DOMINGO Ť 8 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Los jóvenes, principales lectores, sin recursos para soportar el aumento, aduce

Enrique Florescano se manifiesta contra IVA a libros

Ť Pide en Puebla que los investigadores retornen a las aulas y salgan de su torre de cristal

LA JORNADA DE ORIENTE

Puebla, Pue., 7 de abril. El historiador Enrique Florescano se manifestó en contra del IVA a libros, porque los jóvenes, que son la mayor parte de los lectores del país, están ahora en una condición desventajosa, y muchos de ellos incluso sin empleo.

El también premio nacional en Ciencias Sociales asistió a la Universidad Autónoma de Puebla para dictar la conferencia México a través de los siglos. El nuevo canon historiográfico. En el acto, llamó a los investigadores a hacer de nuevo libros de historia para transmitir a los niños los últimos conocimientos que están produciendo sus indagaciones, porque se han alejado de las aulas y encerrado en una torre de cristal.

El director de Programas Históricos Especiales del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes criticó la actitud de los investigadores universitarios que ya no dan clases a las nuevas generaciones, y les propuso producir libros de texto sobre la historia estatal, ya que "el día que un pueblo deja de escribir su propia historia desaparece como tal".

En relación con la identidad, el autor del libro Etnia, Estado y Nación sostuvo que nunca ha habido una sola identidad, pues durante el desarrollo de la historia de México hemos tenido distintas de acuerdo con la época, y actualmente se comparten varias a la vez: de grupo, étnica, regional y nacional.

La tendencia actual de la antropología en ese aspecto es buscar la eliminación de dogmas que llevan a confusiones racistas e intolerantes, como las que han llenado de sangre a muchos países en los últimos años. Debemos reconocer al otro como diferente, y convivir de la mejor manera con él, porque ello nos enriquece, añadió.

Afortunadamente, los paradigmas de la historia elitista que persistían en décadas anteriores ya se rompieron; ahora se hace historia de mujeres, de indígenas, de desposeídos, toda vez que el sujeto de la historia somos toda la sociedad. Esta situación, que fue posible a partir de 1968, constituyó un cambio radical con el paradigma del siglo XIX.