Javier González Rubio Iribarren
Y en cultura, ¿cuándo?
La cultura siempre está en penúltimo lugar
en las preocupaciones y ocupaciones políticas en países como
México, no así, desde luego, en Francia, Gran Bretaña
o España. El presidente Fox, metido como está en la defensa
de su proyecto de reforma fiscal, en intentar poner a México en
la palestra del prestigio internacional e incluso con su optimismo que
lo lleva a afirmar que nuestro país pronto será de los que
conduzcan "el destino de la humanidad", no tiene tiempo de reflexionar
cinco minutos en la catástrofe que sobrevuela a nuestras instituciones
e industrias culturales. En su afán de crear para México
otra especie de "destino manifiesto" evidentemente no tiene tiempo de pensar
que para ello impulsar la creación y aprecio de la cultura es imprescindible.
No es que compartamos semejante optimismo, simplemente quisiéramos
que la cultura desempeñara un papel fundamental en la supuesta transformación
de México.
Sin embargo, el panorama cultural en México respecto a las instituciones oficiales es cada día más sombrío.
Para salir del paso, el presidente Fox decidió, por motivos afectivos, y porque era mujer, nombrar al frente de Conaculta a la señora Sara Bermúdez, que no tiene la menor preparación para el cargo, no sólo por carecer de experiencia en la materia sino por ser incluso inculta.
La señora es incapaz de conducir ninguna reunión de trabajo interna y sus más allegados siempre justifican su ausencia diciendo que tiene muchas cosas que hacer o que se fue a ver a X o Y funcionario. Y en realidad prefieren que no esté, porque a pesar de que sólo habla con tarjetas, acaba haciendo comentarios bastante fuera de tono producto de su ignorancia que, obviamente a Fox y a la señora Mar-tha Sahagún --su jefa, según la misma Bermúdez dice-- no preocupa en lo más mínimo por el gran aprecio que le tienen, lo que hace suponer que la tendremos de presidenta de Conaculta bastante tiempo, a menos que ella, con un destello de responsabilidad, renuncie al cargo.
De diciembre a la fecha, en Conaculta y sus instituciones sólo ha habido cambio de personal (ella misma ya cambió un secretario técnico, ya lleva dos coordinadores de asesores, le renunció la responsable de comunicación social). Y otro secretario técnico, Andrés Rohemer, utiliza su puesto para promocionar un libro de su autoría.
Cuando la señora Bermúdez pretendió cuestionar el IVA a los libros, en unas declaraciones, sólo mostró que en un diálogo José Sarukhán, Reyes Tamez y ella fueron incapaces de convencer al secretario de Hacienda de lo desafortunado de la propuesta. Flaco favor les hizo a sus jefes. Pero eso sí, se ocupó de quedar bien con Gil Díaz.
Seguramente en ese afán de cumplir las directrices de Hacienda, la señora Bermúdez decidió que las oficinas del Canal 22 se vayan a los Estudios Churubusco, pues el edificio que ocupan es rentado. Pero resulta que en los estudios no hay espacio y parte de sus ingresos se deben precisamente a la renta de foros y oficinas a diversas productoras. Para satisfacer el traslado de Canal 22 hubo que pedirle su espacio a uno de los más importantes productores de este país. Excelente: menos dinero para los Churubusco.
En una entrevista que le hizo Canal 40, en el que la señora Bermúdez mostró un video en inglés con una síntesis de su trabajo periodístico, al responder a las críticas que se le han hecho por su falta de preparación --no hizo ni preparatoria-- y de experiencia, ella dijo suplir esas carencias con liderazgo --la palabra mágica de la nueva administración--, cuando todos sabemos que no hay liderazgo posible si se desconoce el ámbito de acción.
En una entrevista con la revista Proceso, Sara Bermúdez no deja ver en su proyecto una sola idea original, sólo las tareas de siempre, obviamente nada despreciables, pero ni en eso hay un cómo, un con qué.
¿Dónde están las necesarias campañas de comunicación para el fomento a la lectura, dónde un programa de adquisiciones de obras de arte, dónde están las estrategias para hacerse de fondos privados, dónde un plan para seguir estimulando el cine de calidad, dónde la urgente estrategia económica para dotar de recursos y equipo nuevo a Canal 22, dónde una estrategia que vincule eficientemente, en un trabajo constante, no sólo de coyuntura, a embajadas y Conaculta, dónde el programa y los recursos para adquisiciones y restauraciones para la Cineteca Nacional, cómo sacar a Radio Educación de la miseria técnica en que se encuentra, dónde está la creación de concursos para estimular la creación plástica, hará algo para fortalecer a las industrias culturales de México en los nuevos tratados internacionales e incluso ante Estados Unidos y Europa, cómo se mejorarán las relaciones del INAH con los estados? ¿Dónde... dónde... dónde?
Que ya no echen rollo con eso de la ciudadanización, que no es más que avanzar en la descentralización de la cultura, lo que se ha impulsado hace años y si no ha avanzado como debiera es porque para empezar los primeros interesados en fomentar la cultura en sus estados debieran ser los propios gobernadores.
Pero en fin, ahí seguirá la señora Sara Guadalupe Bermúdez, practicando su inglés. Esperemos que el Presidente tenga otros colaboradores que nos ayuden a poner a México no como uno de los países que "conducen a la humanidad, a la civilización", por ahora nos conformamos con ser mejores, hasta en la cultura.