lunes Ť 16 Ť abril Ť 2001

Carlos Fazio

Mister Amigo

Hace unos años, la jerga diplomática interamericana incorporó la noción de las "relaciones carnales", cuya autoría intelectual pertenece al ex canciller argentino, Guido di Tella. El término fue acuñado para describir el vínculo entre la administración Bush (padre) y el gobierno de Carlos Menem, y parte de la premisa de que Estados Unidos, como gran potencia, tiene una agenda constante de exigencias respecto de los países subordinados. El eufemismo se inscribe dentro del concepto de "la Gran Area" (símil del "espacio vital" nazi), línea maestra del proyecto imperial rediseñado en 1941 por el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York (CFR, por su sigla en inglés).

El más influyente "tanque pensante" de la elite estadunidense visualizó entonces dos maneras de integración económica. El modelo horizontal, de unión aduanera y tarifas preferenciales entre países de economías similares. Y el modelo vertical, de corte imperial (según el modelo del imperio británico), donde la integración se lograría mediante tarifas preferenciales, pero incluyendo inversiones, colonización y control político franco. Además, puntualizaba el CFR en los Estudios de guerra y de paz, se tendría que generar una "mayor dependencia", mediante mercados seguros proveedores de materias primas y, en caso de que eso fracasase, a través del control de territorios por medio de "la inversión y la dominación político militar".

El resultado contemporáneo más acabado del proyecto imperial fue el TLC o NAFTA. Los pasos de la "complementariedad" están frescos. De la integración silenciosa (Clark Reynolds) se pasó a la México Purchase (John Saxe-Fernández) y hoy, como parte del desmantelamiento del Estado nación mexicano, se pone a disposición de las capacidades fagocíticas del interés corporativo trasnacional y de sus socios subalternos nativos (la oligarquía local), las últimas "presas codiciadas" (Jefferson dixit): Pemex, la petroquímica, el gas natural, la Comisión Federal de Electricidad y toda la infraestructura espacial (ferrocarriles, puertos, aeropuertos, carreteras, telecomunicaciones). Las "gangas" que les faltan comprar para convertir a México en un país maquilador, tipo "república bananera". Sin olvidar el componente policiaco-militar, subordinado a la "seguridad nacional" de Estados Unidos. Adolfo Aguilar Zinser, que preside el Consejo de Seguridad Nacional del gabinete de Fox, admitió la fiscalización de Estados Unidos (vía FBI) sobre la corrupción de los agentes policiacos mexicanos. A su vez, el Pentágono anunció que este año capacitará en contrainsurgencia a mil 363 militares, con el objetivo de alcanzar "una relación en materia de defensa basada en el interés común". La fábula del tiburón y la sardina.

A propósito de relaciones carnales, la vida nos da sorpresas. Será el calor o el karma del canciller Jorge G. Castañeda, pero no deja de ser insólito el súbito amor por el gobierno de México del cruzado de la ultraderecha aislacionista de Estados Unidos, Jesse Helms. El senador republicano llega a su patio trasero a certificar a sus nuevos capataces (estrellita en la frente por el "bono democrático"). Asimismo, el creador de la ley Helms-Burton contra el pueblo de Cuba viene a sacar la cara por sus patrocinadores de la mafia anticastrista de Miami en vísperas de la reunión sobre derechos humanos en Ginebra.

"El satánico senador no", como se le conoce en los círculos de poder en Washington, levantó su veto sobre el desprolijo pasado de su antiguo contradictor, el múltiple "ex" Castañeda (ex comunista, ex priísta, ex perredista, reconvertido hoy al foxismo), y llega a extenderle su mano "amiga". En sus casi 30 años de todopoderoso legislador sólo ha distinguido con su presencia, allende fronteras, al dictador Augusto Pinochet y al pacifista Yitzhak Rabin... en su funeral. Eso aquilata el arte de Castañeda.

