DOMINGO Ť 29 Ť ABRIL Ť 2001
Ť El autor estadunidense presentó La esperanza de México...
Indígenas y mujeres mexicanos, germen del cambio: Cockcroft
Ť La ilusión es un arma de combate, y la intención del neoliberalismo es volvernos derrotistas, dice el escritor
MARIA RIVERA
La esperanza es un arma de lucha, afirma el historiador estadunidense James Cockcroft, porque la intención del neoliberalismo, de los que mandan, es volvernos derrotistas, para desarmarnos, quitándonos la ilusión de un cambio. En su nuevo libro La esperanza de México, un encuentro con la política y la historia, publicado por editorial Siglo XXI, rescata a las mujeres, los indígenas, los trabajadores de maquiladoras o los migrantes como sujetos históricos porque, explica, en su rebeldía encontró, además de una obstinada resistencia a aceptar las pautas del sistema, el germen de una transformación social más humana.
Acompañado en la presentación de su texto por Enrique Semo, Rosario Ibarra de Piedra, Teresa Aguirre y Alejandro Alvarez Béjar, el autor de Precursores intelectuales de la Revolución, un clásico que ha formado a generaciones de historiadores del país, indica que mucha de la esperanza que tiene México proviene de su historia de luchas colectivas. "De la que actualmente sostiene el movimiento zapatista o el movimiento urbano popular, de la que llevan a cabo las trabajadoras de las maquilas o los mineros; entonces sí hay motivos para imaginar un cambio, y tanto los indígenas como las obreras del norte reconocen que su lucha es tan internacional como nacionalista, por eso esa cosa del pesimismo es pura mentira, puro derrotismo que nos quieren imponer".
Cansado por las largas caminatas que realizó en Quebec, donde intervino en las manifestaciones contra el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA), explica que el espíritu de los zapatistas estuvo presente en las jornadas canadienses, "porque los indígenas han inspirado a mucha gente con sus palabras sencillas, su honestidad, dignidad, internacionalismo y su postura incluyente de defensa de todos los oprimidos...nos habían hechos creer que era el fin de la historia, cuando precisamente es lo contrario, estamos creando nuestra propia historia, y ésta tiene un proyecto que va desde Quebec 2001 hasta el municipio Flores Magón, en Chiapas, y de Porto Alegre hasta Vía Campesina, en la India o Francia. Todos estamos metidos en la misma lucha contra el neoliberalismo, estamos ganando la primera batalla por una democracia verdadera, no la hipócrita que quiere imponer Estados Unidos con sus cláusulas".
Rescata a los excluidos
Teresa Aguirre, profesora de la UNAM, reconoció el trabajo de Cockcroft al rescatar a los sujetos excluidos de la historia. "A las mujeres, la mitad de la población del país, no sólo a las involucradas en las luchas, como Rosario Ibarra -ahí presente-, sino a todas aquellas en las que recae la reproducción de la población, no sólo biológica sino socialmente hablando, al atender la alimentación, el vestido, la salud o la cohesión familiar; esas que realizan el milagro cotidiano de volver las piedras pan". Pero también a los indígenas que han resistido la oferta de un salario a cambio de la pérdida de su identidad. "Que en 1994, con su demanda de autonomía, nos plantean su propia inserción en la historia, que no quieren que se les diseñe la modernidad a la que tienen que integrarse, sino que quieren dibujar su vida con sus valores". O los migrantes, sin cuyo aporte sería imposible la supervivencia de sus familias o de un sistema mundial que hace descansar en ellos las tareas que los trabajadores de los países desarrollados no están dispuestos a realizar.
La mano de obra barata desincentiva la modernización tecnológica: Semo
Enrique Semo, doctor en Economía, también señaló que en este libro se estudia un aspecto olvidado de la historia del país, el hecho de que el costo tan bajo de la mano de obra, así como la mala distribución de los ingresos han impedido que existan incentivos para la modernización tecnológica. Otro punto del texto que destacó el analista político es el de la desigual distribución de la riqueza, y el impacto que ha tenido este fenómeno en nuestra historia. "Pese a los intentos por distribuir la riqueza, todos han fracasado, aunque algo cambió en cada uno de ellos", recordó.
Riguroso, Semo también planteó una diferencia con el autor de La esperanza de México, en torno a la valoración del papel de los liberales del siglo XIX, a los que consideró verdaderos revolucionarios de su tiempo, mientras que Cockfroft los señala como protectores de los terratenientes.
Finalmente, el coordinador de asesores del jefe de Gobierno del DF habló sobre las muchas vidas de la Revolución: como movimiento social, como ideología oficial y, finalmente, como ideología popular. Estos destinos fueron exitosos en algunos aspectos, y fracasaron en otros, aceptó. El último de ellos, como ideología popular, "sinónimo de cambio social y transformación", también está siendo desarmado por una nueva ofensiva. "Ahora tenemos 24 santos cristeros, y šclaro!, ningún santo maestro desorejado, pero no conformes con esto, hasta hay rumores de que pedirán la beatificación de León Toral...".
Rosario Ibarra de Piedra dio la nota militante del encuentro. Amiga del autor desde hace 25 años y reconocida en el libro como una de las inspiradoras de las luchas por los derechos humanos más importantes del país, hizo un recuento de su trayectoria. "Las madres de los desaparecidos, de manera intuitiva, más que razonada, nos juntamos con la gente de los diferentes movimientos, partidos políticos y sindicatos porque creíamos que teníamos que emprender una lucha común, y teníamos razón", comentó.
Rememoró también su reciente participación con la delegación mexicana en las luchas antiglobalización de Quebec, ahí vio cómo la lucha de los zapatistas ha enraizado "en todos lugares donde hay pobres". Somos miles protestando, y seremos más, finalizó.