DOMINGO Ť 22 Ť ABRIL Ť 2001

Ť "Las pocas que hemos inventado las hemos empleado mal", dice

Necesarias, nuevas instituciones basadas en autonomía y tolerancia, asegura investigador

JOSE GALAN

Las políticas inspiradas en la tolerancia, de poderse establecer, no serían del agrado de muchos fanáticos. Postularían la separación de la cultura y la política, pero reconocerían espacios de transacción y allí alentarían la negociación y el entendimiento entre los grupos sociales.

La diversidad cultural sería respetada escrupulosamente, pero no sería alentada por el Estado; esa sería la tarea de la sociedad civil. Se impondría la ley con toda su fuerza para defender los derechos individuales de las personas ante violaciones de otros grupos o de miembros de su propia agrupación.

Profundizaría, no claudicaría, en la labor de secularización, que en muchos países es todavía una tarea inconclusa, advierte el investigador en derecho José Antonio Aguilar Rivera, en un ensayo contenido en la recopilación Derechos sociales y derechos de las minorías, de próximo lanzamiento por parte de la UNAM. Agrega que "si es necesario modificar al liberalismo, es muy posible que lo que haya que alterar sean sus instituciones y no sus principios teóricos".

"En todo caso, en los últimos 200 años no ha habido mucha innovación institucional. Hemos inventado pocas instituciones y a menudo las hemos empleado mal. Las limitaciones del liberalismo para lidiar con la diversidad no son de principio, sino de práctica. Eso no debe sorprendernos, porque hemos tratado de aplicar la misma receta en todos lados. Y, como muchos han reconocido, el experimento en muchos lugares no ha funcionado", señala.

Por ello considera que es necesario diseñar nuevas instituciones basadas en los principios de respeto al individuo, autonomía y tolerancia. "En algunas áreas se opondrán los derechos de los individuos y las demandas de las minorías culturales. Ahí no se debe transigir: el poder público debe ser utilizado para salvaguardar a los más débiles".

La tarea que tenemos frente a nosotros es dual, advierte Aguilar: consiste en recuperar la noción de tolerancia como guía en los problemas de la diversidad, y hacer al mismo tiempo un esfuerzo de imaginación para diseñar y establecer nuevas instituciones que sean capaces de proveer un espacio para la expresión y reproducción de la diferencia -regional, cultural o étnica-, y de garantizar los derechos individuales de miembros de la comunidad política.