LUNES Ť 9 Ť ABRIL Ť 2001
Ť En su esquina, junto con su mánager, diseñó la estrategia del combate contra Hamed
Barrera: peleé más con la cabeza que con los puños
Ť Tomaré la velada como lo que fue, aseguró el británico, tras reconocer que estuvo mal
AFP Y AP
Las Vegas, 8 de abril. "Fue una pelea hecha más con la mente que con la fuerza. Peleé más con la cabeza que con los puños y le hice caer en su propia trampa", dijo el púgil mexicano Marco Antonio Barrera al explicar la forma en que pudo descifrar la pelea del yenemita-británico Naseem Hamed, quien aceptó que había perdido ante un buen boxeador.
El Barreta estableció que el rival tiene calidad y fortaleza, pero su triunfo lo logró gracias a las siete semanas de preparación que tuvo en las montañas de Big Bear de Los Angeles, donde en varias ocasiones vio las peleas del contrario hasta que se las aprendió de memoria.
Agregó que tuvo el tiempo suficiente para trabajar con la gente de su esquina, entre ellos su mánager de toda la vida, Rudy Pérez, con quien finalmente configuró una estrategia que dio resultado. "Aprendí casi todos los trucos y se los apliqué.
"Le puse zancadillas, como él lo hace, lo agarré e hice otras cosas que le hicieron perder la cabeza y desesperarse. Espero que ahora la gente me dé el crédito como campeón", insistió el mexicano, quien ahora tiene 53 peleas, por tres perdidas, y puso a su contrincante en 35, con la primera derrota en su carrera.
En su oportunidad, Hamed aseguró que Barrera pega realmente fuerte, "pero mantiene la cabeza sobre los hombros. Quiero tomar esto como lo que fue, una pelea de boxeo donde no estuve bien", añadió el derrotado.
Al final de la rueda de prensa, Marco Antonio soltó una declaración que hizo reír a Hamed, al señalar que "te digo que tú sigues siendo el Príncipe -en alusión a su sobrenombre-, pero ahora yo soy el Rey".
En Sanaa, la derrota del púgil no tuvo obviamente ningún festejo como en las 35 ocasiones anteriores, cuando miles de personas salen de sus casas y algunos disparan al aire.
En esta ocasión hubo silencio. Es más, normalmente el presidente Ali Abdallah Saleh llama por teléfono al boxeador para felicitarlo, pero anoche en Las Vegas no llegó ningún mensaje.