JUEVES Ť 12 Ť ABRIL Ť 2001
Ť La Sala Carlos Pellicer exhibe 30 piezas del matrimonio Gruen
Reubica el MAM obra de Varo recibida en comodato
Ť La intención es que ese acervo pase al INBA: Luis-Martín Lozano
Ť Se sumarán 10 dibujos de la pintora, anuncia el director del museo
MERRY MAC MASTERS
El Museo de Arte Moderno (MAM) registra novedades y a partir de hoy reubica la colección de obra de Remedios Varo que tiene en comodato. De la planta baja pasa a la Sala Carlos Pellicer, localizada en el primer piso, que también se reabre con la segunda parte de su colección permanente que ahora lleva por subtítulo ''De la posguerra al fin de siglo'', lo cual permite que haya piezas de finales de los años cuarenta, es decir, antes de la llamada Ruptura.
Contrario a como los cuadros y dibujos de Remedios Varo se exhibían en la Sala Xavier Villaurrutia, en el contexto del arte moderno de la primera mitad del siglo XX mexicano, ahora ''se independiza'' respecto de su entorno, cuenta con museografía propia y crece en cuanto a espacio de exhibición a fin de mostrar toda la obra facilitada por Alexandra y Walter Gruen.
''Lectura'' independiente
La intención es que la obra exhibida bajo el título de Remedios Varo. Colección Isabel Gruen Varsoviano (In memoriam) ''pase eventualmente a formar parte del acervo permanente del INBA, en concreto el MAM, señala Luis-Martín Lozano, director del museo. Incluso, anuncia que se restaurarán diez dibujos que los Gruen agregarán a las 38 piezas originales (de éstas ahora se exhiben 30). Para Lozano la colección se ubicó de manera ''tentativa'' en la Villaurrutia dada ''la prontitud con que se hizo el comodato''.
El problema fue que ''cortaba el guión del arte moderno de México e introducía de manera arbitraria a Remedios, descontextualizada del resto de los artistas surrealistas como Leonora Carrington y Gunther Gerzso''. Lo ''más grave'' fue que no permitía la exhibición de toda la obra.
Los señores Gruen fueron quienes manifestaron su deseo de mostrar la mayoría de la obra, al considerar que los dibujos por su fragilidad se tienen que rotar cada seis meses. Y, también, para que la obra de Varo tuviera una ''lectura'' independiente. Alexandra y Walter le dieron el visto bueno. Dice Lozano que fue Alexandra quien eligió el color ''verde pasto'' que, junto con el ''rosa salmonado'', animan las paredes del espacio que además contarán con frases escritas por Octavio Paz y André Breton, aparte de la cronología de Remedios Varo y del surrealismo.
El nuevo subtítulo, ''De la posguerra al fin de siglo'', del segundo apartado de la colección permanente, obedece al hecho de que ''no es la ruptura de los años cincuenta la que cambia de manera decisiva el desarrollo del arte moderno y contemporáneo no sólo de México, sino internacional. Sí es válido decir que la generación de mediados de siglo acelera procesos estéticos. Cuando lo vemos en el ámbito internacional, bueno, esa generación no tuvo ninguna repercusión a mediados de siglo. Pero, cuando pensamos en un ámbito internacional debemos reconocer que efectivamente es el fin de la Segunda Guerra Mundial un parteaguas en el desarrollo del arte contemporáneo'', sostiene Lozano.
Recuerda que la Pellicer albergó hace unos meses la exposición Orígenes y la vanguardia cubana. Cuando ésta terminó, la sala fue ''cerrada''. Lozano, al llegar como director el pasado 15 de febrero, sacó la obra de la bodega, cambió el guión, incorporó nuevas piezas, recuperó algunos Tamayos que llegan del museo homónimo y sacó algunas piezas de la colección internacional. El discurso resultante es ''nacional e internacional al mismo tiempo''. De entrada, artistas como Orozco Romero y Nishizawa ''dialogan'' con la argentina Raquel Forner, quienes poseen ''las mismas visiones escépticas de la posguerra''.
En vez de presentar la ''ruptura'' con cuadros abstractos, se imponen los figurativos como Corzas, los Coronel, Soriano, Echeverría, Von Gunten, Nieto y Cuevas. Dentro de los ''geometristas'' también se incluyen artistas de fuera como Guinovart y Sakai. Siguen los ''neoexpresionistas'' y los ''neosurrealistas''. Algunas obras vienen de colecciones privadas, ya que el MAM carece de ejemplos de Castañeda o García Guerrero, incluso de Gerzso. Siguen Toledo, los abstractos, ''gente más joven'' como González Veites, Viskin y Tamariz.
Nuevos colores y luz
Un ''Guzmán'' adquirido hace dos años por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, que emplea la fotografía dentro del óleo, ''dialoga'' con un ''Esteban Azamar'' que usa una foto de Constantino Sotero y un cuadro de Caravaggio. A su lado una obra de Cauduro también ''hace juego entre el desnudo de Caravaggio'' que, a su vez, hace referencia a un autorretrato de Nahum B. Zenil. El guión acaba con pintura de Germán Venegas, Roberto Cortázar y una escultura de Javier Marín.
El compromiso de Lozano es que de las seis salas que tiene el Museo de Arte Moderno, la mitad esté dedicada a la colección permanente. ''No soy partidario de que la colección permanente se desmonte para hacer exposiciones temporales'', advierte.
''Las personas vienen de todo el mundo, no a ver las temporales. También tenemos la responsabilidad de que ven lo ocurrido después de Frida Kahlo. El reto ahora es trabajar en la planta baja para darle una nueva organización, colores, luz, cuestiones tan sencillas como ese zoclo que pusimos nuevo.''