Ť Mil 710 delegados acuden mañana al llamado a la regeneración del organismo político
El congreso del PRD en Zacatecas, exorcismo colectivo que busca enterrar a sus demonios
Ť La lucha de corrientes se ha vuelto signo distintivo Ť Clarificar derechos y obligaciones, eje de la reforma estatutaria Ť De aprobarse, el CEN sería sustituido por un comité político nacional
MIREYA CUELLAR
Con la derrota del 2 de julio a cuestas, el congreso del Partido de la Revolución Democrática, que se inicia este martes en la ciudad de Zacatecas -están convocados mil 710 delegados-, no será únicamente el último llamado a la ''regeneración'' de una fuerza política formada por corrientes en pugna constante por el control de las siglas, sino una especie de exorcismo colectivo. El PRD quiere enterrar a sus demonios.
Son esos problemas con los que tropieza una y otra vez a la hora de tomar decisiones -elección de dirigentes, selección de candidatos- o resolver conflictos internos y que, no precisamente para bien, se han vuelto su signo distintivo, tanto, que la opinión pública ubica a los perredistas como ''revoltosos, grilleros, agresivos, conflictivos...'' Matar a los demonios se ha vuelto una necesidad, porque ya no sólo asustan a los de casa, sino al electorado, según las encuestas encargadas a distintas empresas después del 2 de julio.
La propuesta de reforma estatutaria que se hará al congreso va en ese sentido; se van a clarificar derechos y obligaciones, pero también se sentarán las bases para elaborar un reglamento de sanciones. ''Ya no queremos ser el partido de la anarquía, del valemadrismo, donde se pueden tomar las instalaciones del partido o de gobiernos del PRD sin que pase nada'', explica el secretario general, Jesús Zambrano.
También -si el documento del consejo es ratificado-, en diciembre próximo desaparecerá el Comité Ejecutivo Nacional para ser sustituido por un comité político nacional, del que formarán parte ''los dirigentes más relevantes, influyentes y capaces''. Este órgano tomará ''las decisiones principales'' del partido.
Atemperar el poder de los grupos
A las órdenes de dicho comité estará un secretariado nacional, que tendrá la responsabilidad de ejecutar las decisiones del primero; hará buena parte de las tareas que ahora están encomendadas al CEN. Muy cerca de él trabajará el comité ejecutivo federativo, donde habrá representación de todos los estados del país y será el órgano encargado de la movilización política y el cumplimiento de las directrices del partido en los estados.
La intención es acabar con el sistema de cuotas, mediante el cual se distribuyen hoy los espacios de poder, dando un lugar en los órganos de decisión a las personalidades que no son parte de los grupos que actúan como corporativo, señalan perredistas de distinto color. Atemperar el poder de las corrientes ?en cuyas prácticas se origina mucho del descrédito, porque todas quieren la mejor tajada del pastel? es uno de los objetivos de la reforma.
Como hasta ahora, el Consejo Nacional seguirá siendo el máximo órgano de dirección partidaria durante los recesos del congreso, que se reúne cada tres años para revisar el futuro de la organización. Sólo que tendrá una nueva facultad, que es leída por muchos perredistas como un golpe para Amalia García; podrá remover al presidente y al secretario general del partido, es decir, tendrá la facultad de ''revocación de mandato''. Y es que durante el pasado consejo, cuando una fracción quiso ponerle nombre a la derrota del 2 de julio e intentó remover a la presidenta, ésta alegó que a ella la había elegido la militancia por voto universal y el consejo no tenía facultades para pedirle la renuncia.
Todo ello, aunque su elección no fue precisamente un ejemplo de democracia. Cuando menos eso dijeron los perredistas en su momento. José Barberán, encargado del órgano que contó los votos, hizo hasta lo imposible por convencer a la opinión pública que ''los perredistas no somos mapaches'', pero todos los días los dirigentes de las distintas planillas (perfectamente encuadradas en las corrientes) lo desmentían. Las acusaciones mutuas de acarreo, robo de urnas, ratón loco, casillas zapato y rasurado de padrón de militantes en marzo de 1999, dejaron fuera del armario a muchos de los demonios.
