LETRA S
Mayo 3 de 2001 
Test, testículos, testigos del placerls-revision
Para examinar tus testículos, tómalos suavemente entre tu pulgar e índice y
cuidadosamente recorre la superficie de arriba a abajo y de enfrente hacia atrás.
CARLOS BONFIL

 

El área genital, la región más vulnerable del hombre, la más protegida en deportes y gimnasios, es al mismo tiempo la menos conocida, la que jóvenes y mayores más aprecian y a la que menos procuran las atenciones indispensables. En esta región el tótem evidente es el pene, pero la maquinaria que lo anima, su depósito energético por excelencia, son los testículos, símbolos de virilidad y de potencia. Los testículos son desde la antigüedad emblemas del honor viril, al punto que cuando un hombre empeñaba para algo su palabra, añadía el gesto de tomarse con la mano los genitales como garantía de su compromiso. Los testículos eran así los testigos de su pacto, de ahí su procedencia etimológica latina: testiculus. Las también llamadas "joyas de la familia", por el preciado líquido vital que producen y por su función reproductora, son dos glándulas ovales recubiertas de una membrana llamada escroto, bolsa arrugada hecha de piel, nervios y vasos sanguíneos, con una capa intermedia de grasa tan fina (casi tanto como el párpado) que se vuelve ultrasensible al tacto, fácilmente excitable, y conductora eficaz de variaciones térmicas. Los testículos requieren de una temperatura idónea para la producción y óptima conservación del esperma y las hormonas. Por ello, al contacto del frío (la intemperie, una piscina, una ducha helada), se contraen de inmediato y buscan refugio en una región superior más cálida, mientras el calor de una tina, una playa, o el relajamiento durante un escarceo sexual, favorecen su dilatación placentera.

ls-revision2Hágalo usted mismo

Entre los 18 y 40 años, preferentemente, el varón corre el riesgo de padecer una de las mayores amenazas para su salud, el cáncer de los testículos. Detectado a tiempo, el padecimiento es fácilmente controlable, con un nivel de remisión de casi 100 por ciento. Como el cáncer de mama en las mujeres, el padecimiento testicular es prevenible mediante un simple examen manual que cada individuo puede practicar en su propia casa. Lo que se precisa identificar es cualquier protuberancia sobre la superficie del testículo (no del escroto), mediante un test muy sencillo. Se procura el relajamiento de los testículos con el contacto de agua tibia, por ejemplo, y luego se toma uno de ellos, como si se tratara de un huevo, entre los dedos pulgar e índice para valorar en una lenta rotación su superficie, la cual debe estar siempre lisa y libre de protuberancias. Es importante recordar que en la parte trasera del testículo existe un saliente natural (el epididimio) que no es necesario tomar en cuenta durante el examen. Ante la detección de cualquier anormalidad en la superficie de la glándula conviene consultar a un médico, sin esperar a que la "bolita" disminuya, crezca, o desaparezca. Hay personas mayormente propensas a este padecimiento, en particular aquellas que durante la infancia tuvieron retenido un testículo al que hubo que hacer descender mediante una intervención quirúrgica. Sin embargo, el riesgo existe para todos los varones y una auscultación mensual es altamente recomendable. En efecto, los tumores en los testículos son casi siempre cancerosos. La detección temprana permite extirpar el tumor, y en ocasiones el mismo testículo, antes de que el padecimiento se disemine. La mayoría de los cánceres testiculares se detectan sin embargo muy tardíamente, y esto debido al escaso conocimiento que tiene el varón de cómo funcionan sus genitales.

ls-testiculosDolorosa abstinencia

Existen otras afecciones testiculares que suelen provocar molestias innecesarias. Una de ellas es la llamada varicocele, o inflamación de las venas en el cordón espermático. Se trata de un congestionamiento en el nivel superior de los testículos que al tacto sugiere un enredijo de angulas. Es levemente doloroso y a largo plazo puede provocar impotencia. Una intervención quirúrgica resuelve el embrollo y devuelve al área su fisonomía original. Otro padecimiento es el llamado hidrocele o saturación de agua en la bolsa del escroto. Aquí también se requiere de una operación que ponga fin a la disfunción, pues el procedimiento de drenar el área sólo representa un paliativo y el problema se presenta nuevamente a corto plazo.

El dolor en el área es a menudo una falsa alarma. Los testículos pueden doler por afecciones muy menores, por infecciones como la epididimitis (inflamación del epididimio) fácilmente atendibles con antibióticos, o por simples traumatismos locales. Un golpe, una patada, una posición incómoda durante el coito, un accidente de gimnasio, un exceso en la manipulación erótica, una torsión testicular, todo esto puede provocar dolor durante varias horas o incluso días. La larga persistencia de una molestia local es el único motivo de alarma y de consulta médica. Existe también el dolor continuo provocado por una abstinencia sexual prolongada, una afección que se creía afectaba singularmente a monjes y sacerdotes, hasta recientes revelaciones sobre la intensa actividad sexual de estos últimos. De todos los dolores, éste último es el más remediable. Al respecto los médicos concluyen con un dejo de ironía: el paciente sólo tiene que tomar el asunto en sus propias manos, y remediarlo.

 

Robert E. Penn, The Gay Men's Wellness Guide. Henry Holt, New York, 1997.

Wolfe, Daniel. Men Like Us. The GMC Complete Guide to Gay Men's Sexual, Physical, and Emotional Well-being. Ballantine Books, New York, 2000.