MARTES Ť 10 Ť ABRIL Ť 2001

Ť La cinta sobre el Holocausto promete ser única

Polanski evoca los bombardeos y el ataque a Varsovia en El Pianista

DPA

Varsovia, 9 de abril. Casi 58 años después de que los nazis deportaran a los últimos judíos del gueto de Varsovia a los campos de concentración y redujeran aquel complejo a un montón de escombros, el escenario es escogido por Roman Polanski para el rodaje de El Pianista, basada en la estremecedora biografía del pianista y compositor polaco Wladyslaw Szpilman, superviviente del gueto.

La adaptación a la gran pantalla de este testimonio del Holocausto promete ser única. A diferencia de la Lista de Schindler y La vida es bella, la nueva cinta es la primera película que es dirigida por un judío polaco que de niño sobrevivió a los nazis. No es una coincidencia que Roman Polanski, cuya madre murió en la cámara de gas de Auschwitz, haya esperado toda una vida para analizar el tema y haya elegido la conmovedora historia de Szpilman, internacionalmente aclamado.

"Esta es la historia que evoca los recuerdos de mi infancia: los bombardeos y el ataque a Varsovia. Quiero recrear esos recuerdos", dijo Polanski, quien estaba en la capital polaca el día que comenzó el ataque nazi y más tarde sobrevivió al gueto de Cracovia.

Polanski ha esperado 40 años para volver a Polonia y mirar el devastador pasado. Asegura que finalmente le ha inspirado a actuar de este modo la veracidad de la historia de Szpilman, que como muy pocos evita los estereotipos fáciles.

"Este libro no es un capítulo de la martirología que todos conocemos ya. Muestra una realidad sin compromisos, objetividad pura. Hay buenos y malos polacos, hay buenos y malos judíos, buenos y malos alemanes", señaló recientemente en un lugar muy concreto de Varsovia, donde en 1939 las bombas nazis silenciaron la emisora de radio polaca en la que Szpilman, entonces de 28 años, interpetaba una composición de Chopin.

La trama de la historia se desarrolla en torno a su lucha en solitario por sobrevivir dentro de los muros del gueto, donde 350 mil judías -30 por ciento de la población de Varsovia antes de la guerra- fueron forzadas a malvivir en muy poco espacio.