MIERCOLES Ť 18 Ť ABRIL Ť 2001
Ť Con un acto más, reestrena su obra Hace ya tanto tiempo en la Sala Villaurrutia
Los embates de la censura al teatro en México ya ni siquiera nos sorprenden, dice Leñero
Ť Es un texto con verdadera poesía dramática, señala Ignacio Retes, director del montaje
Ť Abascal, persona obtusa que contrasta con la libertad de la mujer, advierte Crestani
CESAR GÜEMES
Dice que es el mismo autor y tal vez tenga razón. Sin embargo, Vicente Leñero escribió Hace ya tanto tiempo en 1984, la estrenó en 1990, la restrenó en el 2000, hace unos meses le agregó un acto en donde los personajes retroceden 37 años y estrenará de nuevo este viernes, bajo la dirección de Ignacio Retes, quien actúa también al lado de Silvia Caos, Eugenia Leñero y Antonio Crestani.
-Se acaba de proponer de manera pública que los libros, al igual que las películas, sean ''clasificados". No faltará mucho para que esa iniciativa llegue al teatro.
Leñero no tarda en responder:
-Llegó hace tiempo. El teatro siempre ha tenido presiones. En los trabajos que hemos hecho Retes y yo a cada rato pasamos por obstáculos de la censura e incluso de amenazas. Antes era muy difícil montar una obra. Cuando hicimos Los albañiles o Los hijos de Sánchez hubo verdaderas complicaciones por el tipo de lenguaje: en el teatro no se podían decir palabras altisonantes; hoy pasa lo contrario, estamos infestados de palabras digamos fuertes. Bueno, pues cuando montamos El juicio, sencillamente nos la censuraron. Sin duda el teatro, más que la literatura, ha sufrido en México tantos embates que ya ni siquiera nos sorprenden.
Gran elegía, sin trucos
El problema planteado por Hace ya tanto tiempo (obra que se estrena este viernes, a las 20:30 horas, en la Sala Xavier Villaurrutia de la Unidad Artística y Cultural del Bosque, a espaldas del Auditorio Nacional) se relaciona firmemente con otra de las posiciones políticas en boga, la situación social de las mexicanas. Es por eso que Antonio Crestani dice:
''Estamos ante un trabajo de gran elegancia, sin trucos. No es una obra con efectos especiales, no hay desnudos ni tornados, pero se habla de los ligamentos más sutiles de las relaciones humanas.
''Es un montaje en donde nos encontramos dos generaciones y es preciso decir que en la obra se habla de la libertad de la mujer. Mientras hay personas tan obtusas como Abascal, en Hace ya tanto tiempo el discurso es absolutamente contrario: se define a la mujer que acababa de conseguir el voto y se liberaba de muchas ataduras. Hubo una primera generación femenina en cuanto a su papel social y el entendimiento con ella misma''.
Al hablar de los estrenos y de la escritura extra, Leñero sostiene: ''La obra mostraba originalmente a un par de personas de edad que se rencontraban y pensaba entonces que el espectador podía formar su propia historia de lo que habían vivido ellos en el pasado. Pero algunos tal vez podrían desear saber qué les pasó 'realmente'. Es un experimento de estructura el que propongo, muy elemental es cierto, pero poderoso independientemente de los resultados. Retes me sugirió que hiciera un segundo acto para la obra que, por cierto, la primera vez no me salió. Así que hice una segunda versión de ese segundo acto y creo que redondea la obra y completa el experimento".
En realidad son dos los experimentos, uno el de la trama y otro el del montaje que resulta sobrio, verista. Explica Retes:
''Siempre se admiran, aunque más se critican, los montajes con características realistas, hiperrealistas o naturalistas. Y esta obra se presta como pocas para que se discuta justamente de qué se trata en cuanto a estilo.
''Yo no me meto en honduras: tomo el texto, se lo doy a mis autores, los oigo, y si es naturalismo o hiperrealismo lo que sale será por cuenta y riesgo del espíritu de la obra y de la capacidad de los actores. Así que no me atengo a un esquema previo o arbitrario: vamos inventando la escenificación conforme transcurren los ensayos y no hay ideas preconcebidas.''
-Aunque en el montaje de La visita del ángel los espectadores se iban al intermedio con el aroma de la carne asada que se cocinaba en escena.
Sonríe Retes: ''Llegaban a su casa con el olor pegado a la ropa".
Eugenia Leñero, por su parte, cumple con esta obra tres bajo la dirección de Ignacio Retes. Dice al respecto: ''Trabajar por tercera vez con el maestro Retes, además en una obra de mi papá, me resulta muy interesante. El papel femenino es sólo uno, desdoblado en dos actrices. Fue necesario que yo viera cómo se generaba el personaje en Silvia para saber cómo me iba a ver en el escenario 37 años después, digámoslo así". Y agrega sobre el montaje: ''Sobre el escenario tuvimos pocos ensayos porque Ignacio Retes no cree en agotar al actor con cinco horas de ensayo, sino con dos, y el resto del tiempo se dedica a proponer, conversar, armar la realidad escénica".
Volver a la palabra y el realismo
Un concepto que se corresponde con la siguiente afirmación de Vicente Leñero: ''Me interesa mucho que el teatro mexicano regrese a la palabra, no enfocado a las imágenes visuales donde se compite más bien con el cine que con la dramaturgia misma. Quiero fincar ahí el poder de una obra. Y hay otra veta que tampoco debería olvidarse: el realismo.
''El regreso del teatro a la palabra siempre me ha parecido una interesante vuelta de tuerca que tiene esta expresión en todo el mundo. Prefiero el teatro de cámara, incluso, que todo el otro."
El gusto por la palabra es lo que lleva a Retes a reflexionar que Hace ya tanto tiempo ''es verdadera poesía dramática, un texto muy bello y sin pretensiones literarias. No se habla con un lenguaje exquisito, para nada, sino de una forma concreta, con palabras de claro peso específico".
El cierre del anuncio del estreno es un mano a mano entre director y dramaturgo:
Ignacio Retes: Para hablar de teatro moderno tenemos a unos cuantos ejemplos en el mundo entero. No hay arriba de 80 dramaturgos verdaderamente valiosos en el mundo.
''En el caso de México es evidente que hubo una serie de dramaturgos que crecieron en los años cincuenta, como Carballido o Magaña. Pero México no ha dado en la segunda mitad del siglo pasado más que un dramaturgo: Vicente Leñero. Y espero que mi opinión sea respetada, ya que la digo con todo respeto.''
Disiente Leñero:
-No estoy de acuerdo. Veo que más que un literato, el dramaturgo debe ser un hombre de teatro: concebir el espacio escénico, la tensión física, el movimiento. Claro que muchos dramaturgos andamos peleando a ver quién nos publica las obras, pero la verdad es que no están hechas para leerse.