SABADO Ť 14 Ť ABRIL Ť 2001
Ť México, posición discreta; Brasil, abierto opositor a una integración acelerada
La Cumbre de Quebec: pocos avances hacia el Area de Libre Comercio de las Américas
Ť Pretende EU forjar con el ALCA un mercado privilegiado para su economía
AFP
Washington, 13 de abril. Los líderes de 34 países de las Américas se darán cita en una semana en la ciudad canadiense de Quebec para avanzar hacia una zona de libre comercio continental en el 2005, pero la iniciativa lanzada en 1994 por Estados Unidos sigue estancada a la hora de negociar la sustancia.
La meta hace soñar a muchos desde su lanzamiento en la primera cumbre celebrada en Miami hace casi siete años: crear un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que reúna 800 millones de consumidores con 2.7 billones de dólares de intercambios comerciales anuales. Sin embargo, países como México han manifestado hasta ahora una posición discreta y de bajo perfil ante las negociaciones, mientras otros como Brasil se ha mostrado abiertamente reticente a una integración acelerada.
El ALCA volverá a ser el centro de atención de los 34 mandatarios -15 de ellos asistirán por primera vez al acto- en la tercera edición de la Cumbre de las Américas, del 20 al 22 de abril en la ciudad francófona canadiense.
Sin embargo, en el juego de la apertura comercial es más fácil negociar mano a mano que entre más de 30, sobre todo cuando están en juego intereses tan diversos de países como EU, que concentra 77 por ciento del producto interno bruto (PIB) continental, o Haití, el más pobre del área.
El presidente estadunidense George W. Bush llegará a Quebec con las maletas tan vacías como lo hizo su predecesor demócrata Bill Clinton al arribar a Santiago de Chile para la segunda cumbre en 1998: sin la crucial autoridad fast track que necesita del Congreso para poder negociar el ALCA.
Sin embargo, Bush prometió dar una nueva prioridad a las relaciones con el continente, lo cual intentó demostrar viajando a México menos de un mes después de su llegada a la Casa Blanca para reunirse con el presidente Vicente Fox en febrero y recibiendo luego en Washington a otros seis mandatarios de la región.
EU busca forjar el ALCA como mercado privilegiado para su economía, mientras que la mayoría de los países latinoamericanos esperan a cambio la tierra prometida del mercado estadunidense para sus productos.
"Les puedo asegurar que a este pres idente no le interesa ir a cumbres donde los líderes lo único que hacen es limitarse a hablar entre ellos", comentó su asesora para Asuntos de Seguridad Nacional, Condoleeza Rice. "Le interesa obtener resultados en todo lo que hace, y lo va a demostrar", aseguró.
Sin el fast track en mano, Bush dispondrá sin embargo de escasos argumentos para enfrentar al principal escollo hacia el ALCA: las reticencias de Brasil, un gigante que busca frenar al máximo el proceso para darse tiempo de fortalecer su industria y consolidarse como potencia al frente del Mercosur.
Si acepta negociar el ALCA, Brasil lo hace con la difícil condición de que EU ponga sobre la mesa el tema tabú de las barreras no arancelarias, que afectan 60 por ciento de sus exportaciones hacia la superpotencia.
Se espera que en Quebec los jefes de Estado posterguen nuevamente negociar la sustancia y se limiten a ratificar la fecha del 2005 para el ALCA, dejando definitivamente de lado la idea de adelantarlo al 2003, como proponían Chile, Estados Unidos y Canadá. Las cosas serias comenzarían en el 2002, cuando Brasil y EU pasen a copresidir el proceso de negociación.
Mientras tanto, otros países intentan caminos alternativos: Chile inició negociaciones para un tratado bilateral con EU. Uruguay y Argentina dieron señales de considerar también esa opción, pero los ata el Mercosur.
México, socio de EU y Canadá en el Tratado de Libre Comercio (TLC) desde 1994, poco o nada tiene que esperar del ALCA y muchos consideran que al adoptar un perfil bajo en las negociaciones frena discretamente el proceso.
"El único país, además de Brasil, que parece tener dudas sobre el ALCA es México, que perdería su estatuto preferencial en el mercado de Estados Unidos", opinó el economista Sidney Weintraub, en un informe encargado por el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS).
Según Rice, Bush "respaldará una declaración enérgica de la cumbre en favor de la democracia, conocida como cláusula democrática. Estamos trabajando para asegurarnos que será un componente principal de la declaración política apoyada por todos los líderes".
La cláusula prevé la exclusión del proceso de cumbres y de integración comercial de todo país cuyo gobierno no sea electo democráticamente, lo cual formalizaría el ostracismo de Cuba, único que no fue invitado. EU prometió además apoyar una estrategia multilateral contra las drogas, aunque sigue aplicando la controvertida certificación unilateral anual antidrogas que evalúa el desempeño de los demás países y está regida por una ley que sólo el Congreso puede modificar.