Lunes en la Ciencia, 23 de abril del 2001
María de los Angeles Rodríguez Alvarez Historia e identidad para propiciar el desarrollo La historia crea la identidad de una comunidad y la distingue de otras. Le da conocimiento sobre sí misma y experiencia, pero sobre todo, sustenta el orgullo de pertenecer a ella, acota la doctora María de los Angeles Rodríguez Alvarez (México, DF, 1947), quien se ha dedicado a seguir y plasmar el rastro de "la primera institución oficial de educación que abrió las posibilidades de acceso a todo tipo de personas a través de servicios asistenciales como internado, comedores, becas, servicio de biblioteca de tiempo completo para ayudar a estudiantes que trabajaban y otros tipos de apoyo: el Instituto Politécnico Nacional (IPN)". El IPN nació en 1936 en un México posrevolucionario, pero todavía -subraya la especialista- logró captar los ideales y valores de este movimiento como el rescate de la educación para el pueblo, la utilización de los recursos de manera más equitativa, el incremento del nivel de vida, apoyo para los obreros y valores que se relacionaban con el momento que vivía la nación. Estos datos hoy forman parte de una historia documentada, en gran medida, gracias al trabajo pionero de la doctora Rodríguez Alvarez para constituir un acervo físico que no existía como tal y del cual, la investigadora asumió la dirección. A su vez, la historiadora coordinó en 1986 un libro que de forma especializada y metódica por primera vez reconstruye los primeros 50 años de la historia de la institución. "En esta obra se dibuja cómo el IPN cierra parte del proceso que se venía dando en el país sobre la instrucción técnica, para abrir el siguiente que da paso al total desarrollo de la educación tecnológica que hasta entonces había ocupado un papel secundario en el país. Antes de esta revisión histórica no se tenía información sobre dicho proceso". Por ejemplo, cita María de los Angeles Rodríguez, en esos momentos el país requería de personal que se desenvolviera en el ámbito tecnológico. "Teníamos médicos y abogados, pero no ingenieros de la industria petroquímica, electrónica y eléctrica, -por mencionar algunos- quienes contribuyeron al desarrollo industrial tecnológico en México, en momentos como la expropiación petrolera". Estas revisiones coordinadas por Rodríguez Alvarez tratan a su vez de rescatar el impacto del IPN en la sociedad y las comunidades. Sin embargo, acepta, también se trató de considerar las críticas recibidas a lo largo de su historia, como que el IPN capacitaba a su comunidad como "operadores de la tecnología, y no para producir conocimiento a través de la investigación". La especialista reconoce que este aspecto fue un problema en el perfil del IPN. Sin embargo, poco a poco -refiere- surgieron lugares como el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), que fue creado como parte del IPN. Hoy existe un archivo histórico organizado formalmente y un par de compilaciones de la historia del Politécnico y de su escuela más antigua -La Escuela Superior de Contabilidad y Administración (ESCA)-, trabajo coordinado por la doctora Rodríguez. "No obstante, este reconocimiento al papel de la historia de la institución no siempre fue así". En este sentido, el trabajo de María de los Angeles Rodríguez, con el grado de maestría en historia de México por la UNAM y doctora en historia y civilización en la escuela de altos estudios en ciencias sociales, en París, Francia, abrió brecha en la elaboración de este trabajo. "Sin embargo, documentar toda esta historia y cultura se ha convertido casi en un artículo de lujo frente a una sociedad que tiene necesidades más prioritarias, pero tenemos que trabajar por darle un papel a ésta , ya que la historia se vuelve promotora de la institución. La revisión histórica da la posibilidad a la comunidad de identificar los procesos, hilarlos, definirlos y finalmente difundirlos". Uno de los grandes logros de la doctora Rodríguez, sostiene, es haber logrado que la historia fuera reconocida en la institución. Incluso -comenta- la línea de investigación histórica dentro del IPN no existía hasta 1998, y ella fue la primera en registrar el primer proyecto de investigación histórica, ese mismo año, el cual se llamó Zacatenco, nombre presente en la historia del IPN, trabajo que está por publicarse próximamente. La posibilidad del historiador, advierte Rodríguez Alvarez, da la alternativa de visualizar los sucesos de manera más amplia y completa. En el caso del Politécnico el rastro se concentraba sólo en el trabajo de los cronistas y testimonios, "pero no había un revisión histórica metodológica, confrontando la mayor parte de las vertientes". Finalmente, la historiadora enfatiza que "todo individuo humano requiere una historia, porque esta es el sustento de su desarrollo. Si empezáramos de cero, no ha- bríamos evolucionado". (Mirna Servín) (Fotos: Carlos Cisneros) |