LUNES Ť 16 Ť ABRIL Ť 2001
Ť Señala experto de la UNAM los riesgos ecológicos
Las vías para el tránsito vehicular ganan espacios a las áreas verdes
De 3.7 por ciento de áreas verdes públicas que se pierden anualmente en la ciudad de México, 40 por ciento se destruyen para abrir espacios al tránsito vehicular, afirmó Víctor Barradas Miranda, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM.
Indicó que otro de los propósitos es la construcción o ampliación de calles, en las cuales sólo se colocan algunos árboles. En entrevista destacó que en 1998 la mancha urbana era de 624.35 kilómetros cuadrados y de ellos sólo 5 por ciento correspondían a vegetación urbana.
De estas áreas verdes, alrededor de 80 por ciento presenta serios daños en su composición, debido al cableado de los servicios de luz y teléfono, puntualizó.
El problema de la naturaleza urbana en nuestra ciudad no sólo es de tipo económico, sino de políticas de planeación, porque al decidir reforestar se debería tomar en cuenta cómo se va a restructurar esa vegetación, aseveró.
Por ello, para restaurar áreas verdes públicas en la ciudad de México se deben plantar especies nativas, porque éstas tienen menos problemas de mantenimiento.
Barradas Miranda enfatizó que las áreas verdes contribuyen a limpiar el aire y el suelo. Si los habitantes de la ciudad contáramos con una red adecuada de vegetación, no llegaríamos a los índices de contaminación que tenemos en la actualidad.
El investigador explicó que las ho- jas de los árboles atrapan el polvo, lo cual ayuda a limpiar el aire, y son capaces de absorber contaminantes como el ozono, el dióxido de azufre y los metales pesados, en el caso de las partículas suspendidas.
Además, añadió, los árboles absorben y guardan en sus tejidos los metales pesados de los suelos, "obviamente esto afecta su crecimiento, pero de alguna manera se descontamina el suelo. Desde ese punto de vista, reiteró, restaurar las áreas verdes públicas en la ciudad de México traería enormes beneficios para la población.
Admitió que en la capital ya no hay lugar para parques, pero sí es posible restaurar las áreas verdes que quedan.
La función de transpiración de las plantas, abundó, hace que el ambiente alrededor de ellas sea más húmedo, y en combinación con la temperatura influyen en los llamados índices de confort, lo cual permite que los parques sean más placenteros.