DOMINGO Ť 15 Ť ABRIL Ť 2001
Ť Sergio Laguráin, 32 días en huelga de hambre; pide la revisión de su expediente
El viacrucis diario de la vida en Santa Martha
Ť "Aquí aprendes a caminar mecánicamente... si viene un estafeta a decirte que tienes visita, no sabes si a la vuelta te están esperando con una punta para torcerte" : Carlos
ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ
La vida en la Penitenciaría de Santa Mar-tha Acatitla todos los días es un viacrucis para muchos de los casi mil 400 internos. Algunos llegan al extremo de la autoflagelación, como Sergio Languráin Padilla, con 32 días en huelga de hambre, para pedir la revisión de su expediente, o como José Antonio Palacios Marquina, El Pato, quien se cortó las venas hace una semana por sus problemas familiares.
De afuera, por lo menos 17 congregaciones religiosas pugnan por la salvación de sus almas y les ofrecen algún tipo de asistencia; la espiritual, por supuesto, y también la material, con donaciones de enseres para el aseo personal, pero que en muchos casos no llega a sus manos.
"Aquí nada más hay tres tipos de creyentes: los católicos, los protestantes y los testigos de Jehová. El que viene a dar misa en la capilla es un sacerdote con aspecto de jipi que camina como si te fuera a retar. El pastor de aquí es un multiasesino. De la Fundación Emmanuel mandaban biblias y cantidades enormes de rastrillos, pero se las quedaban los pastorcitos. Otra que da ayuda pero más directa es la Pastoral Penitenciaria; el interno pide que se haga el trámite directamente de la ayuda que necesita", refiere Carlos, un interno que se dirige a otros reos y custodios anteponiéndoles el "hermano".
Afuera los familiares también viven su calvario; desde las falsas esperanzas que les dio el abogado, que "bien que cobraba pero luego ya ni fue a las audiencias", los que "en Ejecución de Sentencias nada más nos traen a la vuelta y vuelta", y hasta en los días de visita, aunque en Santa Martha "por lo menos está tranquilo porque cuando mi marido estaba en el Reclusorio Oriente había que formarse hasta hora y media para entrar".
Adentro, la seguridad es uno de los principales suplicios para algunos internos. "Aprendes a caminar mecánicamente, todos andan cuidándose. Si viene un estafeta y te dice que te llegó la visita no sabes si a la vuelta te están esperando con la punta para torcerte".
Así le pasó a Juan José, del dormitorio 1, el año pasado, y como las noticias llegan rápido ya todos comentan que al Fili, trasladado al Reclusorio Oriente después de enfierrar al Juanjo, el pasado jueves santo, el juez "le aventó" 50 años más de cárcel. "Pero la neta el güey es un pagador. Le cargaron el muertito", asegura un interno.
Carlos, preso por homicidio y con 10 años en la penitenciaría, comenta: "Yo sufrí la cárcel. Antes era más cabrón", y recuerda que en el área de máxima seguridad, en las celdas de castigo las rejas eran soldadas y el preso permanecía dentro hasta seis meses. Ahora ya no, pero se le quedó el nombre de aquellos tiempos, "ZO", la Zona del Olvido.
Carlos pertenece al Colectivo de Presas, Presos y Familiares de Internos Heberto Castillo, cuyos integrantes protagonizaron hace días una huelga de hambre que se prolongó por 22 días para pedir la aplicación de la Ley de Ejecución de Sentencias y la realización de un foro para reformar el sistema penitenciario.
De ellos, Sergio Languráin continúa el ayuno permanente y otros 50 internos que no pertenecen al colectivo decidieron sumarse a la huelga el 28 de marzo pasado, de los cuales 32 la continúan en el auditorio de la penitenciaría.
Sergio pide la revisión de su expediente para acogerse a la petición de indulto, que corresponde otorgar el presidente Vicente Fox, pero que antes debe solicitar el jefe de Gobierno de la ciudad, Andrés Manuel López Obrador.
La semana pasada recibió un libro con dedicatoria de la vocera de la Presidencia de la República, Marta Sahagún: Martha, la fuerza del espíritu, escrito por Sari Bermúdez. "No siempre la justicia humana es justicia, La justicia divina no se equivoca y el señor conoce del sufrimiento de sus hijos; abandónate a su gran misericordia y amor".