LUNES Ť 23 Ť ABRIL Ť 2001
ASTILLERO
Julio Hernández López
LE ES IMPOSIBLE a esta columna desaprovechar la insólita oportunidad de estar de acuerdo con lo dicho ayer por Roberto Madrazo Pintado: los nombramientos de Jesús Murillo Karam y de Manuel Fuentes Bove como miembros del comité nacional priísta revelan una "vocación suicida" de la directiva tricolor.
AMBOS HAN llegado en un golpe de mano a las secretarías General y de Operación política del PRI nacional, luego que Sergio García Ramírez y César Camacho decidieron retirarse de sus cargos, uno para reintegrarse a tareas académicas y otro para tratar de zafarse a última hora de las culpas que en la próxima asamblea nacional tricolor le serán cobradas a la directiva encabezada por Dulce María Sauri.
TÉCNICAMENTE posee la presidenta del PRI las facultades para cubrir a su entender los huecos que de pronto se abrieran en su equipo de trabajo, pero en este caso lo ha hecho de una manera que agravia no sólo a algunos grupos y corrientes que demandan equilibrios y negociaciones internas, sino incluso a la sociedad que, pese a los diarios tropiezos y excesos del foxismo, sigue prefiriéndolos sólo de pensar en lo que en lugar del gabinetazo y su embotado jefe viajero habrían de hacer los priistas y su candidato presidencial Labastida.
A ESTA CORRIENTE --la de quien en su momento fue posicionado por su adversario panista como chaparrito mandilón-- pertenece el nuevo secretario general priísta, el hidalguense Jesús Murillo Karam. Difícilmente podría encontrarse peor selección, no sólo por las muy conocidas razones de desaseo político que han regido la carrera del ex gobernador y ex subsecretario de Gobernación, sino además, por el hecho de que en su persona se reivindica la polémica pretensión de Francisco Labastida de mantenerse o consolidarse como factor decisorio del futuro de un partido al que con su errática y timorata campaña presidencial condujo a la derrota que le mantiene en la postración actual. (De Fuentes Bove poco hay que decir: es una posición del grupúsculo encabezado por el inolvidable Humberto Roque, cuya famosa señal trata de ser reditada por el foxismo con su reformón fiscal).
DADO QUE fácilmente podrían devolvérsele las acusaciones, el incomprendido filósofo del Grijalva no ataca a Murillo Karam sólo por sus graves defectos ni por el autoritarismo con que al nombrarlos funcionarios partidistas ha procedido Dulce María Cervera (perdón, Sauri). Lo hace porque su corriente ha sido dejada fuera de estos arreglos de última hora (de los llamados Cuatro Fantásticos sólo aparecen beneficiados Labastida y Roque) y, sobre todo, porque mucho le conviene en este momento reaparecer como factor de presión (no se escribió chantaje porque es una palabra más larga), justamente cuando está por resolverse este domingo, en convención de miles de delegados que desde ahora está desacreditada, la candidatura priísta al gobierno de Tabasco que quiere sea concedida a su promovido, Manuel Andrade, virtual candidato único ante el abandono de los principales aspirantes, aunque quede un palero.
DONDE COMIENZA el norte del país, en Zacatecas, arrancará mañana otra batalla partidista, la del PRD. Otra figura presidencial derrotada, la de Cuauhtémoc Cárdenas, será llevada a sesgado juicio. Nunca como ahora se habían expresado de manera pública tales y tantas críticas a la figura de quien durante doce años ha sido punto de cohesión del principal partido de izquierda (ƑPrincipal? ƑCuál otro?). Los jefes de las dos principales corrientes perredistas, Jesús Ortega y Amalia García, citados en orden de importancia en el control porcentual de delegados a la reunión zacatecana, estiman que ha llegado a su fin el ciclo de predominancia del ingeniero michoacano, y que es necesario dar paso a una institucionalidad que impida que personalidades fuertes se impongan a estructuras partidistas. Otro factor esencial de los nuevos escenarios perredistas, Andrés Manuel López Obrador, más que hablar ha actuado, tendiendo insalvable distancia respecto al tres veces candidato presidencial.
CARDENAS NO sólo piensa muy diferente, sino que ha expresado a Proceso en su edición de esta semana que se mantendrá luchando al interior del PRD, y que quienes se sientan incómodos con su presencia habrán de seguirse incomodando.
OTRO TIPO de incomodidades sufre Rosario Robles, la nueva figura subsidiaria del cardenismo. Llegará a Zacatecas con la sombra encima del escándalo que ha desatado la difusión del informe de la Contraloría del Distrito Federal que le adjudica al gobierno que encabezó la comisión de una serie de irregularidades, que en lenguaje técnico son llamadas de otra manera específica. Es posible que reciba en esa asamblea del sol azteca un agridulce pronunciamento de respaldo y solidaridad, en cuya firma se entreverarán quienes la apoyan sinceramente y quienes lo harán sólo de dientes para fuera.
EL PROPIO ANFITRION de la reunión perredista, Ricardo Monreal, sufre sus propias incomodidades. El mismo día que iniciará tal congreso será presentada ante la contraloría federal una solicitud de líderes de PRI y PT de aquella entidad para que se auditen gastos del monrealismo en materia de programas federales. La intención de empañarle a como dé lugar la fiesta queda más clara si se sabe que el 6 del presente mes el propio gobernador había hecho similar petición a la misma oficina de Francisco Barrio, con el agregado de haber propuesto cinco puntos específicos en busca de transparencia en el uso de fondos públicos, sobre todo en cuanto pudieran incidir en asuntos electorales.
PERO NO es sólo que se quiera hacer quedar mal al gobernante con sus visitas. El primero de julio habrá elecciones de Congreso local y presidencias municipales. El PRI trata de reconquistar la plaza, pero en medio de fisuras internas graves que han llevado a la marginalidad a la figura nacional más conocida, el actual senador Genaro Borrego. Actualmente, el control del aparato y de las candidaturas priístas en la entidad está en manos de la alianza formada por el presidente del comité estatal, José Rodríguez Santoyo, y el dirigente de los pequeños propietarios de tierras, José Bonilla Robles.
LA FALTA de espacios ha hecho al borreguismo no sólo impulsar a nivel nacional la idea del grupo Renacimiento, o coque- tear con el Partido de la Democracia Social que impulsa Gilberto Rincón Gallardo, sino incluso permitir que uno de sus allegados, Juan Enríquez Rivera, haya dejado el PRI para convertirse de inmediato en candidato del PAN a la presidencia capitalina. Enríquez fue secretario de Desarrollo Económico en el gobierno de Borrego. Contra él van el priísta Enrique Dávila del Real y, con toda la fuerza del monrealismo, Miguel Alonso, quien era secretario particular del gobernador y ganó su candidatura en la contienda interna perredista.
EL MOTIVO real de la disputa es, sin embargo, el Congreso. No el perredista, sino el Legislativo local. PRI y PAN aspiran a ganar mayoría allí y acotar el ejercicio del Ejecutivo. Actualmente hay 30 diputados: 12 del PRD (tres de ellos renunciaron al tricolor, fueron independientes y acabaron en el sol azteca), 7 del PRI, 6 del PAN, 3 independientes y dos del PT. El principal obstáculo para las pretensiones priístas de Renacimiento en Zacatecas son sus propias divisiones internas, que entre otros efectos generan semana a semana migraciones hormiga hacia el Partido de la Revolución Democrática.
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