Ť Propuesta del presidente de la Fundación de Agua y Medio Ambiente
Deben embotelladoras de refrescos y agua pagar impuestos por consumirla
Ť El pago por el servicio en el DF es barato en comparación con el costo de líquido evasado
BERTHA TERESA RAMIREZ
El presidente de la Fundación de Agua y Medio Ambiente, Gustavo Rodríguez Elizarrarás, propuso que las embotelladoras de agua y refrescos paguen un impuesto por el consumo del vital líquido, a fin de que lo recaudado se distribuya en las zonas donde hay escasez del líquido.
En entrevista con este diario, dijo que la comunidad capitalina no ha tomado conciencia real de que la falta de agua es una amenaza que pone en situación emergencia a la ciudad. Comentó que se paga un precio muy bajo por el agua potable que llega hasta los domicilios ?apenas a 30 centavos el litro? mientras que al adquirir el agua embotellada se paga por ella un precio de oro, pues el costo llega a ser hasta de 10 pesos por litro.
Si bien es cierto que el agua debe ser accesible para quienes menos tienen, y por ello las autoridades capitalinas mantienen una tarifa básica, por otro lado no hay todavía la conciencia de la escasez y resulta "aberrante" que el agua que está haciendo falta en diversas zonas de la ciudad "se encuentre embotellada y que la población la pague a un precio muy elevado", dijo el especialista.
Generar recursos para subsanar la escasez
Y es que la misma gente que no quiere pagar el agua en su llave, la compra entre 8 y 10 pesos para beber embotellada, "eso es una contradicción absurda que hay que corregir".
Gustavo Rodríguez fue el encargado de evaluar la inversión pública en el sector petrolero en la Dirección General de Inversiones Públicas de 1973 a 1976, y sus convicciones lo llevaron a confrontaciones con la política oficial y a auto exiliarse en 1977 en el extranjero, donde obtuvo reconocimiento internacional al ser electo secretario General de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), puesto que ocupa de 1978 a 19981. Tras un análisis, propuso que las embotelladoras de agua paguen un impuesto similar al que se impuso a las gasolinas, con el fin de que los gobiernos puedan generar recursos para subsanar la escasez del vital líquido en diversos puntos de la ciudad, y de la misma forma se grave con ese impuesto a las empresa embotelladoras de refrescos.
Esto no tiene el objetivo de aumentar el precio a niveles inaccesibles, sino buscar un punto de equilibrio por medio del cual la gente tome conciencia del problema de escasez que enfrenta el oriente de la ciudad y las partes altas de Tlalpan, Xochimilco, Gustavo A. Madero y Alvaro Obregón.
Alternativas
Entre varias alternativas para evitar el desperdicio de agua, mencionó un cobro más justo por el servicio y la sustitución de algunas obras de drenaje por inversiones en el tratamiento de aguas residuales, a fin de regresarle a la ciudad gran parte del volumen que utilizan sus habitantes.
Indicó que en el DF el consumo de agua por habitante es de 360 litros diariamente, cantidad muy superior a la de los países europeos, cuyo consumo per cápita es de 200 litros diarios. Agregó que aun cuando el consumo por personas en el DF descendió 39 litros en 1998, este alto porcentaje por habitante se origina en gran medida por los descuidos y abusos en el consumo doméstico, las fugas domiciliarias y las pérdidas en la red de conducción, así como por el desperdicio en las industrias.
Respecto a la conveniencia de construir viviendas en la ciudad, considerando la disponibilidad de agua, dijo que "la especulación de si se debe o no construir en la ciudad de México es una batalla perdida, porque se seguirá construyendo. Lo importante ahora será contar con un reglamento que obligue a las nuevas construcciones a instalar plantas de tratamiento, para lo cual existe una amplia gama de tecnología accesibles.
Explicó que una vez que se establezcan estas plantas de tratamiento, el agua reciclada podría tener como destino el riego, en zonas muy secas de la ciudad a donde les haría muy bien cualquier gota de agua; sustitución de agua potable para el lavado de coches, banquetas, y sobre y todo para reciclar la que se usa en los WC , que absorben la tercera parte del agua potable de consumo doméstico.
En el desperdicio del líquido son más responsables los que consumen más, hay gente que se da el lujo de regar la calle, de lavar las banquetas y no habría suficiente personal del gobierno para vigilar que no se tire el agua en zonas como Polanco, Las Lomas o el Pedregal de San Angel, "donde cientos de hectáreas de jardines se riegan con agua potable". El urbanista comentó que sería muy benéfico que durante el verano se hicieran inspecciones en casas de esas zonas para evitar el desperdicio.
No se trata de ir contra quienes tienen derechos adquiridos o contra quienes riegan un jardín, sino de crear conciencia y que si en el DF existen habitantes que desean regar sus jardines con agua potable la paguen a ocho pesos.