JUEVES Ť 26 Ť ABRIL Ť 2001
ENTREVISTA
Celso Piña, creador de la subcultura musical del vallenato
Desde Monterrey... pura cumbia colombiana
Malandro: Dícese del que no jala y se la pasa no'más en la esquina fumando, echando caguama, esperando los bailes, haciendo bronca (Celso dixit).
ARTURO CRUZ ENVIADO
Monterrey, NL, 25 de abril. "Tengo miedo de acabar como Rigo Tovar, Janis Joplin, Jim Morrison o Jimmy Hendrix", afirmó el ídolo Celso Piña, luego de ver un programa de televisión, sensacionalista, sobre El Sirenito, quien se ve acabado, enfermo, sin dinero, "como que se le va el avión", y de él hablan muy mal sus ex exposas, sus hijos, lo que más ha querido.
ƑQuién es Celso? Es un auténtico músico con raíces, respetado por la banda, por las miles de pandillas que pululan en los cerros de esta ciudad. El creó un movimiento que algunos llaman vallenato, otros colombiano. Pequeña Colombia, le dicen a Monterrey, y el ritmo sudamericano conforma una subcultura, así llamada por sociólogos, que involucra hoy a disqueras, estaciones de radio, canales de televisión, revistas y la invasión de músicos provenientes del sur del continente.
Surgido en Vallén, Colombia -de ahí su nombre- el vallenato halló tierra fértil entre los muchachos pobres, con familias desintegradas, en aquellos que se las truenan o se chemean, o que le dan a la talacheada enderezando la lámina de coches, o que le buscan camellear en una de las cientos de fábricas de esta urbe industrial.
Hace dos décadas, Celso era uno más de estos muchachos. Un toque de suerte cambió su vida: su padre le regaló un acordeón y en el sótano se le oía duro y duro, tratando de imitar el sonido de un disco puesto a girar en un tocadiscos "de cajita, de esos de los que se separan dos bocinitas". Era uno de vallenato.
En 1999, Celso fue nombrado por la Universidad Autónoma de Nuevo León como Personaje de la Cultura Popular, dentro de la X Fiesta de la cultura regional, "esfuerzo universitario en pro de la identidad cultural e histórica de los más altos valores cívicos de los municipios de Nuevo León, expresados a través de la labor constante y profundamente meritoria de sus habitantes, que como usted (Piña), son un ejemplo para toda la ciudadanía y la joven generación". Así se expresa en la carta que tal casa de estudios envió al vallenatero.
Rubén Mojica, representante de Celso, señala a 1981 como el año en que Piña surgió en el ambiente musical de Monterrey, al lado de su conjunto -Ronda Bogotá- en la colonia Independencia. Hoy se le conoce como El Cacique del Cerro de la Campana o El Rebelde del Acordeón.
EN EL BRASIL
Al Café Brasil, cerca del área donde se encuentran las instalaciones de varios diarios, llega Celso para dar una entrevista a La Jornada. De la rockola se escucha una de los Creedence, Especial de media noche, que canta el llamado por Carlos Monsiváis como El Acordeonista de Hamelin, por su ritmo hipnotizador, seductor, cachondo.
Monsiváis escribió el texto que acompañará al disco tributo a Celso en el que participan músicos de Control Machete, El Gran Silencio, Santa Sabina, La Firma, Plastilina Mosh y Café Tacuba, además de Guadalupe Esparza. La producción será lanzada a mediados de mayo, en esta ciudad, "en un sitio de lujo", comentó Rubén Mojica.
Lo primero que hace Celso es comparar su vida con la de Rigo Tovar. La rueda de la fortuna gira... y: "Hay cosas que te mueven el tapete de la vida. Tú crees que estás aquí... a todo dar, pero estamos tan en la orillita... así... de caer".
-ƑHas hecho lo que hicieron Rigo, Janis, Jim?
-Tanto, no. Sí lo he hecho, pero no tanto, no tanto. He tenido algunos detalles; he estado en broncas con la policía, circunstanciales.
Tan de ocasión, como aquella en la que durante una presentación una muchacha le dio un "regalito", uno de tantos de los que dan los fans. "Tengo un chorro en mi casa: rosarios, vírgenes de Guadalupe, y la chingada". La chava le dio "un peso grandote". Se lo guardó y olvidó el detalle. Era un centenario; eran mediados de los ochenta. La moneda había sido robada.
