domingo Ť 22 Ť abril Ť 2001
Jenaro Villamil Rodríguez
Televisoras: crisis de rating, crisis de credibilidad
En los próximos días, los dos grandes consorcios de la televisión privada mexicana realizarán cambios importantes y recortes de personal significativos -se calcula que más de 250 personas saldrán de Televisa a raíz de la desaparición de ECO y la correduría Merril Lynch calcula en 465 millones de pesos los recortes de Televisa en las áreas de Internet y televisión, y prevé un recorte similar en Tv Azteca- cuyo origen se localiza en tres fenómenos comunes al modelo de ambas empresas:
a) La recesión por la que atraviesan las televisoras, provocada por la caída del rating en sus productos más importantes (noticieros, programas cómicos, telenovelas y talk shows). El caso más dramático ha sido el de Hechos, de Canal 13, que, en el Valle de México, tiene un índice de audiencia por debajo incluso del noticiero de CNI-Canal 40, según los datos del IBOPE, y el Noticiero con Joaquín López Dóriga ha vivido un fenómeno de estancamiento en sus índices de audiencia que tiende a la baja y no al alza. Televisa ha tenido que suspender proyectos de producción de telenovelas como han sido los casos de Mapat y Piel Otoño ante la falta de recursos. Y los talk shows de Televisa desaparecieron no por un asunto de ética, sino por su derrota en términos de rating, mientras que Tv Azteca insiste en producir más programas de telebasura, como es el caso de Tómbola y su defensa ostentosa de programas, como el conducido por Rocío Sánchez Azuara, cuyo rating también va a la baja.
b) El otro origen de la recesión es la dependencia que ambas televisoras desarrollaron frente a la publicidad política, que las convirtió en actores de la contienda electoral y no en simples medios de comunicación. En este año no tendrán los mil 100 millones en spots publicitarios que invirtieron los tres grandes partidos en la campaña presidencial del 2000, según los datos del IFE. Ambas televisoras dependerán cada vez más de los recursos que el gobierno federal destine cada vez que decida "convencer" de proyectos polémicos como la reforma fiscal o la promoción de la república empresarial. Por otro lado, el mercado de publicidad de pastillas para adelgazar, del torso tóner y de otros de la llamada "industria de la vanidad" ya llegó a su tope y difícilmente suplantará los recursos dependientes del mercado político-electoral.
c) Y el tercer eje de estos cambios es la severa crisis de credibilidad y creatividad informativas, frente a la saturación que han provocado las campañas de linchamiento más comunes en ambas televisoras, como han sido los casos de Gloria Trevi y el crimen de Francisco Stanley, o la persistencia de programas y enfoques sensacionalistas, de "nota roja", cuya propuesta no es la información, sino la promoción de la paranoia social, la explotación del morbo y la diversión facilona.
En el caso de los linchamientos informativos Tv Azteca ha hecho de esto un sello de casa. En esta semana, después de promover "programas especiales" para litigar mediáticamente a su favor en el caso Stanley y pedir abiertamente la acción penal contra el ex procurador capitalino Samuel del Villar, orientó sus baterías en contra de la ex jefa de Gobierno, Rosario Robles, valiéndose de sus "encuestas" y de las declaraciones de diputados locales del PAN o del PRI.
El lunes 16 de abril, en un ejercicio de desmesura, Hechos de la noche, en Canal 13, lanzó al aire una pregunta: "ƑSe debe arraigar a Rosario Robles, mientras se investigan las irregularidades de su gobierno?". ƑDesde cuándo una televisora promueve los "arraigos" contra ciudadanos o dirigentes políticos sobre los cuales no existe ninguna acción penal? ƑHasta dónde puede llegar el abuso de concesión de esta televisora para lanzar campañas contra quienes osen no caer en su juego o estén en contra de sus intereses?
Para Tv Azteca, la "causa" de Francisco Stanley fue un asunto de rating y no de justicia, un caso de defensa de intereses corporativos y no de información. Tal y como también sucedió con el caso de Gloria Trevi, cuyo manoseo ha provocado ya un fenómeno de saturación y hartazgo. El problema es el efecto boomerang que han provocado en términos de credibilidad y audiencia estos casos de linchamiento, cuya prueba más reciente fue la cobertura sesgada de Tv Azteca ante la denuncia de Rosario Robles contra el periódico Reforma.
El caso coincidió con el anuncio del ascenso del comentarista y productor de programas deportivos, José Ramón Fernández, como nuevo director de noticias y deportes, en lugar de Tristán Canales, y con la salida de Raúl Sánchez Carrillo, uno de los periodistas de Tv Azteca involucrados en las indagaciones de la PGJDF en el caso Stanley.
El profesionalismo y la trayectoria de José Ramón Fernández -él mismo objeto de dos vetos de Televisa en los mundiales de futbol de 1982 y 1988- hacen pensar en un cambio importante en el enfoque informativo que ha prevalecido en Tv Azteca. Sin embargo, operan en su contra la severa crisis de credibilidad que padece esta televisora después de su mediano papel en la cobertura de la marcha zapatista y el antecedente de que la apuesta de ambas televisoras es sobreexplotar los programas deportivos en función del rating y no de una competencia por una mejor información. En función de la danza de los millones que están en torno a la publicidad televisiva del futbol y no de un proyecto de apertura en contenidos y enfoques noticiosos.
Por lo menos, eso también se observa en el cierre de lo que alguna vez fue calificado como "el proyecto visionario" de Emilio Azcárraga Milmo: el sistema de tele-noticias ECO. Televisa ha mantenido un silencio casi absoluto en torno a este hecho, como si, de pronto, reconocer frente a la audiencia sus propios cambios fuera una debilidad empresarial y no un signo de apertura. Ť