DE LIBERTADORES Y REFORMAS
Mientras en México se discuten los desatinos --en
especial el impacto en la economía familiar-- de la iniciativa de
reforma fiscal presentada por el Ejecutivo al Congreso de la Unión,
el presidente Vicente Fox se erigió como firme promotor del combate
a la pobreza y la distribución equitativa del ingreso a nivel regional,
en el marco de la primera Cumbre del Grupo de los Tres (G-3), celebrada
el fin de semana en Venezuela.
Mientras en México crece el consenso, fundamentado
y explicado, en contra del impuesto a medicinas, alimentos, libros, colegiaturas...
el Presidente habló de la necesidad de atender a los sectores marginados,
de la "posibilidad" de desarrollar un plan común (entre México,
Colombia y Venezuela, integrantes del G-3) de uso popular de medicinas
genéricas para mejorar las condiciones básicas de salud.
Mientras en México crece el descontento de las
clases no pudientes, es decir de la gran mayoría de la población,
que, por más cálculos que hacen, caen en la cuenta de que
no les va a alcanzar el dinero ni para lo indispensable (más de
40 millones ya se encuentran en esta situación), el Presidente dedicó
en la cumbre especial atención al fomento de las micro, pequeñas
y medianas empresas (Pymes), sector más desfavorecido de la crisis
de 1995, que hoy se manifiesta, por decir lo menos, aterrado ante las pretensiones
recaudatorias del gobierno foxista.
Así, mientras la Presidencia y los voceros del
gabinete no escatiman en promover "lo justo y necesario" de su reforma
fiscal, evitando a toda costa ahondar en fundamentos convincentes, el desencanto
entre la población crece día con día.
El discurso del Presidente en favor de los que menos tienen,
de la justicia social, volvió a sonar, al igual que en su campaña
y primeros meses de gobierno, este fin de semana en Venezuela. Sin embargo,
al margen de la discusión de las relaciones integracionistas, la
conformación de bloques económicos entre países o
el impulso a un acuerdo continental de libre comercio, las palabras se
desploman ante la realidad.
Para hablar de una solución al problema de la pobreza
a nivel regional o subregional, sin minimizar la cuestión, hace
falta primero demostrar en casa que el grave problema de la pobreza es
una prioridad, y no en términos de políticas caritativas,
sino con hechos que así lo demuestren.
En algún momento de la reunión del G-3,
los presidentes Andrés Pastrana (Colombia), Hugo Chávez (Venezuela)
y Vicente Fox ofrendaron sobre el sarcófago de Simón Bolívar
en Caracas. Fue un gesto simbólico, no obstante que el sueño
bolivariano de integración regional de América Latina siga
siendo eso, una quimera. Latinoamérica, con sus enormes rezagos
sociales, sigue soñando con la mirada clavada en las nubes. La discusión
sobre la creación de una Area de Libre Comercio de las Américas
(ALCA) será un tema central en la Cumbre de las Américas,
que se inicia el próximo 20 de abril en Quebec, Canadá.
|