Llegaron unos tipos y lo interrogaron; le preguntaron por el centenario. Se dio cuenta de lo que se trataba. La moneda se había ido en una camisa que le pidió a un ayudante que se la llevara. No apareció el dinero. "Mira, güey, me estás mandando a la chingada con esta onda". En calidad de mientras, me aventé en la cárcel cuatro días". La justicia tiene sus móviles.
Desde entonces, Celso toma sus previsiones. "No hago cosas buenas que parezcan malas, y viceversa. Llegan y me dicen: 'oye, mi vida que te voy a dar...'. Las detengo. Luego salen con que un pase de coca, que un toque, pues les digo que sí, que una tocada, güey, šah, sí!, cómo ves que te pago con un -Celso hace con las manos un ademán, como sosteniendo un huato-. Les digo que no es mi jale. Perdóname, pero discúlpame". "Perdóname, pero discúlpame", lo expresa el cantante para rematar varios pensamientos, frases, comentarios.
Con las mujeres, "esas cositas, también me han pasado y las he hecho, pero leve. Todo eso me ha servido porque te das cuenta de que todo ese pedo no es bueno. No es bueno que te creas mucho, que te apoyes en que te conocen muchos. Sí te conocen, pero de una forma. Una cosa es una cosa y otra es otra cosa".
-ƑTú público, el que te idolatra, es propenso a consumir drogas, qué sientes por él?
-A veces me da un poco de... štampoco te voy a decir que aquí, el señor Celso Morales!, no, no, he tenido cosas gruesas... tanto no, poquito sí. La raza que me sigue a los bailes a veces sí me da un poco de tristeza, ver cómo no ven su realidad, otras ondas... y a veces hasta como que me encabrono. He tenido encuentros con muchas bandas. Les digo: hey, chavos, agarren la güila, güeyes. He conocido muchos huerquitos de 13 ó 14 años que se la llevan recio. Acaban de dos formas: muertos o entabicados, allá -señala Celso a cualquier punto cardinal, como dirigiéndose a alguna de las colonias donde deambulan los interfectos, como Sierra Ventana, La Risca, La Campana. Por allí andan Los Dragones, por ejemplo.
"Apenas das la media vuelta y ya andan allá -vuelve a señalar a cualquier punto de la rosa de los vientos-. Y luego te dicen que los batos de allá patearon a aquellos, picaron a aquel... šcabrón, cómo le haces para que te entiendan! No entienden; entonces, déjenlos ser, como dijo aquél gran señor, John Lennon. Si pudiera hacer algo lo haría. Lo que he hecho ha sido a través de mis canciones, algo de mensaje. Pero ves que es un caos en cadena.
"No puedes ir casa por casa diciéndoles que se porten bien, que le hagan caso a su mamá, no tomes tanto. Mejor les doy un disquillo donde viene una canción que se llama La China y El Pelón. Se trata del condón. šOjo, mucho ojo, al tiro! šHáganlo, pero con ritmo!".
-Vallenato-Colombia-droga, Ƒhay una maldición?
-Eso es una realidad, que te duele. Tengo 20 años de vivir de este género musical. A veces les quisiera decir que por qué no van a otro tipo de eventos para que se den cuenta que hay otras cosas. Lo que hay en un evento colombiano también ocurre en uno de rock o de norteño. Por una vez que lloré ya me decían El Llorón.
Celso no conoce Colombia. El segundo punto geográfico, después de dicho país, donde se produce y escucha más vallenato es Monterrey. Gracias a Piña. "Me han invitado los embajadores de Colombia, pero no he ido. Hay quienes me critican y dicen que no es nuestro folclor... Ƒel malinchismo?, Ƒqué entra ahí? Hay gente muy leída, no agraviando, que han venido aquí".
Los muchachos han hecho su propia forma de bailar el vallenato. "ƑQué tiene esta cultura musical colombiana nacida aquí, en Monterrey? Porque es muy diferente a como se toca aquí, a como se toca en Colombia. Tenemos influencias del norteño, del mariachi; esto es otra onda. Critican a los chavos porque se pintan de verde, rojo y yo les digo que los dejen, que así sienten ellos esta música, que así hacen más llevadera su vida.
