DOMINGO Ť 22 Ť ABRIL Ť 2001
MELON
Luis Angel Silva
Entre soneras te veas
EL AMBIENTE SONERO durante muchos años careció de divulgación por parte de la prensa. En lo referente a personajes distinguidos, únicamente se sabía de unos cuantos y se pensaba que el son era para hombres exclusivamente. Por fortuna cayeron en mis manos libros en que aparecen damas que llegaron a tener fama y renombre por su calidad.
OJALA NO DEJE fuera de reconocimiento a muchas pero prometo seguir investigando y poco a poco dar a conocer lo que merecen estas soneras, danzoneras y cancioneras por su contribución a la música que durante años ha sido mi pasión.
EMPEZARÉ POR HABLAR de Luz Gil, de nacionalidad mexicana, que algunos escritores dicen fue tiple. Jesús Blanco, en su libro 80 años del Son y soneros en el Caribe consigna que de la zarzuela cubana Esa es mi hembra, con música de Eliseo Grenet, y libreto de Armando Bronca, esta paisana popularizó el son titulado Son de Oriente, que se cantó en todos los teatros de Cuba, allá por 1925.
TAMBIÉN NOS HABLA de que en 1912, en Guantánamo, fue popular una tresera a la que apodaban Negra con pelo. Tres años más tarde Carlos Valdés del coro de guaguancó El Paso Franco, organizó en el Barrio de Dragones el Son de los Apaches donde sobresalió Lucrecia Oxamendi La Mora. En 1918 llegó a La Habana un representante de RCA Víctor con un grupo de técnicos y contrataron a Carlos Godínez, soldado del Ejército Permanente, el cual organizó un grupo típico para grabar. Entre sus integrantes se encontraba María Teresa Vera, compositora y cantante.
AL PRINCIPIO DE la década de los treinta se organizó el Septeto Anacaona bajo la asesoría de Ignacio Piñeiro y Lázaro Herrera. Sus primeras integrantes fueron Ondina Castro, Beba Alvarez, Berta Castro, Ada Castro, Olga Castro, Elia O'Reylly, Concepción Castro y más tarde Graciela Pérez, hermana de Machito, cuñada de Mario Bauzá, que aun reside en NY. Aparecen las Estrellas Juveniles en 1949 con una cantante llamada Estela Rodríguez. El público llamaba a este conjunto los Juveniles de Arsenio porque contaba con músicos que habían tocado con el Ciego maravilloso, y en su tarjeta de presentación aparecía la fotografía del tresero.
ENTRE MIS FAVORITAS, a las que empecé a oír en los cincuenta, desde luego está Celia Cruz, que en mi opinión es la figura máxima del ambiente sonero hasta la fecha. También, Elena Burke y Omara Portuondo a las que conocí en 1951 en el cabaret Astoria, y a una voz inolvidable, la de Cecilia González que se casó con el trompetista mexicano César Molina (R.I.P.), quedándose entre nosotros hasta su fallecimiento, así como Elba Montalvo que formó con Cecilia parte del fabuloso cuarteto de Facundo Rivero. Debo nombrar a Raquel Domenech, figura obligada en las marquesinas de nuestro país durante muchos años, también fallecida aquí.
RECIENTEMENTE, HE PODIDO darme cuenta de la calidad de Jacqueline Castellanos y Malena Burke, hija de Elena, que tiene un disco de bala acompañada de N.G. la banda, entre las que se encuentran en mi colección de discos. Celeste Mendoza, Merceditas Valdés, a la que pude escuchar en vivo en Guanabacoa, que desgraciadamente ya emprendió el viaje sin retorno, así como a Soledad Bravo, de la cual me dice Andrés Rosales es venezolana, que tiene una versión de Lágrimas negras digna de oírse. Mención aparte para María Ochoa, hermana de Eliades, el del Cuarteto Patria, que hace una interpretación de Guajira de salón, de muchos kilates.
OTRA FIGURA INDISCUTIBLE es Celina González que en compañía de su esposo Reutilio (sic) dejó páginas de calidad y ahora con su hijo del mismo nombre sigue regando sabor. Espero que muy pronto esté totalmente recuperada. Se me quedaba en el tintero Paulina Alvarez, la reyna del danzonete, pero que conste que rectifiqué a tiempo.
SI USTED, AMABLE lector, se extraña de mi aparente olvido de Gloria Estefan e India, no se extrañe, para mi son harina de otro costal. Soy del equipo de aquellos que piensan que la mujer es el mejor regalo que el Ser Supremo nos haya enviado. Al buen entendedor pocas palabras.