JUEVES Ť 26 Ť ABRIL Ť 2001

Ť En la operación, que duró 13 horas, participaron 33 médicos y dos equipos de enfermeras

Exitosa separación de siameses en el Seguro Social

JUAN ANTONIO ZUÑIGA M.

Un grupo de 33 cirujanos especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social logró con éxito la separación de unos gemelos siameses en una intervención que se prolongó por 13 horas, de la cual "cada uno salió con el mismo derecho a la vida", aunque al quinto día de la operación uno de ellos falleció por malformación cardiaca congénita.

Por causas científicas desconocidas, por cada dos millones de nacimientos vivos se presenta un caso de gemelos siameses de este tipo, isquioonfalópagos, unidos por abdomen, pelvis, intestinos grueso y delgado, vías urinarias, genitales, columna vertebral y con cuatro piernas.

Su separación reviste una situación máxima de resolución quirúrgica, pero también representa uno de los más profundos problemas éticos de la ciencia médica frente a la vida y la muerte humanas.

El nacimiento de gemelos isquioonfalópagos representa "un solo destino en un solo cuerpo compartido por dos personas diferentes", expresa el cirujano pediatra Jaime Zaldivar Cervera, director del hospital general Gaudencio González Garza del Centro Médico Nacional La Raza, quien fungió como cirujano en jefe del equipo de especialistas que realizó la intervención.

Frente a su equipo y un grupo de reporteros, ante quienes se expuso el caso, Zaldívar Cervera no puede evitar las tribulaciones en torno a una experiencia inédita en México y América Latina y aclara: "En este tipo de historias no hay protagonistas médicos, los protagonistas son los pacientes". Luego se pregunta "ƑQué representa el reto de dar un destino a cada uno de ellos?". Adelanta su respuesta: "Es un reto brutal. Lo más importante es valorar que son dos individuos absolutamente dependientes uno del otro".

Por ocho meses, ambos pequeños compartieron un solo cuerpo. Sus intestinos confluían, pero el de uno estaba alimentado por la circulación del otro; compartían un mesenterio, punto de donde salen todas las arterias del tubo digestivo, es decir, estómago, esófago, intestinos, páncreas e hígado; las vías urinarias de uno llegaban a la vejiga del otro y viceversa, igual que los testículos: los de uno llegaban a las bolsas escrotales del otro.

Los avances en el equipamiento médico del IMSS permitieron detectar antes de su nacimiento la malformación embrionaria que originó la situación. Con antelación al parto se programó una cesárea y se organizaron equipos de estudio y análisis científicos para enfrentar la primera parte de esta circunstancia: el derecho a nacer.

Luego se realizaron rigurosos estudios clínicos a los niños para establecer --hasta donde la tecnología y el conocimiento médicos lo permiten-- la posibilidad exitosa de que, "desde el principio hasta el final, los dos salieran vivos del quirófano y cada uno con siameses el mismo derecho a vivir".

Los estudios y tres sesiones magistrales multidisciplinarias determinaron la posibilidad de realizar la separación con éxito, por lo que se requirió el consentimiento informado y firmado de los familiares y la aprobación del Comité Bioético del hospital para preparar la intervención quirúrgica.

En magna sesión preoperatoria se integraron, "en orden de misión", los equipos de especialistas, y se designó al cirujano en jefe que dirigiría la separación de los gemelos, para que después otro grupo iniciara la reconstrucción de los cuerpos ya separados.

Eran dos individuos, cada uno con su propia alma pero en un mismo cuerpo, compartiendo todo del abdomen hacia abajo. Aun con los avances de la cirugía moderna, la experiencia, profesionalismo y conocimiento médico serían determinantes para enfrentar con éxito los riesgos de un "caso máximo de resolución quirúrgica", inédito en México.

El equipo se integró con cuatro cirujanos pediatras, dos urólogos pediatras, un cirujano plástico, dos ortopedistas, seis anestesiólogas, 18 médicos residentes y tres equipos quirúrgicos de enfermería.

Cada cual en su especializada tarea, en la eternidad de 13 horas humanas realizaron cirugía vascular mayor para dotar de intestino a cada uno; con toda meticulosidad dividieron el mesenterio para que cada uno de los pequeños tuviera sus órganos digestivos.

Inmediatamente después se abocaron a las vías urinarias y las disectaron para que llegaran a cada vejiga; los testículos fueron ubicados en sus respectivos escrotos. Llegó así uno de los momentos más difíciles de la separación de los gemelos... Las piernas de cada uno de ellos llegaban a la pelvis del otro.

"Hubo entonces necesidad de separarlas de las respectivas pelvis y prepararlas para el afrontamiento posterior de cada una". Luego la columna vertebral que compartían "se seccionó en dos para que cada uno tuviera la propia". Ambos gemelos salieron del quirófano "vivos, completos y simétricos".

Pero en uno de ellos se detectó una cardiopatía congénita y una deficiencia bronquial que impedía su oxigenación. Ambas le ocasionaron un paro cardiorrespiratorio a cinco días de haber sido separado de su hermanito, a través del cual las suplía. No fue decisión premeditada, se explicó. La ética médica ha definido con firmeza: "No podemos disponer de una vida para que otra viva".

El cirujano en jefe reflexiona: "El (otro) gemelo lo ayudaba, el ánima era única para los dos y había que separarlos para darles independización orgánica total. Fue un choque brutal fragmentar su alma en dos".

El otro pequeño vive. "El choque postquirúrgico ya pasó. Ese niño es un gigante. Tiene todos y cada uno de sus órganos", informó el cirujano pediatra Jaime Zaldivar Cervera, quien concluyó: "Esta intervención de máxima resolución quirúrgica no fue producto de la improvisación, es resultado de una escuela de medicina aplicada en el Centro Médico La Raza del IMSS.