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ALCA: UNA MARCHA DIFICIL
El
presidente George W. Bush marcó lo que, según él,
han de ser los plazos y los ritmos para la aprobación del Area de
Libre Comercio de las Américas (ALCA) al expresar que espera que
el Congreso de su país autorice la vía rápida para
la negociación que espera concluir antes de fin de año con
todos los países de la región, sea mediante la aprobación
colectiva del proyecto, sea mediante la promoción de acuerdos bilaterales
de libre comercio, como el que establecerá con Chile.
Pero los plazos del presidente Bush no son los mismos
que anticipan Fernando Henrique Cardoso, presidente del país más
poblado y estratégico de América Latina, ni el venezolano
Hugo Chávez, quien espera ser el eslabón para la unión
entre el Pacto Andino y el Mercosur.
El primer mandatario brasileño, por ejemplo, antes
de ir a Quebec se reunió con el presidente chino (quien promovía
solidaridad con su país en el conflicto que el mismo mantiene con
Estados Unidos) y auspició un nuevo orden mundial "sin arrogancia
ni imposiciones", en clara referencia a la musculosa diplomacia de Washington.
Cardoso, además, declaró que su país
no aceptaría el ALCA a menos que Estados Unidos dejase de subsidiar
su agricultura y de poner barreras no aduaneras a productos que son muy
importantes para Brasil, cosas ambas que son muy difíciles de concretizar
sobre todo en un plazo de sólo meses.
En cuanto al venezolano, recordó que según
la Constitución de su país toda ley importante debe ser aprobada
por un plebiscito popular, estimó que el plazo para que el ALCA
entre en vigencia (2005) es demasiado estrecho y postuló el ingreso
de Venezuela en el Mercosur, que el ALCA haría inútil.
Ante la imposibilidad de lograr acuerdos políticos
generales (como querría Estados Unidos) se prefirió establecer
una no muy definida cláusula democrática --con clara dedicatoria
hoy, a Cuba, y mañana a quien salga de las filas-- que impediría
participar en el ALCA a los países que fuesen declarados no democráticos
(¿quién otorgará la etiqueta de garantía? ¿
con cuáles límites y criterios? ¿no será un
nuevo proceso de certificación como en el caso de las drogas?).
Se optó igualmente por circunscribir todos los
esfuerzos comunes a la liberalización del comercio, en general,
dejando para después la discusión de subsidios, tipos de
dumping, transgénicos, contaminación, patentes, educación
(sobre la cual el presidente Bush presentó la idea de que EU cree
"centros académicos de excelencia" que harían pensar en la
homogeneización de los programas y de los cuadros según el
modelo privatista y en crisis que impera en su país).
La reducción, por motivos tácticos y por
realismo, de lo que podría ser aprobado en Québec es en sí
misma una demostración de las resistencias que se oponen y que se
opondrán a un plan que Washington pretende hacer aprobar a tambor
batiente. Dichas resistencias, por otra parte, no provendrán sólo
del continente. La Unión Europea, por ejemplo, está acelerando
la negociación de su acuerdo de libre vomercio con Chile y llama
a toda América Latina --en particular al Mercosur-- a reforzar los
lazos entre los países latinoamericanos y la organización
con sede en Bruselas, y al mismo tiempo impone normas más rígidas
y mayores controles a los países europeos que desean incorporarse
a la UE, para "blindar" mejor la "fortaleza Europa" en su competencia con
Washington y cerrar el camino a Estados Unidos tanto en Turquía
como en Europa Oriental.
Con la reunión de Quebec, por consiguiente, vemos
sólo la primera de las grandes escaramuzas de una batalla que parece
será prolongada y dura.
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