SABADO Ť 14 Ť ABRIL Ť 2001

ANDANZAS

Ť Colombia Moya

Danza y religión

EN ESTE GLORIOSO sábado, mientras el Señor resucita en los corazones de quienes aún han sabido guardar la piedra, la esperanza y la misericordia y pué'que la fe, en la ciudad de México, siglo XXI, envuelta en los calores de una primavera exhuberante, solitaria, reseca y maravillosamente semi vacía, atiborrados de películas de los pacíficos judíos rodeando a los héroes: Moisés, José, Jesús, en el disfrute inefable del hogar y la familia en santa paz; nada se antoja más que pasear por el viejo Centro y redescubrir, sin el río humano ni el fragor de los vehículos, sus palacios y secretos rincones y leyendas.

NADA PARECE PERTURBAR esta paz, a pesar de que aún las noticias continúan contándonos, mostrándonos, las violentas guerras a pedradas y cohetazos, misiles y mordidas, los asaltos y jugadas criminales de gángsteres y hampones, narcos y farsantes, enrollados todos hasta el cuello en el lodo de la codicia y la sangre derramada. Nada pareciera indicar que la raza humana continúa día por día asesinando a sus hermanos, inclusive hoy, en la celebración perenne de quienes resucitan de la muerte para continuar el ritual de la vida, la ceremonia de la investidura del querer, ser y poder.

BUENO, AL MENOS la humanidad ha aprendido a cambiar la condolencia por unas buenas vacaciones en el caldo espeso de playas, carreteras humeantes y hoteles aglomerados. Un poco de respiro en el intenso latido de una ciudad frenética, tal vez un suspiro, un recuerdo fugaz por quienes han padecido y padecen en el potro del suplicio. Inútil sería revivir aquellas antiguas danzas sagradas en loor a los dioses. Más extraño aún, revivir aquellas sacerdotisas de Isis, Eceusis, o el Oráculo de Delfos, el misterioso ritual de Dionisios, o las danzas de la negra Khali, y las doncellas sagradas de Tepoztlán. Lejos quedó el siglo XVII con sus danzas de niños en la catedral de Sevilla, aquellos seises escogidos, predestinados a bailar ante el altar, cuando ya su propia iglesia, había condenado al cuerpo humano, el femenino sobre todo, a través de la danza, como el vehículo del pecado, el camino de Satán, las fauces voraces de la tentación.

SERIA BUENO SABER si hoy la Semana Santa entre los coras, los tarahumaras, los grupos chiapanecos o los huicholes, aún celebran la suerte de cruzar descalzos las brasas ardientes en el vértigo sacramental de una danza pagana ancestral, que el sincretismo cristiano no ha logrado aplacar, porque la dulce miel del tesgüino sagrado y su visión magnífica de venados azules y mazorcas coloradas en una selva de flores y rayos dorados, sobrevive al hambre, asfixiando el estómago entumecido, o el pulque blanco, néctar dulce de las ubres de la tierra, topa a los pueblos antiguos con el rostro de los dioses en el vértigo primigenio de las danzas antiguas disfrazadas, casi ridiculizadas, de la nueva religión.

YA LA DANZA no es inocente, sagrada, pura y magnífica. Ella ha perdido su candor, espontaneidad y frescura, pero aún podemos encontrarla, ahora con su corcholata flamante de legalidad y carta de presentación con un ejército de nuevas sacerdotisas de Eros. Pague por ver... y vea cientos de cuerpos de mujeres enroscados en la líbido de la complacencia, en las puertas del infierno, donde se perdió Pinocho, y Juanito, y el tío bobo.

Hoy las sacerdotisas esclavizadas del dios amarillo y el papel verde, criaturas de Sodoma y Gomorra resucitadas, muertas vivientes, adoradoras del poder omnipotente del mercado, tienen chamba... son legales... oferta- demanda, bussines are bussines y hay chavas por millones.

Que no se diga que no hay trabajo, o desempleo. La carne se vende a buen precio en el mercado de pimp...inela, chicos y grandes en el bárbaro ritual de la demanda... šórale! que al cabo le entra quien quiere, Ƒo no?