DOMINGO Ť 29 ŤABRIL Ť 2001
Ť ''Donde va su persona van sus libros", dice de ella el Nobel
Poniatowska, una escritora coherente, define Saramago
Ť Tercer encuentro de los autores; ahora, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid Ť Discutieron ante 300 personas coincidencias intelectuales
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 28 de abril. Elena Poniatowska y José Saramago escudriñaron con ironía y sencillez en los entresijos literarios y las coincidencias intelectuales, en el diálogo abierto que mantienen desde su primer encuentro, el año pasado en el Palacio de Bellas Artes de México, y que esta vez continuó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
El Nobel portugués hizo de anfitrión y entrevistador en una emotiva y vibrante charla, la tercera que ambos escritores sostienen.
Las conversaciones de Saratowska o Elemago, como las bautizó el periodista y editor español Juan Cruz, esta vez se desarrollaron en un escenario que era la réplica exacta de la portada de La piel del cielo, la novela de la mexicana galardonada con el Premio Alfaguara de Novela 2001.
Poniatowska y Saramago fueron aplaudidos por un público cómplice y emocionado hasta el llanto.
La herencia del exilio español, Ƒpublicidad política o realidad?
Los periódicos del día y las emisoras de radio difundieron con reiteración e insistencia que el encuentro Saratowska era a las 12:30 de la tarde, media hora antes de la cita original.
Una larga fila de lectores con libros de lo más variopintos títulos, pero que coincidían en los nombres de los autores -desde una primera edición de Querido Diego, te abraza Quiela, escrito por Poniatowska en 1978, hasta la última entrega del Nobel portugués, La Caverna (Alfaguara)- aguardaban con impaciencia la entrada al escenario de esos "dos grandes" de la literatura, que sin muchos preámbulos se sentaron con naturalidad en dos sillitas ante un aforo de 300 espectadores.
Saramago, que viajó en la mañana desde Lanzarote, la isla volcánica del Archipiélago canario que ha escogido por morada, para presentar a Poniatowska ante los lectores madrileños, recordó en primer lugar el primer encuentro con ella, en el Palacio de Bellas Artes, que le permitió saber que "los jóvenes mexicanos están ahí para decir que la juventud sí lee; no he visto una juventud más ávida de lectura que la mexicana".
Después recordó el segundo Elemago, en el que compartieron mesa con la comandancia zapatista y con otros escritores e intelectuales mexicanos.
El portugués comenzó este diálogo socrático con una referencia al exilio español: "Muchos españoles se exiliaron, como la familia Cabrera, que se dedicó a enseñar la ciencia a los mexicanos en 1939; también Luis Cernuda, León Felipe y María Zambrano. Los españoles fundaron institutos, escuelas, editoriales y le dieron a México una vida cultural extraordinaria".
Saramago, que había dicho que su cometido en este encuentro era hacer hablar a la galardonada, cuestionó hasta qué punto es real o ficticio ese acercamiento cultural tan publicitado por el poder político, pero que luego en la realidad no es tal.
Ella respondió: "La influencia española todavía es actual y muy positiva en las manifestaciones por los desaparecidos políticos, en las que siempre destaco la presencia de los estudiantes del Colegio Madrid. Si ves sus nombres son españoles, pues de alguna forma son ellos los que están acostumbrados a luchar y lo hacen al lado de los mexicanos. Si tú lees el periódico mexicano La Jornada, que sé que lo lees y lo quieres, creo que allí hay muchísimos escritores españoles o de origen español, y no te voy a decir nombres porque van a decir: 'esta es un directorio telefónico andante', pero creo que, de veras, la herencia española es importantísima en la vida social del país".
Saramago señaló que entre la obra y la vida de la escritora mexicana hay coherencia; ''donde va tu persona van tus libros". Recordó los trágicos sucesos de 1968. "El 2 de octubre se produjo una balacera con hombres que traían guantes blancos en la mano y tiraron contra una multitud inerme en la que había niños, mujeres y ancianos, mucha gente en una plaza encajonada que no encontraba salida por ningún lado. Los periódicos, como The Guardian, dijeron que hubo 350 víctimas. La periodista italiana Oriana Fallaci dijo que ella había estado en Vietnam, donde antes se oía una sirena que permitía a la gente correr, pero que ésta había sido la primera vez en su vida que había visto gente armada tirando sobre una multitud inerme. Fue un gran escándalo. Yo recuerdo cuando murió Regina, una muchacha de origen alemán. Su padre fue a recoger su cadáver a la morgue y tenía a lo largo de la columna vertebral seis balas, realmente fue una masacre que se debió al miedo del gobierno. Lo que pasó en Tlatelolco fue una verdadera infamia."
EZLN, guerra sui generis
El escritor portugués recordó también la irrupción en el escenario mexicano del EZLN, que mantiene una "guerra sui generis" con el Estado mexicano y que después de estos años ha logrado reconocimiento "sin disparar un solo tiro".
Saramago pidió a Poniatowska explicara la relevancia de que en la única ocasión en que los indígenas han tenido acceso a la tribuna del Congreso mexicano interviniera una mujer, la comandanta Esther.
Poniatowska respondió: "Las mujeres indígenas en Chiapas siempre han sido maltratadas y olvidadas; la mayoría de ellas son muy pobres, casi miserables.
''La miseria de los indios nos acogota, pero a las mujeres les va mucho peor. Las mujeres que entraron en el EZLN tuvieron muchísimas dificultades, siguieron a una comandanta muy chaparrita, más chaparrita que yo, la comandanta Ramona, y pidieron el derecho de no ser entregadas, como es la costumbre, a casa de los suegros, donde si venía el pretendiente eran cambiadas por un garrafón de alcohol pésimo.
''Ahora las mujeres levantan la voz y deciden cuántos hijos quieren tener; quieren ser dueñas de su cuerpo y escoger a su hombre. La situación de la mujer era terrible, por eso, que una mujer sea escogida para hablar en el Congreso ha estado muy bien, y además lo ha hecho muy conmovedoramente.
''Creo que es algo que a todas las mujeres y a todos los hombres, incluso a los diputados del PRI y del PAN, nos conmovió tremendamente".
Saramago hizo referencias y provocaciones respecto de la novela galardonada, pero ella, posiblemente abrumada por los elogios y los aplausos, afirmó: "En la novela hay una definición muy hermosa de lo que es el universo, de lo que es nuestra galaxia; desde luego no la voy a encontrar... Así que no la voy a repetir. Además, me siento, como decimos en México, achicopalada, chiviada de estar hablando de mi libro como un merolico que está vendiendo pomada para los callos".
-Pero no tiene nada de malo hablar de tu libro, de tu creencia, de lo que tú piensas -intervino Saramago.
-A mí lo que de verdad me duele es que la gente tenga que comprar los libros; yo quisiera que los regalaran -continuó Poniatowska.
-Te sugiero que devuelvas el premio a Alfaguara, que te lo cambie en libros y te los lleves. -Bueno, quizá lo haga y me los lleve a México, cargados en la espalda, como la campesina que llevaba a sus espaldas el haz de leña de la anécdota de Rosario Castellanos.