DOMINGO Ť 29 Ť ABRIL Ť 2001

Ť Ningún cargo a policías de EU que mataron al joven que padecía epilepsia

Indigna a yucatecos la absolución a asesinos de un indocumentado de la comunidad de Maní

Ť Su viuda se queja de no haber recibido ayuda del gobierno mexicano

LUIS BOFFIL CORRESPONSAL

Merida, Yuc., 28 de abril. La comunidad de Maní reaccionó indignada al enterarse de que los policías estadunidenses involucrados en el asesinato del indocumentado yucateco José Santos Víctor Mejía Poot, el pasado primero de abril, quedaron absueltos de cualquier cargo.

Un juzgado de Portland, Oregon, donde laboraba el hoy occiso, de 29 de años de edad, liberó de cualquier tipo de denuncias a los agentes Jeffrey Bell, Cristian Davis y Jeffrey Nelson, protagonistas del crimen. El primer policía accionó en dos ocasiones su revolver para dar muerte a Mejía Poot, internado en un hospital psiquiátrico después de ser detenido arbitrariamente en esa ciudad estadunidense cuando pretendía abordar un camión de transporte urbano. El joven padecía de ataques epilépticos.

En entrevista, la viuda Paula Villacís López dijo que se enteró de la noticia por los abogados que ven el caso en Estados Unidos, ante la nula respuesta del gobierno mexicano para atender este conflicto que le costó la vida a su marido, radicado hace 14 meses en Portland en compañía de su padre, un hermano y varios parientes más.

En este caso, al parecer una representante del consulado mexicano, Lucía Ramírez, estaba al cargo del asunto. Empero, las gestiones fueron inútiles.

En tanto, Pedro Mejía Zumárraga, padre de la víctima, declinó abundar sobre el asunto y pidió que el caso se olvide, "aunque sea una injusticia". Empero, los rumores en una población como Maní, ubicada a 120 kilómetros al sur de esta capital, dan de qué hablar. Los comentarios para esta persona son adversos. Se dice que habría "pactado" no armar más polémica a cambio de recibir su residencia permanente en Estados Unidos.

Paula Villacís no acepta esa versión. "Cómo haría algo semejante si es su hijo. Son chismes de gente mal intencionada", comenta y remata:

"Pueblo chico, infierno grande".

Con esta polémica resolución en la Corte de Portland, Oregon, la viuda insiste en pedir justicia. "Pero se la dejaremos a Dios". Por el momento, desconoce qué hará. Ella subsiste apenas con su trabajo de costurera y tampoco ha recibido algún respaldo gubernamental económico, menos de solidaridad. "Nadie se ha comunicado conmigo".

Sin embargo, ha contado con la buena voluntad --añade-- de las autoridades municipales de Maní y de otras poblaciones de esa región. Su futuro es incierto.

"Sólo me queda seguir trabajando y pedir que algún día se haga justicia por el crimen de mi marido", finaliza.

José Santos Víctor Mejía Poot fue detenido el pasado 30 de marzo cuando se disponía a abordar un autobús en Portland. No pudo subirse a la unidad por faltarle 20 centavos de dólar. Unos policías lo arrestaron al descubrir que era indocumentado. Fue llevado al salón central de justicia bajo los cargos de supuesta agresión y resistencia al arresto.

Ese mismo día, el yucateco tuvo una crisis nerviosa por su padecimiento epiléptico y lo trasladaron al hospital Providence Crisis Triage Center. Posteriormente, fue llevado, por recomendación médica, al BHC Pacific Gaterway Hospital, de especialidades psiquiátricas.

Después de estar varias horas incomunicado logró contactar con sus familiares. El 1o. de abril, José Santos entabló comunicación nuevamente con su familia pero por la noche personal del hospital psiquiátrico solicitó ayuda de la policía porque, presuntamente, atacó con unos "lápices" a sus médicos. Los policías Bell, Davis y Nelson arribaron al psiquiátrico y encontraron a Mejía en un cuarto de seguridad. Después de un forcejeo, el agente Jeffrey Bell sacó su arma y le disparó "en defensa propia".

José Santos fue declarado muerto a las 22:44 horas del domingo primero de abril.

El resto ya es historia.