viernes Ť 4 Ť mayo Ť 2001
Silvia Gómez Tagle
PRD: falsos debates y nuevos pactos
Hace meses fue precisamente Cuauhtémoc Cárdenas quien empezó a hablar de la refundación del PRD, pero en verdad esa inquietud rondaba desde hace mucho en la mente de los militantes de las diversas corrientes. Cárdenas sostiene con razón que lo importante es un debate de ideas y no de posiciones con el propósito de ganar espacios de poder. Sin embargo, en la realidad en los meses que antecedieron al congreso celebrado en Zacatecas entre el 24 y el 28 de abril, se perfilaron alineamientos políticos en algunos casos autodefinidos como "corrientes". Ciertamente el asunto va más allá del nombre, tiene que ver con formas distintas de entender el partido y para medir las fuerzas de los diferentes grupos con vistas a una futura renovación de la dirección nacional.
Los debates ficticios se ganaron o se perdieron por expresiones de un auditorio que actuó por simpatía o lealtad, sin prestar mucha atención al contenido de los discursos que estaban a debate. Eso ocurrió el primer día, cuando fueron abucheados algunos dirigentes y otros aclamados, en un estilo que no correspondía a la dinámica de un congreso al que asistieron más de 2 mil delegados acreditados para "el debate de ideas". Inclusive, cabe la duda de si los abucheadores eran delegados acreditados o simples asistentes espontáneos.
Es importante reconocer que los métodos propuestos por la Comisión para la Reforma del Partido dieron buenos resultados, ya que el debate se limitó a los documentos previamente discutidos y registrados, sin coartar la libertad de los delegados a participar; y las sesiones plenarias se desarrollaron con un orden aceptable, evitando dejar para las tres de la madrugada las decisiones más importantes, como había ocurrido en congresos anteriores. Sin embargo, en el futuro hay que tomar en cuenta que la presencia de gran cantidad de militantes (sin acreditación) y observadores entorpece notablemente los trabajos de una asamblea de por sí tan complicada, tan sólo por el número de participantes.
Los debates reales comenzaron el miércoles con uno de los temas más publicitados: la relación con Fox y su gobierno (línea política). La disyuntiva entre negociar o no negociar con las fuerzas políticas que hoy están en el poder parece un poco absurda. Un partido que opta por la lucha democrática en el marco de la Constitución, que gobierna en varias entidades de la República y cuenta con una representación importante en el Congreso de la Unión tiene que negociar con otras fuerzas políticas. De hecho ése es el meollo de la democracia: la negociación de fuerzas políticas diversas que pueden llegar a acuerdos puntuales sin perder su identidad propia. Ahora que en México por fin se vive una transformación del sistema político en el que el Presidente y su partido ya no son quienes deciden todo por sí solos, la participación del PRD en las negociaciones políticas es fundamental para garantizar que se tomen en cuenta los intereses de las mayorías y se den soluciones a los problemas de la gente. Pero también es cierto que un partido que se define de izquierda tiene que definir un proyecto propio y diferenciarse con toda claridad de Fox y del PAN. El debate fue de matices y sirvió para medir fuerzas; Imanol Ordorika insistió en que se dijera explícitamente que los acuerdos no podrían ser de "largo plazo ni estratégicos" (cosa que nadie realmente había planteado), mientras Jesús Zambrano defendió la necesidad de llegar a los acuerdos con otras fuerzas políticas para avanzar en la transición democrática. Finalmente, las dos posiciones fueron aprobadas por mayoría, ya que podían ser complementarias; sin embargo, sería interesante conocer el número exacto de votos a favor de cada una.
Otros debates importantes tuvieron que ver con el nuevo carácter de los comités de base, con las cuotas de género en puestos de dirección y candidaturas, con la creación de un consejo político, entre muchas otras que habría que analizar con mayor cuidado, para evaluar el impacto de los cambios efectuados en el PRD y poder contestar con seriedad a la pregunta: Ƒel PRD está en camino de su refundación?
No obstante, dos cosas quedaron claras, a mi manera de ver muy positivas para la consolidación de la institucionalidad democrática en el partido: a) el voto de los delegados no siguió los lineamientos de las corrientes, sino que favoreció posiciones tanto de unos como de otros grupos, según el tema que estaba en el debate; y b) se asumió el firme compromiso de proseguir la discusión de los principios y del programa convocando a una Asamblea Nacional Programática. Esto pone en evidencia la madurez de los delegados al sexto Congreso Nacional y la independencia de sus opiniones para construir un futuro más sólido.