Ť El gobierno de Río de Janeiro dará a 21 familias 5 mil dólares y 250 dólares mensuales
Brasil se disculpa por matanza policiaca de 1993
Ť Aún esperan indemnización parientes de los 8 niños de la calle masacrados en ese año
AFP
Rio de Janeiro, 8 de abril. El gobierno de Río de Janeiro ofreció una disculpa y concedió indemnizaciones por 5 mil dólares a los familiares de los 21 habitantes de la favela Vigario Geral, que murieron a manos de la policía, en agosto de 1993, así como a los cuatro heridos durante la matanza.
El gobierno local, presionado por abogados y organizaciones internacionales, se disculpó esta semana por la impunidad que presidió el caso y la falta de protección, y determinó conceder una remuneración mensual de 250 dólares y una indemnización de 5 mil dólares tanto a las familias de las víctimas como a los heridos.
La ayuda financiera fue concedida a 21 personas, pero como algunas de las víctimas eran parte de una misma familia, sus parientes sólo tendrán derecho a una indemnización.
La matanza ocurrió en 1993, pero el proceso contra los 33 policías involucrados comenzó cuatro años después, en medio de numerosas apelaciones. Las autoridades de Río de Janeiro señalan que los uniformados cometieron el crimen para vengar la muerte de cuatro oficiales a manos de los traficantes de droga de la favela.
Los cargos contra los policías fueron 21 homicidios y cuatro intentos de asesinato. De los 33 acusados, 25 ya fueron juzgados ?de éstos seis fueron condenados y 19 absueltos? otros seis esperan que inicie su juicio y dos más murieron en los últimos años.
Otro caso en el que los familiares esperan disculpas y una indemnización por parte del gobierno de Río de Janeiro es el de la matanza de la Candelaria, en la que un grupo de policías asesinó a ocho niños de la calle en julio de 1993.
Por otra parte, expertos de la Fundación Nacional de Indio (Funai) establecieron este fin de semana el primer contacto con 30 indígenas de la etnia tsohon-djapa, aunque éstos ya sabían de la existencia del "hombre blanco",
Esta nueva tribu vive bajo el dominio de los canamaris, de quienes reciben ropa y otros objetos a cambio de mano de obra y animales.
De acuerdo con cifras de la Funai, existen unos mil indígenas que no han tenido contacto con el "hombre blanco".
La Fundación Nacional de Indioi establece puntos de vigilancia para impedir que los bancos lleguen a esos indígenas, y sólo contacta con ellos cuando se ven amenazadas por otras etnias, buscadores de oro, sectas religiosas y traficantes de madera.
En el caso de los tsohon-djapa, la fundación estatal "decidió hacer este contacto porque estaban explotados por los canamaris, y vamos a ver qué podemos hacer para ayudarles", declaró el responsable de la fundación, Sydney Possuelo.
Un verdadero diccionario de la represión, donde se explicaba a los policías brasileños de la A a la Z cómo reconocer a las personas subversivas y qué actitudes políticas y humanas eran dignas o reprochables, será reditado este año como testimonio escrito de la época de la dictadura (1964-1985).
El libro Seguridad nacional y subversión, editado en 1977 para ser repartido entre los policías, fue olvidado durante años en los estantes de los archivos estatales y rescatado por la fundación de amparo a la investigación de Río de Janeiro.
Según declararon historiadores a la prensa local este domingo, en ese libro se resume el pensamiento de la dictadura, "todo el desprecio a la democracia" y se justifica cualquier tipo de represión para combatir a aquellos ciudadanos calificados de subversivos.
Para las fuerzas de seguridad de aquella época, el comunismo es la "destrucción de los valores morales y espirituales por medio de la proclamación del amor libre, de la explotación del sexo y la falta de respeto a los padres y ancianos".
Los derechos humanos son "una palabra usual en mítines de la izquierda subversiva, utilizada exclusivamente en favor de compañeros presos con el fin de atraer la compasión y la simpatía popular".
Y la dictadura es sólo "una palabra que los comunistas utilizan para atacar al gobierno que no tolera la subversión", según el libro.
El autor del diccionario, Zonildo Castello Branco, un comisario jubilado, aseguró al diario O Globo que la función del texto era "ayudar a los policías en el cumplimiento de sus funciones".
Para representantes de organizaciones de derechos humanos, el libro insta a los policías a ser violentos, y, además, el nombre de Castello Branco, su autor, aparece en casos de represión contra detractores del régimen militar. (AFP, RIO DE JANEIRO)