MIERCOLES Ť 18 Ť ABRIL Ť 2001
Presunto violador, localizado por la víctima en un banco
De la bóveda a los separos
ANGEL BOLAÑOS Y SUSANA GONZALEZ
Después de varios días de haber sido ultrajada, Carmen recordó una pista sobre sus agresores que no dio cuando presentó su denuncia ante el Ministerio Público, y por su propia cuenta y riesgo decidió investigarla hasta que dio con uno de ellos.
A principios de abril estuvo en una fiesta donde la abordaron tres sujetos, quienes le hicieron propuestas indecorosas, ella se negó y después ya no supo de sí: algún barbitúrico en su bebida la hizo perder el conocimiento.
No obstante que la droga la dejó en situación de indefensión, cuando despertó al siguiente día, abandonada en las barrancas de Santa Fe, tenía las ropas rasgadas, algunos golpes pero lo que más le indignó fue que habían abusado sexualmente de ella.
Pidió auxilio a una patrulla de la Secretaría de Seguridad Pública para trasladarse a su domicilio y después acudió con sus padres a la agencia 48 del Ministerio Público especializada en delitos sexuales, en la colonia Jardín Balbuena, donde presentó la denuncia correspondiente, 48/345/01-04, y se iniciaron las investigaciones.
Pasaron varios días. Carmen recordó que uno de ellos le dijo que trabajaba en un Bancrecer de Polanco, pero decidió no ir al Ministerio Público, tomó el teléfono, marcó el número del servicio de información 040 y pidió el de la central de la institución bancaria.
Marcó el 51746000 y solicitó las direcciones de las sucursales de Bancrecer en Polanco: "hay tres: una en Masarik, otra en Molière y la tercera en Homero".
Ayer escogió esta última en la esquina de Homero y Francisco Petrarca, llegó antes de las 10 de la mañana y ahí estaba, detrás de la caja con el número 4, el hombre buscado. Salió, pidió auxilio a los patrulleros de la unidad 24043 de la delegación Miguel Hidalgo y, acompañada por el policía José Almodóvar, regresó al banco.
Raúl Quintero Morales la reconoció y corrió a ocultarse en la bóveda del banco. Juan Manuel Pampa, a cargo de la seguridad del establecimiento, negó al policía actuar ya que por instrucciones del gerente del banco no permitiría la detención del empleado sin la orden respectiva.
La mujer explicó que ya había presentado una denuncia en la Procuraduría capitalina, pero el sujeto insistía en negar a los policías detener al presunto agresor.
Almodóvar decidió pedir auxilio, y por la intensa movilización de patrullas de la SSP en el lugar, llegó a pensarse que se trataba de un asalto bancario. Arribaron también varias unidades de la Policía Judicial, pero ya para entonces las puertas del banco habían sido cerradas "por seguridad" ante la concentración del personal policiaco y los infaltables curiosos.
Transcurrieron así más de cuatro horas. En tanto los efectivos de Seguridad Pública dejaron en manos de la Policía Judicial el asunto y algunas unidades se retiraron, arribaron agentes de la Fiscalía para Delitos Sexuales, dirigidos por el comandante Roberto Soriano, quien tenía ya una orden de presentación contra Quintero.
Pasaban de las 14 horas cuando la bóveda del banco se abrió y el presunto violador, resguardado por agentes judiciales, fue subido a una patrulla que salió a prisa.
Durante horas la Fiscalía para Delitos Sexuales se negaba a informar del paradero del detenido, pues mientras unos decían que lo habían trasladado a la agencia 48 en Venustiano Carranza, donde se inició la averiguación previa, otros aseguraban que estaba en el edificio de la PGJDF en la colonia Doctores, sede de la fiscalía.
Por la noche trascendió que el sujeto no había rendido aún su declaración ministerial y permanecía en la fiscalía en calidad de presentado.