SABADO Ť 7 Ť ABRIL Ť 2001
El Charly, una historia de drogas, cicatrices y sueños
La calle, el boxeo, los golpes
CARLOS HERNANDEZ
Unas 30 cicatrices en la cabeza reflejan que para El Charly la vida comenzó demasiado temprano, apenas a los ocho años, cuando decidió salir de casa y vagar por las calles.
Siete años después, su mirada y sus facciones son duras, mira de perfil, con mucho recelo, y su voz es apenas un murmullo.
Dice con una experiencia que refleja más de sus 15 años: "Desde entonces soy un chavo banda, pero la verdad ya no quiero vivir en la calle... La calle es como un pantano en el que camino y camino, pero cada vez me hundo más en las drogas. Por eso vine al gimnasio, por eso quiero ser boxeador..."
Sentado en una banca del Nuevo Jordán, Luis Angel Torres Armenta viste de prestado: zapatos grandes de medio uso, el amplio y raído pantalón tiene que amarrarlo con una cinta, una holgada camisa a rayas rojas y blancas. Es el atuendo que usa desde que se despierta en un terreno baldío de avenida Bucareli, hasta que entrena en el gimnasio, adonde llegó con el sueño de imitar a su ídolo, el millonario Oscar de la Hoya.
Curtido en peleas callejeras, de banda contra banda, en las que se usan tubos, palos, botellas, piedras y todo de lo que se pueda echar mano, El Charly dice que el boxeo es más fácil que la vida.
Fácil de palabra, compara entre los golpes de la vida y los golpes legalizados del pugilismo: "En la calle te peleas a tubazos y palazos en la cabeza, por eso tengo tantas marcas. Allá no se fijan si eres chico o grande, hombre o mujer, por eso el boxeo se me hace muy sencillo. Aquí peleas contra otro de tu edad y tamaño, con guantes y careta, sobre un ring y con reglas. Y aparte, cuando ganas, en lugar de echarte a correr hasta te regalan un trofeo. Bueno, eso ahorita, porque ya después hasta te pagan".
Luis Angel ingresó al boxeo hace más de un mes y subió por primera vez a un cuadrilátero el pasado 23 de marzo, en una función realizada en Peralvillo.
Cuenta de ese viernes: "Me enfrentaron a un chavo que llevaba 20 peleas ganadas, pero yo lo vencí por nocaut en dos rounds. ƑMiedo? No, no me dan miedo ni las peleas en las calles. Los golpes, la verdad, me gustan mucho. Por eso cuando vi venir a ese chavo nada más lo esperé y le lancé un óper y se quedó como sentado, le empezó a salir sangre de la nariz y me manchó la rodilla. Creí que iban a pensar que le había dado un rodillazo, pero mi guante también tenía sangre y nadie dijo nada. Ya después escuché aplausos y luego hasta me dieron un trofeo".
-ƑCuántas peleas llevas en la calle?
-Si te digo nunca acabarías de escribir. No sé, más de 200 peleas, pero sin importar tamaños ni pesos, por eso te digo que el boxeo es más fácil que la calle.
-ƑQué sentiste cuando te dieron un trofeo?
-Sentí como una alegría que hace mucho no sentía. Y eso me dio más ganas de seguir, porque si pude en esta, por qué no voy a poder en la otra.
-ƑY qué sueñas?, Ƒqué esperas conseguir en el boxeo?
-Quiero que el boxeo me saque de las drogas. Y primero Dios quiero ser un ídolo como De la Hoya, que tiene buenos tiros y le pagan puros dólares. šImagínate, yo con puros dólares! Y el día de mañana quisiera poner un gimnasio, para ayudar a otros como yo.
-ƑY tu problema con las drogas?
-Desde que estoy aquí nada más una vez he venido drogado, pero mi entrenador me regañó y eso me sacó de onda. Antes sí le hacía al resistol, a la mota, a la coca y al tíner, pero ya no, la verdad.
-ƑYa lo superaste?
-Es difícil, pero ya me estoy acostumbrando. Antes me iba a limpiar vidrios (de carros) y apenas sacaba 20 pesos y me iba a comprar mi lata de activo o mi piedra. Ya quiero dejarlo, porque he visto a chavos que andan bien pachecos y luego regresan todos navajeados o los atropellan. Creo que el gimnasio me puede sacar de todo eso.
El Charly es un integrante de la banda llamada Los de la Laguna Verde, en honor de una pileta de aguas verdes que está en el baldío. Ahí, en las casas de cartón y madera, otros desearían imitarlo, pero la edad no les da para tanto.
"Me dicen que le eche ganas y que ellos también quisieran ser boxeadores, pero dicen que ya no pueden porque están muy grandes", señala el adolescente, quien se expresa con propiedad a pesar de que se salió de la escuela en el segundo año de primaria y "más o menos" sabe leer y escribir.
Fue el entrenador Julio Coria quien conoció a Luis Angel cuando todavía estaba con su familia, por los rumbos de Santa Fe. "Lo conocí desde chavito. No me obedece y me hace pasar muchos corajes. Al principio ni quería bañarse", dice el mánager, quien lo deja entrenar con ropa de calle ya que está a prueba y hasta que muestre más disciplina le comprará tenis, playera y short.
"Yo no sé si esto sea una labor social. Ojalá y sea un campeón del mundo, pero si no es así, por lo menos espero que salga de ese ambiente de las drogas", dice Coria, quien antes tuvo a otro chavo banda entre sus peleadores, Osvaldo Tilico García, "a quien hice todo un ídolo en Acámbaro y tenía un gran futuro. Hasta el promotor Don King lo quería presentar en Las Vegas, pero lo mataron a balazos, por la espalda, cuando regresó a las drogas, en Santa Fe".