VIERNES Ť 27 Ť ABRIL Ť 2001
TEATRO
Amantes
Raúl Díaz
HAROLD PINTER, SIN duda uno de los grandes creadores teatrales del siglo XX, tiene un teatro realmente difícil de escenificar correctamente; teatro duro que refleja las situación de miles de habitantes de las grandes ciudades y su incomunicación y aislamiento aún viviendo hacinados en cuadrículas y cuadrículas de concreto.
CREADOR DE OBRAS en las que el lenguaje lo es todo, o casi, Pinter va haciendo transcurrir los acontecimientos a través de diálogos riquísimos, directos, cargados de intención y, muchas veces, de subtextos que pueden conducir bastante más allá de lo explícito.
TEATRO PSICOLOGICO, DE alguna manera, el de este autor inglés, quien fue uno de los grandes innovadores de por allá de los años 50 del siglo pasado, sus textos indican necesariamente un ritmo lento, cansino, en el que el tiempo transcurre desesperante porque no sucede nada y, sin embargo, las situaciones van prosperando, acercándose a un final en el que las cosas continúan y continuarán como al principio.
ESTE ES EL caso de Amantes, que llega a los escenarios capitalinos traída por los jóvenes teatreros de Ciudad Juárez, Chihuahua, agrupados en la compañía Alborde Teatro, nombre que juega con el hecho de estar al borde, a la orilla, justo en el límite de algo, y que en este caso, presumo, hace referencia a algo más que el teatro. Simplemente recordemos que estos compañeros son norteños y, por lo tanto, están al borde de la gran potencia engullidora.
ESTOS AMANTES SON, al mismo tiempo, teatro sicológico y teatro del absurdo que exige a sus intérpretes y director una enorme y justa comprensión de cuál es la situación planteada por el autor, así como las diferentes facetas que deben mostrar los personajes, los distintos estados de ánimo por los que éstos van atravesando, y hasta "bucear" en sus posibles motivaciones que, desde luego, no están dadas por el dramaturgo.
Los jóvenes juarenses que nos visitan vienen cargados de buenas intenciones, deseos reales de hacer las cosas bien y pletóricos de entusiasmo, no obstante lo cual no logran obtener un resultado correspondiente a esas intenciones, deseos y entusiasmo.
Amantes plantea la situación de un matrimonio cuya salud mental y satisfacción no son precisamente ejemplares, tanto es así que inventan la existencia de un amante de ella que, con la autorización y complicidad del marido, la visita regularmente mientras el esposo permanece trabajando en su oficina. Para el marido han creado otra irrealidad, la existencia de una puta a la que acude periódicamente. En un juego perverso y desquiciante, esta pareja se cela y daña auténticamente para, cerrando el círculo, terminar donde empezaron.
Este juego de espejos deformantes exige, no puede ser de otra manera, actores de primer nivel que maticen y diferencien cada momento, cada emoción y cada estado de ánimo de otro. Este es el tipo de trabajo que no da opción a medianías y exige actores de madurez plena, lo cual no quiere decir viejos y, haciendo lo mejor que pueden, él más que ella, Mauricio Ugalde y Guadalupe de la Mora muestran que aún son jóvenes.
No obstante lo dicho, qué bueno que una compañía de provincia pueda ofrecernos muestra de su quehacer aquí en la capirucha, y qué bueno que Harold Pinter vuelva a cartelera.
Amantes, lunes, a las 8:30 de la noche, Teatro Villaurrutia, atrás del Auditorio Nacional.