, Metinides recibió de su padre -propietario de un negocio de artículos fotográficos junto al desaparecido hotel Regis- una cámara alemana ''de cajón'' y rollos para exposiciones en blanco y negro. Con este ''regalo'' empezó a retratar automóviles colisionados lo mismo en la avenida San Cosme que en Bucareli.

Desde entonces, y durante 50 años, ésta ha sido su vocación y profesión. En sus inicios fue colaborador de varios medios impresos sin recibir un sueldo, situación que en ese momento no le preocupaba. Más adelante, Antonio El Indio Velázquez, fotógrafo de La Prensa, lo invitó a trabajar en este diario.