DOMINGO Ť 29 Ť ABRIL Ť 2001
Antonio Gershenson
El camino de la izquierda
n el congreso del Partido de la Revolución Democrática se ha estado discutiendo la cuestión de las alianzas con otras fuerzas políticas. Es un tema importante no sólo para la izquierda, sino para el país, dado el cuadro político actual. Por un lado, ningún partido tiene mayoría absoluta en ninguna de las dos cámaras legislativas federales, ni en muchos de los congresos locales. Por otro lado, el PRD quedó en los últimos comicios como tercera fuerza, con una reducción en sus votos y en los puestos de elección respecto a la elección de 1997. Además, el PRI, a raíz de su derrota en la elección presidencial, ha tratado de recuperar votos regresando a sus posiciones anteriores al predominio de los tecnócratas, por lo menos en algunos puntos de la reciente polémica política.
Parece haber cierto consenso en el sentido de que lo primero que debe definir el PRD, o cualquier partido de izquierda, son sus propios objetivos. Se ha señalado que no basta con impugnar ésta u otra medida, sino que es importante presentar alternativas viables. Sobre esta base, ya viene la cuestión de las mejores formas de avanzar hacia la realización de los objetivos planteados
En algunos momentos hemos señalado que la izquierda puede, en estas condiciones, no sólo contribuir a frenar los intentos de retroceso o de derechización, sino a lograr algunos avances, en la medida en que puede actuar en común con otras fuerzas para el logro de sus objetivos. Así, puede haber coincidencias con el PAN para ir acabando con los restos del sistema corporativo que sobreviven en el país y, especialmente, en el sureste. También puede haber coincidencias con el PRI o con sectores del mismo para frenar medidas como el IVA a alimentos no procesados, libros, etcétera, o como intentos de privatización. La sola conjunción de votos en la Cámara de Diputados o en el Senado implica un voto mayoritario, sea de la izquierda con el PAN o con el PRI. De hecho, se han dado casos de esta naturaleza, como también otros en los que el PAN y el PRI votan en un sentido y el PRD en el otro. Este último caso, sin embargo, ya no es la regla, como lo fue durante los años anteriores al 2 de julio de 2000.
La realidad es tal que, entonces, ni va la izquierda a quedar sistemáticamente en la misma posición que el PRI, ni siempre en la posición contraria al mismo. Ni va a estar siempre del mismo lado que el PAN, ni tampoco siempre en el lado opuesto. En los dos casos habrá ocasiones de coincidencia o convergencia, y también de confrontación política.
Será importante tener presente este cuadro en cada momento político, para ubicarlo adecuadamente y para poder tomar las decisiones más apropiadas, no sólo para el momento, sino para el proceso político en plazos más largos. Hoy, menos que nunca, se puede querer hacer política sobre la base de dividir al mundo en "buenos" y "malos", esquema al que recurren desde la mayor parte del cine de Hollywood hasta los fundamentalismos religiosos.
La política que permita impulsar un proyecto nacional y progresista tendrá que basarse en una alternativa clara. No queremos IVA para alimentos básicos ni para libros, debemos plantear de dónde saldrá el dinero o en qué lo usaremos de menos.