SABADO Ť 28 Ť ABRIL Ť 2001

José Luis Manzo

Fox es más de lo mismo, pero copeteado

El presidente Fox y su secretario de Relaciones Exteriores, Jorge G. Castañeda, se van con la finta del discurso y trato de cuates que les da el presidente estadunidense, George Bush. Creen que por ser cuates van a conseguir un buen trato para México. Se olvidan que Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses.

Jorge Castañeda, padre del actual secretario de Relaciones Exteriores, ocupó también el mismo puesto. Pero él no se iba con la finta del cuatismo estadunidense. En 1992 señaló: "No doy ninguna credibilidad a una buena voluntad por parte de Estados Unidos, intempestivamente descubierta o redescubierta, o a nuevas consideraciones morales que pudieran cambiar su actitud básica hacia México. Su historia frente a nuestro país, su prepotencia y egoísmo actuales no propiciarían ese cambio. Todo eso, a pesar del discurso fraternal de los dos países. Las grandes potencias actúan (siempre) como grandes potencias". Sería conveniente que Jorge Castañeda hijo aprendiese de su padre. La ingenuidad al negociar y la frivolidad al hablar no son bases adecuadas para manejar las relaciones exteriores del país, mucho menos para negociar con Estados Unidos y Canadá el convenio de cooperación energética propuesto recientemente por George Bush. En este tema, nuestra relación con Estados Unidos siempre ha sido conflictiva, dada la voracidad de ese país.

En esencia, la propuesta del presidente Bush es la siguiente: 1) Al igual que Canadá, México debe intensificar la explotación de sus reservas para exportar mayores cantidades de petróleo crudo a Estados Unidos, país que ya depende en 60 por ciento del petróleo importado para satisfacer su consumo. 2) Preferentemente, deben ser empresas estadunidenses las que exploten las reservas de gas natural seco que existen en el norte de nuestro país para comercializarlo libremente y en su propio beneficio, tanto en México como en Estados Unidos, donde la oferta es insuficiente. 3) Se propone modificar la Constitución mexicana para que inversionistas estadunidenses construyan en el norte del país plantas que consumirían gas natural mexicano para producir electricidad, que se vendería en parte a los consumidores mexicanos a los precios que ellas fijen, y sobre todo se enviaría a Estados Unidos, particularmente al estado de California, zona que enfrenta graves problemas de desabasto eléctrico.

No podemos negar nuestra vinculación económica, comercial y financiera con Estados Unidos, ni oponernos a establecer con ellos convenios de cooperación en campos como el de la energía. La clave es que tales convenios estén sustentados en principios de respeto, reciprocidad y equidad como los siguientes: 1) La cooperación energética debe estar basada en el respeto a la soberanía del otro. Estados Unidos debe reconocer el derecho de México a definir las modalidades y ritmos de explotación de sus recursos energéticos, que le permitan armonizar sus propios intereses con la necesidad de contribuir a satisfacer el consumo energético de ese país. México debe exportar petróleo crudo y gas natural sólo si cuenta con suficientes reservas que garanticen su autosuficiencia en el largo plazo. La búsqueda de la seguridad energética estadunidense no debe traducirse en sacrificar la de México. Resulta inadmisible la pretensión del gobierno estadunidense de garantizar su acceso a las fuentes mexicanas de abastecimiento energético sobre la base de la coerción económica y política o la amenaza del uso de la fuerza militar. No fue una coincidencia, sino un mensaje para México, el que el presidente Bush ordenara el ataque militar a Irak estando de visita en el rancho que tiene Vicente Fox en San Cristóbal, Guanajuato. Te lo digo Juan, para que lo entiendas Pedro. 2) Estados Unidos aplica estrictas normas de explotación petrolera en su propio territorio, que le permiten crear zonas de reserva para garantizar el suministro futuro, evitar el agotamiento prematuro de los yacimientos y daños al medio ambiente. Esas normas de explotación deben aplicarse en México, e incluirse obligatoriamente en el convenio que se establezca con Estados Unidos y Canadá. Además, tales normas deben incorporarse a la legislación petrolera mexicana. Si Estados Unidos explota racionalmente sus reservas petroleras Ƒsobre qué bases podría exigir a México no hacerlo? Y aun cuando lo exigieran, Ƒpor qué habría de aceptarlo el gobierno de Vicente Fox? 3) El convenio de cooperación mencionado debe reconocer el derecho que tiene México para transformar localmente los hidrocarburos en productos de mayor valor agregado, pues ello fortalece nuestra economía al reducir importaciones de gasolinas y materias primas petroquímicas, estimula el crecimiento de industrias y servicios vinculados a la actividad energética, crea nuevos empleos y bienestar social y genera mayores ingresos para financiar el desarrollo. Un México más justo y desarrollado es la mejor garantía de estabilidad y certidumbre para los inversionistas extranjeros. Además, estaríamos haciendo lo mismo que hace Estados Unidos. Ese país no exporta petróleo crudo, sino productos terminados, de los que México es uno de sus principales clientes.

Hasta ahora, los hechos apuntan a que Fox profundizará el "cuatismo petrolero" con Estado Unidos aplicado por Carlos Salinas y Ernesto Zedillo. Lo hecho y dicho en otros campos de la política económica y social en sus primeros cien días de gobierno, demuestra que Fox es más de lo mismo, pero copeteado. ƑLo vamos a dejar hacer y deshacer libremente?

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