DOMINGO Ť 22 Ť ABRIL Ť 2001
José Antonio Rojas Nieto
Algo más que una nueva orden del día
Es un acierto que el Congreso de la Unión decida posponer la discusión de la propuesta fiscal del Presidente de la República. Pero para que esa posposición tenga sentido es preciso que se prepare a fondo la discusión y las alternativas a enfrentar y decidir en el periodo de sesiones de septiembre.
Y preparar a fondo la discusión exige -como ya muchos legisladores lo han señalado y múltiples analistas lo sugieren- impulsar la realización del diagnóstico fiscal más completo de que se tenga memoria, si es que se tiene. Por el lado de los ingresos, es urgente indicar con nitidez la estructura actual de los impuestos y de todos los demás ingresos del sector público, sobre todo de los ingresos provenientes del petróleo, siempre tan importantes.
Por el lado de los egresos la urgencia se concentra en señalar también la estructura actual de los mismos y su justificación. Un análisis de la tendencia registrada en ambos casos -ingresos y egresos- durante los últimos diez o 15 años, por ejemplo, sería sumamente útil.
En el caso de los impuestos, la sugerencia de Julio Boltvinik es impecable. Se trata de un asunto que necesita del concurso de personas que permitan una visión completa e integral del asunto, lo que exige que se garantice la presencia de especialistas que le permitan a diputados y senadores completar las visiones que seguramente podrán ofrecer los organismos gubernamentales, los organismos empresariales, las organizaciones sindicales y algunas otras organizaciones civiles.
ƑPor qué no hacer lo mismo en otros casos? ƑNo convendría algo similar para re-analizar la ley del desarrollo agropecuario que acaba de vetar el Presidente de la República? ƑAsimismo garantizar la presencia de técnicos y expertos para abordar con transparencia la reforma eléctrica, primero, y el delicadísimo asunto de la integración energética continental que ya promueven y plantean Bush y Chrétien, después? ƑPor qué no abrir no sólo un nuevo periodo en la vida democrática de México sino una nueva forma de impulsarla, desplegando líneas para el debate nacional en torno a las que se garanticen no sólo la máxima información a sociedad civil y legisladores, sino el conocimiento más detallado y completo de las alternativas y sus posibles implicaciones, siempre antes de que empiecen las nocivas campañas oficiales de propaganda y publicidad, como la que hoy se desarrolla para que se apruebe la mal llamada Nueva Hacienda Pública? ƑNo convendría hacer algo similar para que, de una vez por todas, el Congreso de la Unión se involucre seriamente en el asunto del Horario de Verano? ƑLa terrible y dramática realidad del agua en el país no exige también un tratamiento abierto y muy cuidadoso para que las obligadas transformaciones legislativas que seguramente se imponen ante la escasez y el dispendio, se orienten en el sentido más eficiente y adecuado posible?
Da la impresión que lo que pasa hoy en torno a la propuesta fiscal presidencial viene a corroborar la recomendación del Evangelio: no poner vino nuevo en odres viejos, ni remendar trapos viejos con lienzos nuevos. El cambio que la sociedad necesita -y que, por cierto, este gobierno prometió- exige nuevas formas de elaborar, presentar, discutir y aprobar leyes. El debate actual sobre lo fiscal y el momento actual del país representan circunstancias ideales para hacerlo. Se trata de algo más que la programación de una nueva orden del día. De verdad que sí.