REIVINDICACIONES ACOTADAS
El Senado de la República aprobó ayer un dictamen
de reforma constitucional en materia de derecho y cultura indígenas
que, si bien representa un avance con respecto al texto actual de la Carta
Magna, no refleja, a juicio de varios expertos, lo acordado en los acuerdos
de San Andrés Larráinzar ni lo estipulado en la iniciativa
de reformas elaborada por la Comisión de Concordia y Pacificación.
En el texto aprobado, que deberá ser enviado hoy
a la Cámara de Diputados, hay tres puntos principales en los que
puede constatarse una clara reducción de los alcances de San Andrés:
en primer lugar, en lugar de consagrar el reconocimiento de los pueblos
y comunidades indígenas como garantía constitucional, se
deja tal reconocimiento al arbitrio de los congresos estatales; por otra
parte, los senadores omitieron asentar el derecho de los pueblos indios
a sus territorios y a los recursos naturales en ellos contenidos; asimismo,
se escamoteó el reconocimiento de las comunidades como entidades
de derecho público para designarlas, simplemente, como entidades
de interés público.
Se trata de un matiz importante, por cuanto que anula
o minimiza el rango institucional de tales comunidades en la conformación
del Estado.
Este achicamiento de lo pactado en San Andrés obliga
a preguntarse si los legisladores tuvieron en mente, a la hora de aprobar
el dictamen, los anhelos de paz con dignidad y justicia de la sociedad
--incluidos los pueblos indígenas-- o los intereses de sus respectivas
fracciones políticas. Y es que, sin duda, el texto finalmente votado
reduce las perspectivas al proceso de paz entre el gobierno federal y el
Ejército Zapatista de Liberación Nacional y pone en cuestión
los avances logrados hasta ahora en esa materia.
Técnicamente la reforma aún no está
aprobada y existe la posibilidad teórica --y tenue-- de que la Cámara
de Diputados la devuelva al Senado. Esa incógnita se despejará,
previsiblemente, en las próximas horas.
Y si las modificaciones referidas son finalmente adoptadas
por el Congreso de la Unión, muy pronto se sabrá si la determinación
de los legisladores de minimizar las reivindicaciones indígenas
fue una decisión correcta o si se trató de un error trágico
e histórico.
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