Ť Llevó doce horas la confección del monumental diseño
Ya luce en el Zócalo el retrato de Zapata, Corazón ardiente
Ť 200 voluntarios plasmaron al caudillo con pintura de agua, blanco España y cola, sobre un diseño de Mauricio Gómez
CESAR GÜEMES
Más temprano que tarde, para ser precisos a las seis de la mañana de este domingo, Mauricio Gómez Morín vio terminado su monumental diseño de Emiliano Zapata sobre buena parte de la plancha del Zócalo capitalino. No es extraña dentro de la producción del artista plástica su tendencia al tema: a lo largo de diversas entregas ha dado a conocer en páginas de La Jornada algunos trabajos de su serie de título Zapateando, en las cuales retoma la iconografía propia del mundo de Emiliano Zapata y la funde con elementos contemporáneos.
En esta ocasión, el resultado fue un Zapata visto de frente, en una perspectiva que abarca del pecho al ala del sombrero. Y si bien es verdad que para apreciarlo en su justa dimensión es preciso subir a uno de los edificios que rodean la Plaza de la Constitución, también es cierto que de forma parcial el trabajo plástico puede ser visto o literalmente caminado como sucedió la mañana de este domingo en cuanto la sustancia empleada a modo de pintura estuvo lo suficientemente seca como para permitir el paso de los transeúntes.
El mural abarca, si nos atenemos al plano que se presentó ante las autoridades correspondientes para solicitud el permiso de su ejecución, 3750 metros cuadrados y queda precisamente en el costado sur de la plancha, frente al edificio de Gobierno de la ciudad y a la salida de la calle 20 de noviembre. La idea, proveniente del Gómez Morín, fue ejecutada por un promedio de 200 voluntarios que la noche del sábado y la madrugada del domingo dieron curso a la mezcla de agua, blanco de España y cola, con lo cual se realizó la pintura. El resto, las partes oscuras, fueron dadas en gran medida por el propio tono del suelo del Zócalo capitalino.
A decir de los participantes, "no pertenecemos a ningún grupo o partido político, simplemente creemos en el valor de un gesto colectivo, artístico, anónimo y efímero a favor de los derechos de los pueblos indios, la paz, la justicia y la dignidad. Para la realización hemos convocado a unas 300 personas que se encargarán de la coordinación, la pintura, la seguridad y la supervisión del evento. Agradecemos de antemano su apoyo y participación".
En efecto, salvo el diseño realizado por el dibujante y grabador Gómez Morín, desde muy temprano el par de centenares de voluntarios, ciertamente anónimos, se retiraron para dejar a un luminoso Zapata que mira hacia el sur, de donde alguna vez vino. En cuanto al término efímero, cabe decir que los materiales empleados en la realización del trabajo plástico no presentan problema alguno para ser retirados con entera facilidad.
Y si bien anónimo y colectivo, el gesto, a decir de los participantes, conlleva sin embargo un significado claro a dos días de que se conmemore un aniversario más de la desaparición física de Emiliano Zapata: "Creemos en el valor de un gesto colectivo, artístico, anónimo y efímero que se sume a la revuelta a favor de los derechos de los pueblos indios, la paz, la justicia y la dignidad. Zapata es hoy por hoy imagen de la dignidad rebelde y al llevarlo al corazón de México queremos recuperar para todos un símbolo que nos fue secuestrado durante setenta años por seudo-revolucionarios institucionales. No queremos recordar un aniversario luctuoso; con esta acción queremos celebrar con júbilo, el inicio de una nueva jornada de lucha".