La larga noche del 14 de marzo de 99
La intención es no repetir esa larga noche del 14 de marzo de 1999, en la que Jesús Ortega y Amalia García mostraron que no sólo le robaron al viejo sistema político la cultura de la sospecha, sino hasta la del madruguete, y ambos se declararon triunfadores de una contienda por la presidencia que Barberán declaró ''empate técnico'', y que al final tuvo que repetirse ante las dudas e irregularidades.
Así que los presidentes y secretarios generales (que formarán parte de los tres nuevos órganos de dirección y ejecución política en que se dividirá el CEN, de hecho son los únicos que estarán en todos como una especie de coordinadores) serán electos con un padrón que se cerrará con seis meses de anticipación, lo que les ahorrará muchos de los tropiezos que vivieron en la pasada elección interna. Antes, cualquier ciudadano podía votar si se afiliaba al PRD en la misma casilla unos minutos antes.
Chuchos y Amalios
Se reformarán los estatutos para que las corrientes del partido más fuertes (Nueva Izquierda, conocida como Los Chuchos, y Los Amalios, por Amalia García) ya no puedan negociar el control de la presidencia y la secretaría general, porque ambos puestos se definirán en paquete; a la planilla que obtenga más votos le serán asignadas las dos posiciones.
La nueva organización estará fincada en estructuras territoriales. Si se aprueba y funciona, el perredismo tendrá un movimiento territorial que ni el PRI pudo construir. Todos los militantes deberán inscribirse en un ''comité de base'' en función del lugar donde vivan. Se crearán por colonia, barrio, unidad habitacional, poblado o ámbito territorial, y tendrán como mínimo 20 afiliados y como máximo 500. Los militantes ejercerán ''exclusivamente'' en su comité de base el derecho de voto en las elecciones y consultas internas, porque ahí estarán empadronados.
Dichos comités deberán elegir un comité ejecutivo y realizar asambleas plenarias por lo menos una vez al mes, organizar cursos de capacitación, integrar una brigada del sol en cada sección electoral y cubrir la representación del PRD en la casilla electoral correspondiente a su territorio. Podrán votar quienes tengan -a la fecha de la elección? una antigüedad de cuando menos seis meses afiliados al comité y nadie lo podrá hacer fuera de su casilla, ''con el propósito de evitar las afiliaciones artificiales que surgen al calor de las contiendas internas'', señala la propuesta que será presentada al congreso.
Es decir, si las distintas corrientes quieren sobrevivir deberán convertirse en fuerzas territoriales, porque ahí se definirán los puestos. La relación de los militantes con los comités municipales y estatales partirá de los comités de base, donde también se pagarán las cuotas.
Y es que el Partido de la Revolución Democrática, dice su secretario general, ha vivido en una especie de ficción respecto a la militancia. Oficialmente tiene dos millones y medio de afiliados, pero es escaso el trabajo de base; la pasada elección tuvieron que pagar a las brigadas del sol y resulta que cada militante sólo tuvo la capacidad de convencer a una persona más para que votara por su partido, dado que se obtuvieron alrededor de 5 millones de sufragios.
En sus intentos por ordenar al partido del sol azteca, los asuntos que tengan relación con elecciones internas los resolverá un órgano especializado y no la Comisión de Garantías y Vigilancia, que en los últimos años se convirtió en la práctica en ''la otra'' dirección del organismo político, porque resolvía todos los conflictos sin importar su naturaleza.
Pero además, ''para contribuir a la unidad del PRD y a la buena imagen pública del mismo'' -dice el proyecto de reforma estatutaria que se publicó en la gaceta (oficial) del congreso perredista-, los integrantes de la directiva y las corrientes internas están ''obligadas'' a presentar sus propuestas políticas ante las instancias de dirección que correspondan, ''antes de darlas a conocer a la opinión pública''.
Desorden financiero
El uso de los recursos públicos no escapa a los cambios. El PRD no sólo ha sido multado en reiteradas ocasiones por el IFE, debido a su desorden en el manejo de las finanzas, sino que hay la impresión entre sus dirigentes intermedios de que los recursos se manejan con discrecionalidad. Se creará un órgano de fiscalización especializado y todo comité deberá estar sujeto a su escrutinio. Actualmente, los recursos económicos los maneja el oficial mayor del partido -que es designado por la presidencia- y los resultados están a la vista.