En el marco de la visita se realizará un encuentro entre el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos (que preside Helms) y su contraparte mexicana; "reunión histórica", por ser la primera de miembros de la Cámara alta del imperio en su traspatio. Según "expertos" locales, para la ocasión los adversarios del modelo hegemónico debemos tirar la historia al hoyo negro de la memoria, junto con conceptos premodernos como "relaciones asimétricas" (švasallaje nunca más!), y erradicar toda sospecha sobre los intereses corporativos e imperiales que representa el longevo visitante. Antes bien, y dado que se trata de gozar al ritmo de la "globalización", la "complementariedad" y el flujo de mercancías, capitales y valores --que es libre o no, según convenga a los amos--, debemos dejar a un lado los "prejuicios" que antaño estorbaron nuestra visión --"si bien hicieron más cómoda y llevadera una relación difícil" (G. Székely)-- y "sin miedo a los riesgos", explotar nuestra nueva ventaja comparativa: el fin de un régimen político autoritario. Bienvenidos a la democracia hueca, tipo Nicaragua o Colombia.

Eso es así, porque gracias al nuevo entendimiento migratorio de la "responsabilidad compartida" (Powell-Castañeda), la antigua ventaja comparativa de la mano de obra barata fue desahuciada y los migrantes indocumentados sólo podrán aspirar a la esclavitud salarial. Porque la propuesta policiaco-represiva funcionará como una valla interna, que controlará la libre circulación de mexicanos y centroamericanos hacia La Meca del capitalismo.

La consigna es actuar con "madurez y tolerancia" (la sardina siempre alcanza su grado de "madurez" cuando se somete al amo). A los políticamente incorrectos se nos dice que debemos hacer a un lado nuestra desconfianza "natural" (con el neodarwinismo social en boga a todos nos aflora algo de abascalismo rampante). Si se logra ese objetivo, las "relaciones bilaterales" (šsimétricos al fin!) se presentarán pletóricas de "intensas oportunidades" (šlas sardinas mueven la cola!). Pero para no desbarrar hay que tomar en cuenta algunas recomendaciones. Como dice Carlos Fuentes, ahora que ya no existen problemas "limitativos" de soberanía (otro arcaísmo fenecido, pese a exabruptos, como el caso del avión espía EP-3E estadunidense que violó el espacio aéreo chino y el Proyecto Echelon) y ha sido superado el "principio negativo/defensivo" de la no intervención --porque Carlos Salinas nos autodeterminó y "semos" socios de la superpotencia-- hay que evitar las enfermedades infantiles. Por eso, ahora que quedó atrás el pernicioso amasiato entre la oligarquía local y sus socios imperiales (muerto el PRI se acabó la rabia) y está legalmente "regionalizada" la sociedad conyugal --donde dice amén sustituir por AMI (Acuerdo Multilateral sobre Inversiones)-- no se debe tentar a la suerte.

"México se encuentra ante la delicada situación de tratar con un presidente norteamericano (George W. Bush) que es lame duck, patito rostizado. La tentación de aprovechar la debilidad del nuevo Ejecutivo en Washington puede ser grande. Pero puede ser peligrosa", advirtió Fuentes. Los cipayos no deben abusar del patito, es el mensaje; pueden chamuscarse la cosa. Los igualados deberán contener los ímpetus propios del enamoramiento (atento aviso: ya no se puede argüir atracción fatal) sin renunciar a posiciones de vanguardia o retaguardia, arriba o abajo (consultar los manuales sobre la "izquierda correcta" del jefe de Tlatelolco).

"Principios, praxis... e intereses", parece ser la fórmula ideal para la etapa. Ahora que nadie puede acusarlos de "dictadura perfecta", los nuevos amos de México van a sacarle jugo a la "plena democracia" y al imperio de los sentidos; perdón, derechos humanos. Así que, como diría María Félix (Ƒo Celia Cruz?): šrelájense y gocen! šYa llegó Mister Amigo! ƑLa chusma? Les vale. Nomás que no se salga del huacal.