-ƑPor qué pegó esta música entre ellos?
-Mira, corrían los setentas, cuando Rigo Tovar estaba muy fuerte, con su Matamoros Querido, y Mike Laure y Xavier Pasos, que tocaban así, tropicalón tropicalón, y en los cerros, como el de La Campana y La Risca, pues ahí trabajaban los sonideros, y no se tocaba música tropical, sino pura música colombiana. Llegaban los mojarras (los que migran a trabajar a Estados Unidos, los mojados), y oían esa música, se les hacía padrote. Lo colombiano llegaba a EU, a Miami, para ser exactos, con los Corraleros del Mayehual, Alfredo Gutiérrez. Escuché a los primeros y me gustó su estilo, por allá del 74 ó 75 -Celso tiene 48 años- y yo tocaba el güiro en una agrupación que cantaba la de "y tuvimos un sirenito...", y la de Los Strewks, "él que sueña contigo", pero lo colombiano era cerrero. Me gustó y me llegó esa onda".
A Celso se le hizo aburrido lo de Rigo y compañía y optó por el vallenato, desde hace 20 años. "Si hubiera querido tocar como Ramón Ayala hubiera ido a un baile de él, cuando era de Los Relámpagos del Norte. Sí, conocí a Cornelio Reyna. Me gustaba, de él, esa que dice 'a dónde está aquel amor'. Pero no, estaban fuertes, en ese entonces, Tropical Caribe, Perla del Mar, Capricornio. No escogí mal, hasta eso, y empecé a tocar colombiano".
Agregó que lo difícil fue, primero, hallar con quien tocar vallenato, pues no había. "Me conseguí un acordeón. Le dije a un viejito que me enseñara. Me pidió que le llevara el disco, para darse una idea de lo que quería. Lo oímos, uno de Alfredo Gutiérrez, con su Capullito de Rosa -suspira Celso, mira al plafón, traga saliva, medita para sí-, La Cabaretera: 'Si deveras me quieres, debes tenerme fe...".
El maestro que le iba a enseñar se sinceró: "No le entiendo a esta música, ƑDe dónde es? ƑDe Colombia? Pues con razón no le entendemos. Pero música es música, Ƒno? A lo mejor el maestro estaba aburrido o crudo o pedo. Me fui muy triste. ƑQuién me enseña? Aquel toca puros corridos, el otro puras polkas, el de más allá, de La Santanera. ƑCon quién voy?
"Chingada madre, y me fui con mi disco de Alfredo Gutiérrez y su Capullito de Rosa. Y comienza el ritmo, es un bum -lleva su mano al corazón-; es como el beat, ese que nació con Los Beatles, aunque después dijeron esa mamada de que el escarabajo. Pues qué crees, que me fui a un sótano y ahí, duro, hasta que saliera de mi acordeón el sonido del disco. Lo rayé. Fui a comprar otro. Neta, así comencé; horas y horas, en mi casa de La Campana".
Mientras relata la génesis del movimiento, de la subcultura del vallenato en Monterrey, Celso hace como si tocara su acordeón. Es el Joe Cocker de ese instrumento. El acordeón invisible. "Nunca he estado en Colombia, en vivo".
-ƑEntiendes de música?
-Poco. Mi papá, Isaac Piña, me escuchó una vez y me dio su opinión: "Se escucha como... aguado". Pues de vuelta al sótano, y pa, pa, pa. Y pónle bajo. Pasaron cuatro años. Y le toqué a mi papá Capullito de Rosa. "Se oye bien". ƑNeta? Sí, hijo, neta. Y que me dice: pues ahora te vas a acompañar... š'uta, madre! Otra bronca. ƑPues quién? Pues mis hermanos. Y el güiro. šNo, no, no! šAsí no! Oye el cencerrito".
-ƑCómo transportar el ambiente de Vallén a La Campana?
-šEso es lo que no me explico! Me encantó. šEsta música es cien por ciento bailable, cabrón! La gente, de volada, pues luego luego comienza a mover la patita, y ándale, pues con mare (madre). Para tocarla en vivo me aventé cinco o seis años. De ponerle.
