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México, D.F. lunes 9 de abril de 2001 
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Editorial
 
DE LIBERTADORES Y REFORMAS 

SOL CORNISA 1 Mientras en México se discuten los desatinos --en especial el impacto en la economía familiar-- de la iniciativa de reforma fiscal presentada por el Ejecutivo al Congreso de la Unión, el presidente Vicente Fox se erigió como firme promotor del combate a la pobreza y la distribución equitativa del ingreso a nivel regional, en el marco de la primera Cumbre del Grupo de los Tres (G-3), celebrada el fin de semana en Venezuela. 

Mientras en México crece el consenso, fundamentado y explicado, en contra del impuesto a medicinas, alimentos, libros, colegiaturas... el Presidente habló de la necesidad de atender a los sectores marginados, de la "posibilidad" de desarrollar un plan común (entre México, Colombia y Venezuela, integrantes del G-3) de uso popular de medicinas genéricas para mejorar las condiciones básicas de salud. 

Mientras en México crece el descontento de las clases no pudientes, es decir de la gran mayoría de la población, que, por más cálculos que hacen, caen en la cuenta de que no les va a alcanzar el dinero ni para lo indispensable (más de 40 millones ya se encuentran en esta situación), el Presidente dedicó en la cumbre especial atención al fomento de las micro, pequeñas y medianas empresas (Pymes), sector más desfavorecido de la crisis de 1995, que hoy se manifiesta, por decir lo menos, aterrado ante las pretensiones recaudatorias del gobierno foxista. 

Así, mientras la Presidencia y los voceros del gabinete no escatiman en promover "lo justo y necesario" de su reforma fiscal, evitando a toda costa ahondar en fundamentos convincentes, el desencanto entre la población crece día con día. 

El discurso del Presidente en favor de los que menos tienen, de la justicia social, volvió a sonar, al igual que en su campaña y primeros meses de gobierno, este fin de semana en Venezuela. Sin embargo, al margen de la discusión de las relaciones integracionistas, la conformación de bloques económicos entre países o el impulso a un acuerdo continental de libre comercio, las palabras se desploman ante la realidad. 

Para hablar de una solución al problema de la pobreza a nivel regional o subregional, sin minimizar la cuestión, hace falta primero demostrar en casa que el grave problema de la pobreza es una prioridad, y no en términos de políticas caritativas, sino con hechos que así lo demuestren. 

En algún momento de la reunión del G-3, los presidentes Andrés Pastrana (Colombia), Hugo Chávez (Venezuela) y Vicente Fox ofrendaron sobre el sarcófago de Simón Bolívar en Caracas. Fue un gesto simbólico, no obstante que el sueño bolivariano de integración regional de América Latina siga siendo eso, una quimera. Latinoamérica, con sus enormes rezagos sociales, sigue soñando con la mirada clavada en las nubes. La discusión sobre la creación de una Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) será un tema central en la Cumbre de las Américas, que se inicia el próximo 20 de abril en Quebec, Canadá. 

 

 

 

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