LUNES Ť 23 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Explicación de agrónomos, ejidatarios e investigadores

Nueva técnica de labranza resolvería la crisis del campo

Ť Reduce costos de producción y ahorra agua de riego, dicen

MATILDE PEREZ U.

El campo mexicano entró a una "nueva revolución verde" con el uso de la técnica "labranza y conservación", aseguran agrónomos, ejidatarios e investigadores del sector agrícola. Consideran que es la respuesta a la "aguda crisis económica y ambiental por la que atraviesa la agricultura de granos básicos y que se refleja en bajas utilidades para los productores y la acelerada caída en la disponibilidad de agua de calidad".

Es una técnica que no se ha expandido por falta de coordinación interinstitucional y de un efectivo respaldo económico, y aunque ya se aplica en 275 mil hectáreas en diversos estados, aún no se logran tener las superficies que países como Estados Unidos, Brasil y Argentina le destinan, ni siquiera alcanza el dinamismo de India, en donde hace cinco años empezaron con 100 hectáreas y en este año llegarán a 500 mil. "No es una ilusión, sino algo que se puede hacer", explican los investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), así como del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt).

Posiblemente, en el corto plazo se atiendan de 700 a 800 mil hectáreas; pero primero hay que resolver la coordinación interinstitucional y eso lleva tiempo, comentaron representantes de Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA). Es una forma de producción dirigida, principalmente a 70 por ciento de los productores de escasos recursos del sector social.

Norman Borlaug, premio Nobel de la Paz 1970 y conocido como el padre de "la revolución verde", consideró que dicha técnica es parte de la respuesta a la demanda de alimentos y a la urgencia de cuidar el medio ambiente. "Hay que educar (a los campesinos) para que usen nuevos métodos de labranza, para detener la destrucción de bosques y la erosión de los suelos, eso se dice fácil pero lograrlo es muy difícil".

En 25 años, el agua será muy disputada por la industria, la agricultura y el consumo humano, ya hay problemas a fin de mejorar el uso del líquido y elevar los nutrientes del suelo para aumentar la producción de alimentos en el mundo. "En todo el planeta hay una discusión sobre qué es mejor para el medio ambiente".

De acuerdo con el director en jefe del INIFAP, Jesús Moncada de la Fuente, esto respresenta una esperanza para que la agricultura siga siendo negocio. Puntualiza que los ejes de la investigación del sector agropecuario deben ser: productividad, competitividad, rentabilidad y sostenibilidad, a fin de cumplir con "el objetivo de lograr un desarrollo humano y bienestar.

"Los tiempos del paternalismo ya acabaron, hay que apoyar la estrategia de producir con sentido económico. Ahora hay que medir los índices de eficiencia biológica, económica, de rentabilidad, la ecológica, de biodiversidad, de mercadeo y la eficiencia social", sostuvo.

Por lo pronto, ya existen diferencias en los precios de la maquinaria utilizada para esta técnica, mientras las sembradoras de la empresa John Deere se cotizan hasta en 150 mil pesos, algunas mexicanas como la Dobladence cuesta 50 mil pesos. "Paulatinamente, se ha mejorado la tecnología, las tuercas y los tornillos ya no se desprenden al toparse con pequeñas piedras", comentan los agrónomos e investigadores.

En Guanajuato, la técnica de labranza y conservación o también conocida como siembra directa -que consiste en el establecimiento y manejo de cultivos sin la remoción del suelo y uso de los residuos de la cosecha del cultivo precedente- se complementará con la rotación de cultivos para reducir costos de producción, ahorrar volúmenes de agua de riego y mejorar la calidad de las tierras.

Jesús Manuel Arreola Tostado, investigador del INIFAP, explica que en esa entidad el proyecto interinstitucional de "agricultura sostenible" tendrá dos etapas. La primera abarcará de 2001 a 2003, durante ese lapso se fomentará la aplicación de tecnología de siembra directa, la cual ya es utilizada a nivel comercial por más de dos mil agricultores en cerca de 15 mil hectáreas.

La segunda, de 2003 a 2006, será para desarrollar un liderazgo de los agricultores dentro del programa y así lograr la adopción permanente a gran escala de las tecnologías comprobadas durante la primera etapa. La meta es incorporar ocho mil productores y 40 mil hectáreas adicionales a los ya existentes.

Asegura que con esta técnica, los costos de producción de los cultivos básicos se reducen en 25 por ciento, se mantienen los niveles de productividad obtenidos con la tecnología tradicional.

El programa ?abunda? incluye el desarrollo humano integral mediante la capacitación, la asesoría técnica, la realización de pruebas participativas en predios de los productores e intercambios de experiencias entre los agricultores. En este proyecto participan, además de los gobiernos federal y estatales, integrantes del Centro de Investigación Rural de Francia (Cirad), Cimmyt y la empresa Monsanto.