-ƑQué hacías antes de ser músico?
-Auxiliar de intendencia -y hace como que tiene una escoba-, en el Hospital Infantil. Descubrí que el vallenato nació de un acordeón. Se puede tocar este ritmo sólo con ese instrumento. Los norteños, pa' que sepas, tocan sólo medio acordeón. Hacen maravillas acá, con la derecha, Ƒy acá, con la izquierda? No bajean. Esto es muy difícil. Sólo yo lo hago. ƑRamón Ayala? Pérdoname, pero discúlpame, pero tampoco la hace. Muchos de los grandes norteños desconocen los bajos y, déjame que lo diga, inclusive se los quitan.
Dice que esto último quizá se deba a su cultura, a su estilo de tocar. "El vallenato no necesita bajo sexto, ni bajo, ni nada. ƑPor qué? Porque aquí haces la música y acá le bajeas -vuelve el Joe Cocker-. No necesitas más nada. Con el puro acordeón yo te canto y toco vallenato, como debe ser".
Precisa que no demerita el folclor de Monterrey: "Nunca hay que olvidar la raíz. Lo que sí, que lo del César al César y lo de Dios a Dios. He alternado con los norteños y pienso que las músicas no están peleadas, pero hay que reconocer lo que tiene más arte. Los Alegres de Terán, esos sí que tocan. Pero yo soy el pionero de la música colombiana, aquí. Me dicen El Rebelde del Acordeón porque les enseño cómo se toca. Todo comenzó en ese sótano. Mientras los batos se iban a corretear gatitas a una de las colonias de ricos de acá, yo me quedaba en la casa, para darle duro y duro".
-ƑQué tanto has trascendido?
-Pues harto. Hay algunos que han aprendido de mí. Por eso, para toda la raza de aquí, de los grupos, como La Tropa Colombiana, La Tropa Vallenata, Los Vallenatos de la Cumbia, de todos ellos soy el número uno; ellos me lo dicen. Reconocen que antes de mí, nadie.
No sabe cuántos discos ha vendido ni si se pueden conseguir todos, unos 18 de por vida. "De cada uno, por lo menos cuatro canciones son éxitos. ƑRegalías? No me puedo quejar; he gastado dinero, para eso es. Me da tristeza que haya grupos que van al otro lado y vienen y traen tráileres y luces, Ƒy la música? Mentira eso de que el dinero llame al dinero. ƑY tu satisfacción? A mí me gusta vivir aquí y tocar La Gitana, La Cumbia de la Paz. Esos que dicen que vendieron mil discos, o diez mil millones, pues eso no sirve para nada.
"Me han robado, sí, algunas disqueras, uno que otro representante; me han traicionado. Me vendían para un evento en tanto, pero alguien era otro pedo. Me di cuenta y le pedí que le llegara. Para dar, šme sobra! El dinero no dura. Ahorita, honestamente, no traigo ni autobús ni equipo. ƑPor qué? Porque vieras qué problemático es. Bronca tras bronca. Los rento. Cuando vas empezando quieres tu oficina, tu camión, puro gastadero de lana; traes tus ayudantes, que son tus cargacachibaches".
Se defiende y manda "a la chingada" a quienes lo consideran un músico cerrero. Asegura le sugerían que tocara lo de Rigo, para tener éxito. Pero siempre, afirmó, se ha tenido fe. "Dime un principio que sea fácil. No hay. Hay que batallar; se batalla desde que naces. Es más, si no me quieren contratar, pues toco pa' mí. Y si la raza te responde, pues... porque una cosa es ser chingón y otra es ser buena onda. Si eres lo primero, pero no lo segundo, la gente te manda a la chingada.
"A mí me tachaban de corriente, de chemista, de farolero, de cerrero, y pasó el tiempo, y les dije: 'Ƒse acuerdan, putos?' Ahora es mi venganza, no' más por decir. El tiempo me dio la razón y me siento poca madre. No me falta nada y tengo lo más apreciado: el cariño de la gente".
Tales son Celso Piña y su vallenato, esa música que gusta a Gabriel García Márquez. Este definió a su máxima obra, Cien Años de Soledad, como un vallenato de 400 páginas.