LUNES Ť 16 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Javier Téllez presenta las instalaciones Bedlam y La última cena en el Rufino Tamayo

Inexistente, la línea entre otredad y normalidad

Ť El artista produce máquinas de significantes entrelazadas con lo social, dice el venezolano Ť Lo más interesante en los últimos 30 años ha sido un arte que se escapa del medio, afirma

MERRY MAC MASTERS

Los padres de Javier Téllez (Carabobo,Venezuela, 1969) son psiquiatras y desde muy pequeño su progenitor lo llevaba a visitar al hospital donde trabajaba. No es de extrañarse, entonces, que Téllez hiciera su primera instalación precisamente sobre el centro psiquiátrico Bárbula. De allí para el real. Al artista radicado en Nueva York le resulta interesante trabajar dentro de un contexto en el cual ha sido disuelta la "frontera" entre "lo normal" y "lo patológico": "Desde pequeño he estado en contacto diario con enfermos mentales, entonces, para mí ese borde entre la otredad y la normalidad no existe". Como muestra, recuerda que todos los años iba al hospital a presenciar el carnaval en donde los pacientes se disfrazaban de doctores y viceversa.

Si la obra de Téllez encierra un mensaje es porque no entiende un arte en donde la forma se desliga de lo social. Apunta: "Uno como artista produce máquinas de significantes que están entrelazadas con lo social y que de alguna manera hacen un comentario quizá mucho más cercano a la antropología o la sociología que el mismo arte. Lo más interesante en los últimos 30 años ha sido un arte que se escapa del medio, que ya no es pintura, ni escultura, y un poco se nutre de muchas prácticas, tanto artísticas como puede ser la cinematografía o la comunicación social, hasta la etnografía y la filosofía. Es una especie de gran género que se nutre de otros géneros".

No es la primera vez que Téllez expone en México. En el 96 presentó Video faz en la extinta galería defeña Art&Idea y en el Museo de Guadalajara. Al año siguiente participó en la colectiva Así está la cosa, del desaparecido Centro Cultural/Arte Contemporáneo. Ahora, bajo el nombre Bedlam, exhibe un par de instalaciones hasta el 20 de mayo en el espacio de proyectos contemporáneos Sala 7, en el Museo Rufino

La pieza central, Bedlam, que se puede traducir como manicomio o bulla, se hizo hace dos años en Londres durante una residencia artística en Bethleham, el hospital psiquiátrico más antiguo del mundo. "Cuando llegué -dice Téllez- los pacientes del taller de labor terapia realizaban unas casas de pájaros porque el hospital está en un bosque". Al artista le interesó la imagen de la casa de pájaros como alegoría del hospital.

Bedlam, entonces, consiste en una gigantesca caja de pájaros, a la cual se introduce el espectador. Allí, sentado, y rodeado de docenas de las cajitas hechas por los pacientes de Bethleham, se mira "a vista de pájaro" un video, en cámara lenta, en donde enfermeros del hospital efectúan prácticas de control de someter a los pacientes en estado de crisis. Mientras tanto suena la canción Volare, que contrasta con la imposibilidad del vuelo real dentro de la situación tóxica del confinamiento.

La segunda pieza, La última cena (2000), es un tableau vivant (cuadro vivo), inspirado tanto en La Ultima cena de Leonardo Da Vinci, como en el cine de Buñuel y Pasolini. Se trata de "subvertir a la representación canónica de la iconografía religiosa y realizar a la última cena en un hospital psiquiátrico en colaboración con los pacientes, entre ellos, Carmen Requena, que hace canciones en un lenguaje que inventó".

El tema del hospital psiquiátrico se maneja poco, no solo en el arte, sino en la misma vida pública. "Lo que allí ocurre es un poco como el sótano de la cultura. Es donde está lo más marginado de la sociedad porque es un poco el ser que no produce. Es la locura como ausencia de trabajo. Mi interés por los hospitales psiquiátricos ha sido el dar visibilidad, inclusive voz, a las personas a quienes se les ha sido negada". A partir del 4 de abril Téllez exhibirá la video instalación Aire de México, en donde trabajó con pacientes mexicanos, en La Panadería, Amsterdam 159, colonia Condesa.