JUEVES Ť 26 Ť ABRIL Ť 2001
Ť Discutibles, las "bondades" de esos negocios, advierte
Peligran los valores morales con la instalación de casinos: CEM
Ť Asegura que el narco encontrará en los centros de apuestas lugares privilegiados para el lavado de dinero
JOSE ANTONIO ROMAN
En franco enfrentamiento al presidente Vicente Fox, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) reiteró su enérgico rechazo a la instalación de casinos en el país, pues ello, consideró, contribuirá a la descomposición del tejido social y a un mayor deterioro de los valores morales, en una sociedad con muchísima pobreza.
El obispo de la diócesis de Querétaro y actual presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia, Mario de Gasperín y Gasperín, recordó que ya son tres los documentos colectivos que han emitido los obispos del país con respecto a este tema, y que su posición se mantiene inalterable. La respuesta es un no rotundo a la instalación de casinos en el país, dijo el prelado durante los trabajos de la 71 asamblea plenaria del Episcopado Mexicano, que se realiza desde el lunes en sus instalaciones de Lago de Guadalupe, en el municipio mexiquense de Atizapán de Zaragoza.
Desde abril de 1996, fecha en que se emitió el documento titulado Los casinos: una consideración moral y social, la Iglesia católica expresó su negativa al plan y pidió a los legisladores rechazar el proyecto y "estar a la altura de valores" del pueblo de México, que son aquellos que promueven todo lo que dignifica a las personas y no lo que las disminuye y hasta las degrada. "Si han sido depositarios de la confianza del pueblo, que sean custodios y promotores de sus auténticos valores".
En esa misma declaración, los obispos analizaron "lo falaz o, por lo menos, lo discutible" de las bondades que se les atribuyen a los casinos como un elemento determinante para la atracción de turistas. Y tras el análisis, concluían que "ni el número de empleos que prometen son significativos, ni logran retener a los migrantes, ni la generación de divisas es notable, dado el costo de su administración que suele pagarse a precios internacionales.
"Todo esto reviste especial gravedad para nosotros, a causa del manejo inapropiado que suele darse a ese tipo de instituciones tan codiciadas por estar ligadas al dinero fácil; en las que la presencia del narcotráfico, del comercio sexual y del lavado de dinero parece inevitable, y donde la connivencia entre algunos políticos y empresarios encontraría un camino propicio."
Esta posición, que fue reiterada el 7 de marzo de 1999 en su segundo documento, se mantiene en los mismos términos, según expresó ayer el mismo obispo De Gasperín, quien en ese momento suscribió el documento como vocal del Consejo de Presidencia del Episcopado.
Este segundo texto episcopal dice que los juegos de azar "resultan moralmente inaceptables cuando privan a la persona de lo que es necesario para atender a sus necesidades o a las de los demás. La pasión por el juego corre el peligro de convertirse en una grave servidumbre", dice el documento, cuando cita el numeral 2413 del nuevo Catecismo de la Iglesia católica.
"Propician, además, la pseudocultura del despilfarro y del dinero fácil, contrarias al espíritu cristiano de ganarse el pan con el sudor de la propia frente y a la recta y justa adquisición y administración de los bienes materiales. Se premia así al especulador sobre el inversionista, al apostador sobre el obrero y todos pierden en dignidad."
El tercer documento sobre el tema lo suscribieron los cinco obispos de la región metropolitana -circundante a la ciudad de México (diócesis de Texcoco, Atlacomulco, Nezahualcóyotl, Toluca, Cuernavaca y Tlalnepantla), el 17 de marzo de 1999. En él se señala que dada la estructura social de corrupción, los cárteles de la droga seguramente encontrarán, a trasmano, en los casinos, el lugar ideal para el lavado de dinero, cosa que incentivaría el crecimiento del poder del narco en nuestro país y la difusión de este cáncer social de nuestro tiempo.
Incluso, se advierte que el clima de corrupción que priva en algunos sectores encontrará en estos centros de juego una "ocasión privilegiada" para el enriquecimiento ilícito, situación que no cambia con una ley, como se puede observar y probar en diversos campos de lo político y lo social.