lunes Ť 23 Ť abril Ť 2001

Samuel Schmidt

México y el incidente chino

El reciente altercado entre Estados Unidos y China enseña mucho sobre la posición política del gobierno actual de Estados Unidos que de cierta manera, y en lo esencial, no es muy distinta de la postura histórica que ha jugado.

La decisión de mantener una provocación a China espiando dentro de su espacio aéreo (Estados Unidos reconoce 200 millas de espacio aéreo y el espionaje reconoce una soberanía de 12) da el mensaje de que Estados Unidos se ha apropiado del papel de potencia hegemónica mundial y lo impondrá asumiendo riesgos elevados.

Debe haber políticos que asumen que el poder económico debe someter a los países. En el caso chino una inversion de 150 mil millones de dólares, como la que tiene Estados Unidos en China, les debería dar una posición de negociación importante, pero paradójicamente también es de encadenamiento, porque el flujo comercial que se ha establecido entre ambos países limita las opciones políticas y mucho más la salida bélica. Perturbar seriamente las relaciones económicas, cuando hablamos de estos montos se convierte en una cuestión muy delicada que presiona a los políticos.

El incidente en China fue accidental y, sin embargo, destapó las diferentes posturas que conviven en el gabinete de Bush, destacando la mano dura y las posiciones intolerantes. Siendo tan temprano en el periodo gubernamental, los actores políticos apostaron su capital porque tienen mucho que ganar en el futuro y un escarceo como éste es de gran utilidad para mostrar hasta dónde pueden llegar.

Para México esto puede tener grandes lecciones:

1) Por mucha que sea la inversión estadunidense el dinero no garantiza la subordinación de todos los intereses políticos, por lo que se pueden disparar diversas fuerzas en busca de concesiones. Un ejemplo es la "muy oportuna" visita del senador Helms, que quiso asegurarse que en México se supiera que espera grandes concesiones en la política anticubana. Estados Unidos le ha hecho conocer a Europa que está dispuesto a fortalecer el bloqueo a Cuba que tanto ha impulsado Helms, y México no puede poner oídos sordos, especialmente después de nombrar embajador a un izquierdista cuya función era recomponer la relación de México con la isla. Estados Unidos puede darse el lujo de sostener dobles mensajes, pero no se los tolera a nadie más.

2) Estados Unidos no hace concesiones gratuitas. Con China mantiene como espada de Damocles la amenaza de armar a Taiwan; México, en cambio, no tiene ni el poderío chino como carta de negociación ni factores externos de equilibrio. Si con China han mostrado su predisposición de imponer posiciones políticas, con México mostrarán todo el peso de su potencia para lograr concesiones unilaterales. Puede ser iluso esperar un ablandamiento en las posiciones migratorias, solamente por poner una buena cara en Washington.

3) La concesión simbólica puede producir pocos resultados concretos. Estados Unidos le entregó a China una carta de disculpas muy bien redactada, mientras exigía que sus demandas se cumplieran sin demora. Con México han aceptado iniciar pláticas de alto nivel sobre el problema migratorio, mientras que en la práctica endurecen su posición fronteriza.

4) El peso de las decisiones se trasladan en contra del adversario. Estados Unidos no puede implantar un bloqueo contra China no solamente porque es poco efectivo, sino porque tendrá un efecto búmerang. Las banderas que se entregan en las ceremonias de naturalización están hechas en China. México se ve como adversario y los mexicanos como riesgo de seguridad nacional, y su fragilidad al respecto se ha agravado como nunca. No solamente la aprobación del presupuesto se hizo tomando en cuenta la desaceleración en Estados Unidos, sino que la economía mexicana, en especial la fronteriza, está resintiendo el impacto de la recesión.

Hay que tener mucho cuidado en no hacer lecturas ultraoptimistas respecto a las señales de otro gobierno. El primer país que visitó Gerorge Bush fue México y, sin embargo, está exigiendo que se le pague perentoriamente el agua que se le debe en el Río Bravo, no obstante que los técnicos de México --y seguramente de Estados Unidos-- saben que esto es imposible después de tantos años de sequía.

Es cierto que Helms visita a México después de tantos años de combatirlo, pero hizo ver muy claro su censura porque no se le dio el voto anticubano.

ƑQué va a dar a cambio? ƑEl fin de la certificación? Esto es algo que se está exigiendo desde ambas bancadas en el Poder Legislativo de ese país y no será una concesión de Helms, pero será implacable en el caso cubano el próximo año.

Nunca está de más recordar que Estados Unidos tiene muy claros sus intereses. El peso del Legislativo y del cabildeo inclina las decisiones políticas, no siempre en la dirección que quisieran los otros gobiernos. Recuerden muy bien que Bush mismo dijo que llevaría las propuestas de regreso para que su Poder Legislativo decidiera y esto sin los aspavientos de que el Congreso dispone. El gobierno mexicano parece estarse inclinando por la sobrevaloración de los símbolos y corre el riesgo de quedarse con victorias pírricas. Si no empiezan a lograr victorias concretas, podrán estar duplicando los errores del pasado y agravando el sometimiento en el que cae el débil.

Hay que estudiar con mucho cuidado el incidente chino, hay allí mensajes muy claros sobre la dirección en que camina el presidente Bush y sobre el trato para México. Ť

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