DOMINGO Ť 15 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Niega el director adjunto del Conacyt que falte empleo para los investigadores

Tiene México el lugar 60 en desarrollo científico y tecnológico a nivel mundial

Ť Se carece de una política de Estado que vincule crecimiento y saber: Serrano Pérez-Grovas

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

La ciencia y la tecnología son el "eslabón más débil" de México, y los indicadores mundiales lo reflejan. Por su desarrollo económico ocupa el número 14 del mundo, pero por sus aportaciones al conocimiento está en la posición 60, asegura el director adjunto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el astrónomo Alfonso Serrano Pérez-Grovas, quien señala que el desafío es poner en el mismo nivel economía y ciencia.

El problema de fondo, dice, es que la falta de recursos humanos de alto nivel se ha convertido en un cuello de botella. Los investigadores no padecen de desempleo, sino que están mal distribuidos en el país, y se necesita promover su movilidad respetando sus derechos.

Desde el 29 de enero, Serrano Pérez-Grovas ocupa una de las oficinas más importantes del Conacyt, la de Investigación Científica. Llegó ahí luego de haber escalado varios peldaños de las ciencias básicas hasta hacerse cargo del proyecto del Gran Telescopio Milimétrico que se construye en el cerro de La Negra, en Puebla, y que permitirá observar la formación de las galaxias más lejanas del universo, algo que no se ha conseguido ni con los telescopios más potentes del planeta.

laboratorio-reflejoEmpezó sus tareas docentes en 1971 en la Facultad de Ciencias de la UNAM, ha sido profesor de la Escuela Internacional para Jóvenes Astrónomos (UNESCO-IAU), en Holguín, Cuba, y en la actualidad es investigador titular de tiempo completo en el Instituto de Astronomía de la UNAM. Sus líneas de análisis incluyen tanto astronomía extragaláctica como astronomía galáctica.

En espera de que las metas del Conacyt sean definidas en el Plan Nacional de Desarrollo, cuya elaboración está en curso, el ex director del Sistema SEP- Conacyt hace un diagnóstico de la ciencia mexicana y plantea alternativas para superar los rezagos.

--¿Cuáles son las metas de este gobierno?

--Debemos hacer un gran esfuerzo para que la ciencia y la tecnología demuestren fehacientemente a la sociedad su utilidad. La única luz en el túnel que tiene México para desarrollarse es que el conocimiento se use para que el país adquiera mayor riqueza, pero no lo estamos haciendo en este momento. Si uno observa los indicadores mundiales, México es la economía 14, pero su desarrollo científico y tecnológico lo coloca en el número 60.

Somos la economía 14

"La parte más débil que tenemos en este momento en nuestra cadena es la ciencia y la tecnología. Por eso, la meta es que si México es la economía 14 del mundo, por lo menos ocupe el mismo sitio en ciencia y tecnología, y para eso necesitamos generar más recursos humanos".

--¿Cómo van a hacer crecer el número de investigadores?

--Esto va a depender de insertar a la ciencia y la tecnología en una política de Estado. Por decreto no se puede decir "vamos a tener 20 mil investigadores", se requiere conjuntar una serie de circunstancias, y eso es lo que queremos hacer.

--Como responsable del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), organismo que agrupa a casi ocho mil científicos, quienes constituyen la elite de la ciencia mexicana, ¿planea incrementar esta membresía, y en cuánto?

--El reto es que el SNI crezca. El problema es que tenemos un cuello de botella de recursos humanos. Aunque consiguiéramos invertir una mayor proporción del producto interno bruto (ahora es de 0.36 por ciento) en ciencia y tecnología, tendríamos un conflicto difícil de resolver porque estamos formando gente para la investigación a un ritmo muy lento.

--¿Qué sentido tiene formar investigadores si no consiguen empleo?

--No creo que haya desempleo. Hay varios miles de plazas en las universidades estatales que hasta el momento no se han cubierto. Sabemos que existen empresas como Motorola, que trajo dos centros de investigación en la ciudad de Puebla y requiere 500 especialistas, y que ninguna universidad del estado está en capacidad de proporcionar.

--El año pasado, investigadores galardonados con el Premio Nacional de Ciencias se quejaban de que hay desempleo.

--Creo que lo que falta es propiciar la movilidad de los científicos. Hoy en día, un investigador nace, crece, se reproduce y se muere ya no digamos en una institución, sino en un pedazo de ésta. Ni siquiera en las grandes escuelas, como son el Politécnico y la UNAM, hay esta movilidad. El gran problema que tendremos que enfrentar en esta administración es que a los investigadores que quieran trasladarse a otra institución se les reconozcan esquemas de antigüedad porque, por ejemplo, las pensiones del IMSS y del ISSSTE son incompatibles en la actualidad.

--Usted recomienda a los científicos que busquen alternativas en los estados, pero ¿qué garantías les da?

--Muchos de los esfuerzos del Conacyt se han enfocado al individuo; ahora necesitamos concentrarnos en las instituciones. Así, en lugar de que un investigador sea contratado a escondidas por una universidad, hay que entablar negociaciones para que un grupo se vaya a fortalecer algún área, y eso es más efectivo.

"Deben conservar los derechos adquiridos y tener la posibilidad de regresar y reacomodarse en caso de que el proyecto al que fueron invitados no tenga éxito. Pero la existencia de estos grupos deberá depender de que después de cierto tiempo entreguen resultados".

--Con este panorama, parece difícil que el país algún día pueda ser competitivo.

--México tiene una gran oportunidad de competir utilizando la ciencia y tecnología como herramientas del desarrollo nacional en un mundo globalizado. Pero lo difícil es que esta oportunidad es tal vez la última del país, por que en estos momentos se están articulando a una gran velocidad redes y alianzas que van a hacer las que determinen el funcionamiento del futuro. Entonces, México tiene que entrar a ellas con algo que ofrecer, más allá de la mano de obra barata, como talento, habilidad y picardía, que son características del mexicano.