MIERCOLES Ť 11 Ť ABRIL Ť 2001

Luis Linares Zapata

Las prisiones del PRI

La decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declarando inconstitucionales las reformas ensayadas por el Congreso yucateco cayó a plomo sobre esa gran parte del PRI que se resiste a la modernidad democrática, en especial aquella facción atrincherada en el sureste del país. Para desviar sus devastadores efectos, aunque fueran formuladas a manera de disculpas grotescas, los actores involucrados en la formación del tonto superconsejo electoral para Yucatán intentan una serie de piruetas verbales, que no hacen sino remarcar los deformes rasgos de su pérdida de contacto con la realidad. Expuestas quedan así las manipulaciones intentadas por Cervera y demás corifeos para conservar ventajas indebidas en los próximos comicios de ese estado. El gobernador, la lideresa de los legisladores priístas de la comarca y la misma Sauri Riancho se enfrascan en un pleito sin destinatario preciso, referentes inválidos y razones sin sustento pero que, por ello, ponen al descubierto el fracaso de su táctica electorera sin oficio, y menos beneficio, para sus intereses como partido que quiere disputar el poder público.

Los avances logrados por las instituciones federales (TEPJF, SCJN) así como aquéllos que han alcanzado algunos organismos de la sociedad, en particular los partidos políticos, han puesto en jaque a ese PRI encallado en el caciquismo cerril que campea en la península. Ya Chiapas pasó por el derrumbe y ahora trata, bajo el recientemente electo gobierno de coalición, de adecuarse a sus difíciles circunstancias. Tabasco aún sufre por las trapacerías que, minutos antes de su trompicada salida, ejecutó Madrazo en su intento de prolongar la impunidad de que hasta ahora ha gozado. Las inminentes elecciones parece que encontrarán un priísmo tabasqueño disminuido, dividido en facciones irreconciliables, y a un electorado que le ha quitado las seguridades de un triunfo a la manera tradicional o, mejor dicho, a como dé lugar. Con ello se completa un panorama devastador para las pretensiones de fincar la recuperación del PRI a partir de esa región que fuera bastión de gobiernos autocráticos; en especial se afecta el entorno de control político y social que desde hace muchos años fue construyendo Cervera, auspiciado por Salinas y Zedillo. Las formas de su accionar político donde se funden, en un amasiato informe, los instrumentos de una legalidad plegadiza a la más atrabiliaria y convenenciera voluntad del Ejecutivo estatal con las doblegadas formaciones partidarias, los órganos de gobierno y los intereses de los grupos de presión, han sido desplazadas por los cambios sufridos en la sociedad yucateca y la del resto del país.

Así, el montaje que pretendía conservar la dualidad de manejo sobre los organismos electorales (ley, consejo y tribunales) y los vastos recursos, de variadas clases (financieros y de autoridad) de que disponen los poderes ejecutivos (estatal y municipal), ha quedado desarticulado en Yucatán. Cervera cuenta ahora con un tiempo muy acortado (hasta el 27 de mayo) para inducir, con eficacia dudosa, programas emergentes de compra de votos como lo hiciera en el pasado. El mismo manto protector federal se le acabó. La humillación que los tribunales le impusieron a sus torcidas maneras de escamotear la legalidad terminó por enredarlo de forma tal que, de aplicarse con firmeza las condiciones imperantes por la duplicidad de los consejos electorales, el PRI bien podría quedar marginado de la competencia. Ese partido y sus candidatos no se registraron ante el órgano insaculado por el TEPJF. Pero en aras de la tranquilidad y las negociaciones presentes entre la Presidencia de Fox y los partidos, en especial respecto de la reforma fiscal, se hará hasta lo imposible para permitirles entrar a la lucha por los puestos públicos de esa entidad.

La debilidad de las posturas priístas es manifiesta. Salió, como se preveía, muy tocado de sus aventuras sureñas. Los respaldos otorgados por los mandos nacionales a maniobreros de la calaña de Cervera le han mermado aún más su credibilidad frente al electorado. Chocaron de frente con la legalidad de último recurso y la SCJN lo desahució una vez más en días recientes. La sociedad ha sido testigo de rebeldías fútiles que llevan la marca y las modalidades de un régimen moribundo y los liderazgos de ese partido no pudieron, ni tal vez quisieron, marcar diferencias. Ahora tendrán que hacerle frente a sus desvaríos en momentos en que las circunstancias les exigen defensas inteligentes y generosas de sus verdaderos intereses y, con ellos, los de los segmentos de la población que son o podrían ser sus simpatizantes.