LUNES Ť 16 Ť ABRIL Ť 2001
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Ť Leonardo Páez
EL GLISON A ESPAÑA
HARTO DE LA invalidez espiritual y el enanismo taurino que prevalecen hace años en la fiesta brava de México, vetado por empresarios sin idea y por figurines comodinos, Jorge de Jesús Gleason El Glison, último torero verdaderamente taquillero surgido en México, ha decidido ir a España ša torear!, por el placer viril de ensayar su corazón en otros días solos y dramáticos, como dijera el poeta peruano Juan Parra del Riego.
ACOSTUMBRADO DESDE sus inicios como novillero (1986) a los vaticinios descalificadores, porque, a la crítica especializada y a los aficionados convencionales, su toreo temerario les resultó poco clásico e irreverente, el gran público, el que hace las grandes entradas y propicia los grandes negocios en cualquier espectáculo, dio su aval a la perturbadora tauromaquia glisoniana, atiborrando las plazas donde actuaba, incluida la México (1990).
PARA ENTONCES JORGE ya había sufrido la tremenda cornada en la plaza de Tlaxcala (1987) que enfrentaría el criterio de la llamada ciencia médica con el suyo, o los pronósticos autorizados con su férrea voluntad de sanar, no sólo para caminar sino para volver a torear. Y lo logró.
DISEÑÓ UN APARATO que le afirmara la pantorrilla, padeció las amenazas de su propio gremio -la bocabajeada Asociación Nacional de Matadores- de retirarle el carné de miembro activo, demostró que podía torear con más quietud y mando que muchos de sus compañeros sanos y continuó cortando más orejas que nadie del 91 al 94 y a la cabeza del escalafón de matadores en el 93 y el 94.
PERO NI ESTADÍSTICAS ni llenos consecutivos, ni el celo ni el sello exhibidos por El Glison delante de los toros fueron suficientes para sensibilizar los inhábiles criterios de quienes andan metidos de empresarios taurinos en el país y, salvo la confirmadora excepción de José San Martín, todos prefirieron pelearse con las utilidades y mantener a la fiesta en los mismos niveles de desinterés y de dependencia, antes que enfrentar a un "torero parapléjico" pero taquillero con los anquilosados ases, salvo Mariano Ramos y David Silveti.
INQUIETO E IMAGINATIVO, entre tanto el amenazante -para el stablishment taurino- diestro publicó un libro de poemas, grabó un compact con sus propias composiciones, dio conferencias sobre superación y empezó a escribir una columna taurina en el diario deportivo Esto. Desde allí, en vano intentó convencer a los taurinos con poder económico de que modificaran sus pobres criterios en cuanto a reposicionar el espectáculo.
ABURRIDO DE HABLARLE a la pared, El Glison parte mañana a España, concretamente a Sevilla, donde dará una conferencia en su universidad, asistirá a diversas ganaderías, probará la legendaria embestida de aquellas reses, afinará detalles con su apoderado Paco Dorado, acudirá a entrevistas por televisión, radio y prensa. Y en medio de este incansable ajetreo, intentará, una vez más en su azarosa existencia, buscar lo imposible, congruente con su frase: "Prefiero morir vivo que vivir muerto".